Crimen de Alcalá la Real

Los forenses concluyen que el asesino de Alcalá es un «psicópata»: «Durmió plácidamente en el calabozo»

Los informes determinan que la niña de 14 años murió estrangulada y fue violada en vida

El acusado, que se enfrenta a prisión permanente revisable, reconoce haber hecho "una cosa increíblemente estúpida"

Agentes de la Guardia Civil acompañan al detenido por el crimen de Alcalá la Real. (Foto: EFE)
Agentes de la Guardia Civil acompañan al detenido por el crimen de Alcalá la Real. (Foto: EFE)
David García de Lomana

Los forenses encargados de la autopsia de Khawla, la niña de 14 años asesinada en Alcalá la Real (Jaén) en 2022, han señalado que la menor murió estrangulada y fue violada antes de fallecer. Los exámenes al acusado, autor confeso del crimen, determinaron que se trata de una persona que padece un «trastorno antisocial de la personalidad», lo que lo define como un «psicópata».

«Es su manera de ser, no es una enfermedad. Sabía perfectamente lo que estaba haciendo, que estaba mal y las consecuencias que tenía, y a pesar de todo le dio igual y siguió adelante», ha declarado en la Audiencia de Jaén una de las dos forenses encargadas de realizar el referido examen.

Ambas han recalcado que el acusado, Nazzaryn N. N., nacido en República Dominicana y con 22 años a fecha de los hechos, «no mostró ni arrepentimiento ni culpa», lo que evidencia su «falta de empatía» y la creencia de que «sus intereses están por encima de los demás». A estos rasgos de la personalidad, los forenses han añadido su «poca tolerancia a la frustración» y el ser una persona que «quiere vivir según sus propias normas y hacer lo que le apetece cuando le apetece», por lo que «le daba igual ir a la cárcel».

También han destacado que las personas diagnosticadas con problemas de conducta en la infancia por trastorno antisocial de la personalidad muestran «mucha frialdad afectiva», «son manipuladoras» y «anteponen sus intereses a los demás».

En esta línea, la forense encargada de hacer la primera valoración del acusado, pocas horas después del crimen, ha apuntado que encontró al autor confeso en el calabozo, «dormido plácidamente y tranquilo», hasta el punto de que «se molestó y se quejó por haberlo despertado».

Al igual que sus compañeros forenses, ha resaltado la poca colaboración que mostró el acusado, que ante preguntas relacionadas con el caso se limitaba en todo momento a contestar con un escueto «sin comentarios». «Hagan ustedes su trabajo», se remitía a decir a los guardias civiles que llegaron al lugar de los hechos y que le preguntaron por la ubicación del cadáver.

Por otro lado, la autopsia, tal y como han explicado los forenses al jurado popular que juzga el caso, confirmó que la menor falleció como consecuencia de «una asfixia mecánica por estrangulación». La víctima perdió el conocimiento a los 30 segundos de que Nazzaryn ejerciera presión sobre su cuello, si bien su muerte «agónica» tardó entre cuatro y cinco minutos en llegar.

Asimismo, los peritos forenses han determinado que la menor fue violada, y en base a los signos de vitalidad de las lesiones se puede establecer que la agresión sexual tuvo lugar en vida y no una vez muerta, tal y como sostienen el acusado y su defensa, que buscan así sustituir este delito por el de profanación de cadáver.

Tanto la Fiscalía como la acusación particular piden prisión permanente revisable para el acusado, además de 15 años de cárcel por agresión sexual. A ello se suma una indemnización de 480.000 euros para la familia de la víctima. Por su parte, la defensa solicita una pena de cuatro años de cárcel por homicidio imprudente y otros cinco meses de prisión por profanación de cadáver.

El acusado pide perdón

El acusado ha tomado la palabra al final del juicio para pedir perdón tanto a la familia de la menor como a la suya propia por haber hecho «una cosa increíblemente estúpida y peligrosa».

Cabe recordar que durante su declaración de este pasado lunes ni se mostró arrepentido ni pidió perdón, pero este miércoles, cuando el magistrado que preside el tribunal con jurado le ha ofrecido la posibilidad de añadir algo a todo lo dicho, el acusado sí ha querido tomar la palabra: «Sólo quiero pedir perdón, primero a mi familia y a mi madre, a la que he hecho sufrir mucho, y especialmente a la familia de Khawla, a su madre y a su hermano. Nunca fue mi intención hacerle daño, pero hice una cosa increíblemente estúpida y peligrosa y me arrepiento muchísimo. Lo siento, de verdad. Eso es todo», ha zanjado Nazzaryn, que seguidamente ha sido conducido a prisión.

Los nueve miembros que conforman el jurado -cinco hombres y cuatro mujeres- están citados este jueves, a las 10:00 horas, para recibir el objeto del veredicto, un cuestionario elaborado por el magistrado presidente al que deberá contestar el tribunal popular y que pondrá nombre a los delitos por los que presumiblemente será condenado.

Cuando reciban el objeto del veredicto, los miembros del jurado deberán entregar sus móviles y retirarse a deliberar hasta que respondan todo el cuestionario. Una vez se lea el veredicto y ya en sentencia, será el magistrado presidente el que decida la pena en virtud de lo estimado por el jurado y de la petición realizada por las diferentes partes.

«Si sale de prisión, lo volverá a hacer»

En la fase de informes, la fiscal se ha dirigido al jurado para pedir a sus miembros que «no les tiemble el pulso» a la hora de emitir un veredicto de culpabilidad para el acusado, porque «si saliera de la cárcel probablemente volvería a hacer lo mismo».

De hecho, tal y como ha recordado la acusación particular, Nazzaryn ya fue condenado cuando tenía 15 años por intentar agredir sexualmente a una mujer, y tras la muerte de Khawla se le encontraron archivos de pornografía infantil en una carpeta digital bajo el nombre ‘para comercializar’, aunque ninguna de estas dos cuestiones forman parte de la causa que se ha enjuiciado en la Audiencia de Jaén, y así lo ha hecho constar la defensa.

Durante los informes finales, la fiscal ha incidido en que la muerte de Khawla no fue accidental por aceptar someterse a un juego de asfixia, como sostiene el acusado. «No es posible matar a una persona por asfixia sin querer y sin darse cuenta», ha recalcado el Ministerio Público.

Además, ha defendido que se trató de un asesinato alevoso puesto que «la menor no tuvo ninguna posibilidad de defenderse» y el acusado ejerció «una anulación completa» de cualquier posibilidad de defensa.

«Fue una trampa para ella: la metió en la boca del lobo y no tenía ninguna escapatoria», ha subrayado la fiscal, que ha puesto el acento en que la niña, tal y como han explicado los forenses, tuvo una muerte «agónica» a manos de una persona que era «plenamente consciente de lo que estaba haciendo y a la que no le importaban las consecuencias de sus actos». «La actitud del acusado le costó la vida a una niña de 14 años. Quiero pedirles que no les tiemble el pulso. Si saliera de la cárcel probablemente volvería a hacer lo mismo», ha concluido.

Por su parte, el abogado de la acusación particular ha mantenido que lo ocurrido aquel 15 de febrero de 2022 fue «un crimen asqueroso» que responde a un plan deliberado. «Este señor, bajo un plan premeditado, asesinó a aquella niña y lo hizo tras haberla violado», ha señalado el abogado de la familia, que ha definido al acusado como «un auténtico psicópata de manual».

Por último, la defensa ha pedido al jurado «un veredicto proporcional» y ha rechazado que en la muerte de la menor concurra una premeditación alevosa. Para la representación letrada del acusado, lo ocurrido se corresponde con un delito de homicidio imprudente, considerando la violación como un delito de profanación de cadáver, ya que alega que se produjo cuando la menor ya había muerto.

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