Un guía turístico sevillano se enfrenta a 9 años de cárcel por «sodomizar» y abusar de 3 chicas de EEUU
El acusado, responsable de la agencia Discover Excursions, será juzgado a partir del día 27 en la Audiencia Nacional
En 2015 estuvo envuelto en la muerte de otra joven que cayó del balcón de su casa
El responsable de una empresa de viajes de Sevilla que ejercía como guía turístico se enfrenta a nueve años de cárcel por presuntos delitos sexuales contra tres estudiantes norteamericanas en viajes a Marruecos y Portugal. El acusado, que habría «sodomizado» a una joven y abusado de otras dos, será juzgado el lunes que viene en la Audiencia Nacional.
El procesado es Manuel Gerardo B. V., responsable de la empresa Discover Excursion, cuya sede social coincide con la de la sociedad mercantil Voodoo Travel, de la que era administrador y socio único. La primera violación tuvo lugar en Tánger. Según el escrito de acusación de la Fiscalía, el acusado fue guía principal en un viaje contratado en 2013 para visitar varias localidades del norte de Marruecos.
La última noche antes de regresar a España, se acercó a tres mujeres en un hotel de Tánger. Todas formaban parte de la expedición y compartían habitación. Una de ellas, la víctima, era una joven norteamericana de 19 años que cursaba un programa de estudios en Salamanca. Tras volver de las excursiones del día, se encontraban tomando una cerveza en la terraza del bar del hotel. Cuando iban a pedir otra ronda, el guía turístico les sugirió tomar champán con ellas en su habitación y éstas accedieron. Una vez allí, encargó la bebida al servicio de habitaciones y les sirvió él mismo las copas. Después les propuso un juego (verdad o atrevimiento) y las retó a quitarse las camisetas. Ellas se negaron, pero, aún así, él se quitó todas sus prendas excepto la ropa interior.
Según el escrito provisional de acusación, la víctima empezó a sentirse «muy cansada y se quedó dormida» mientras sus amigas hablaban con el acusado encima de las camas. Al despertar, estaba sola. Fue al baño, pero al abrir la puerta vio a sus amigas en la ducha con el acusado, ellas en camiseta y él en ropa interior, así que volvió a salir. Luego, cuando al fin pudo acceder al baño, el procesado entró tras ella y la empujó, cayendo al suelo y quedando ella «inconsciente», por lo que aprovechó para violarla. La víctima se despertó después «con heridas en las rodillas» y «con el convencimiento de haber sido drogada y sodomizada» por el fuerte dolor que sentía en partes de su cuerpo.
Más víctimas en un viaje a Portugal
Cinco años después, en unas jornadas en la Universidad de Florida celebradas en 2018, la joven mencionó lo ocurrido en aquel hotel de Tánger. Dos de las asistentes relataron que en un viaje con la misma agencia habían sufrido una «experiencia similar», también con el acusado como protagonista. Esta confesión fue el «detonante» que la llevó a denunciar los hechos ante el cónsul general de España en Miami en marzo de 2018. También contó lo sucedido en varias entrevistas en televisión.
Según la Fiscalía, el episodio con las otras dos víctimas, de entonces 20 y 23 años, tuvo lugar en mayo de 2017. Dos alumnas norteamericanas del campus internacional de la Universidad de Florida en Valencia contrataron un viaje con Discover Excursion y fueron a Lagos, en El Algarve (Portugal), con un grupo de 80 jóvenes.
De nuevo en la madrugada del último día, el acusado les regaló unos tiques de bebida en un bar y las animó a asistir a una fiesta en su habitación del hotel, pero al llegar vieron que allí no había nadie más. Les preguntó si se podía poner más cómodo y se quedó en ropa interior. Luego les preguntó sobre sus experiencias sexuales y les propuso, de nuevo, jugar a verdad o atrevimiento. A modo de reto, les preguntó si besarían a su guía turístico y ambas le dieron un beso en la mejilla. Como insistió, se vieron obligadas a darle un «beso superficial» en los labios.
Sentado en la cama, el inculpado les pidió que bailaran para él y luego les propuso «un baile más sexual, encima de él», a lo que ellas se negaron. El procesado las puso de espaldas, con las manos en una mesa y, agarrándolas de las caderas, les dijo que se quitaran los pantalones. Ambas dijeron que no.
De pronto, sujetó a una de las chicas de su mano derecha y otra de su mano izquierda, inmovilizándolas en un rincón de la habitación. Una de ellas intentó zafarse y dijo que se quería ir, pero el acusado le respondió que no se fuera, que le había «puesto a tono». Volvió a insistirle en que le diera un beso, cogiéndole la mano y colocándola en sus genitales.
La otra chica insistió en marcharse y el encartado le dijo que dejara a su compañera en la habitación para «terminar lo que había empezado». Ella se volvió a negar, asegurando que se irían las dos juntas. Abrió la puerta y avisó al guía de que, si hacía algo, se escucharía. El acusado soltó a la otra joven y ambas abandonaron la habitación, pasando la noche en el dormitorio de otros compañeros de viaje por «temor» a que el acusado las localizara. Las víctimas denunciaron los hechos a su vuelta a España, un día después.
Fueron varias chicas más las que denunciaron haber sido agredidas sexualmente por el empresario turístico, aunque luego no siguieron adelante con el proceso judicial.
Según la legislación vigente en aquel entonces, antes de la Ley del sólo sí es sí, los hechos son constitutivos de un presunto delito de agresión sexual (violación) y dos presuntos delitos de abusos sexuales por los que la acusación pide nueve años de cárcel, tres órdenes de alejamiento, ocho años de inhabilitación para la profesión de guía turístico y tres indemnizaciones: una de 40.000 euros a la primera víctima y dos de 1.500 euros a cada una de las otras dos chicas.
Una muerte sospechosa
El guía turístico ya estuvo relacionado con la muerte de otra estudiante norteamericana en verano de 2015. Lauren Bajorek, de 21 años, murió al caer de la terraza de la casa del acusado, desde un octavo piso. La Policía descartó el suicidio. La joven había salido de fiesta por Sevilla para celebrar su cumpleaños y acabó con otra amiga en el domicilio del empresario turístico, situado en la plaza El Juncal. Ambas estaban «muy ebrias».
Según el informe policial que recoge Diario de Sevilla, el acusado, que iba «bastante sobrio, se las llevó a su casa con la justificación de tomar la penúltima copa, si bien, a juicio de esta instrucción, la intención era mantener relaciones sexuales con alguna de ellas».
La joven se metió en un jacuzzi que había en la terraza y el acusado se quedó dentro de la vivienda con la otra chica. Era evidente que Lauren Bajorek estaba «muy bebida» y tenía «problemas para mantener el equilibrio corporal». La investigación concluyó que la muerte fue accidental y el caso fue sobreseído en lo penal, pero el empresario turístico fue condenado a pagar cerca de 74.000 euros como responsable civil de la muerte de Lauren Bajorek, que se encontraba «al borde del coma etílico» cuando cayó por el balcón.
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