Esta cueva a menos de una hora de Murcia tiene historia: una leyenda medieval y restos humanos de hace 400.000 años
Esta cueva ha sido testigo de hallazgos paleontológicos significativos
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La Cueva Negra del Estrecho del Río Quipar es un refugio natural situado bajo un acantilado en la provincia de Murcia, que ha sido testigo de hallazgos paleontológicos y paleolíticos notables. Estos descubrimientos, que datan del Pleistoceno Medio hace aproximadamente 400.000 años, ofrecen una fascinante ventana al pasado. Entre los restos encontrados se incluyen tres huesos y seis dientes humanos, que se cree pertenecieron al Homo heidelbergensis, una especie ancestral directa del Hombre de Neanderthal. Estos descubrimientos arrojan luz sobre la evolución humana.
El Homo heidelbergensis, una especie ya extinta del género Homo, se originó hace más de 600,000 años y persistió hasta hace al menos 200,000 años, durante el período del Chibaniense, en el mediados del Pleistoceno. El nombre científico de esta especie se deriva de su descubrimiento inicial en la ciudad de Heidelberg, Alemania, lo que sugiere que fueron los primeros miembros del género Homo en habitar las estepas del centro y norte de Eurasia.
Cueva Negra del Estrecho del Rio Quípar en Murcia
La Cueva Negra del Estrecho del Río Quípar es un enclave natural ubicado en el altiplano del noroeste de la Región de Murcia. Situada a 780 metros sobre el nivel del mar y a 40 metros sobre el cauce del Río Quípar, este abrigo rocoso ha capturado la atención de arqueólogos desde su descubrimiento en el año 1981. Entre los hallazgos encontrados se destacan herramientas rudimentarias elaboradas sobre lascas de piedra y restos óseos de animales, incluyendo algunas especies extintas.
Aunque inicialmente se creía que el yacimiento pertenecía al último periodo glacial, que tuvo lugar hace unos 50.000 años, investigaciones más recientes han demostrado que su antigüedad es mucho mayor. Se calcula que la formación de la cueva ocurrió hace más de un millón de años, en rocas que se originaron durante el Mioceno, en el lecho del antiguo «Mar de Tetis». Posteriormente, durante el Plioceno o al inicio del Pleistoceno, estas rocas emergieron, dando lugar al paisaje actual.
El depósito sedimentario en la cueva revela una rica historia geológica, con evidencia de procesos kársticos responsables de la formación del abrigo. La presencia de sedimentos sugiere que en el pasado, un pantano en el terraplén del Río Quípar se encontraba al mismo nivel que la cueva y era periódicamente invadido por el agua, transportando sedimentos desde el exterior.
El descubrimiento de restos humanos, incluyendo un diente permanente inferior, ha añadido un componente humano intrigante a la historia de la Cueva Negra. Estos restos exhiben características típicas del Homo heidelbergensis y el Homo neanderthalensis, lo que indica una ocupación humana significativa en el pasado. Sin embargo, la naturaleza del sitio, afectada por actividades humanas más recientes, presenta desafíos en la interpretación precisa de los hallazgos arqueológicos.
Hallazgos
Los descubrimientos en la Cueva Negra del Estrecho del Río Quípar revelan una rica diversidad de artefactos líticos y restos paleontológicos que arrojan luz sobre la actividad humana en la región hace aproximadamente un millón de años. Entre los hallazgos más destacados se encuentran:
- Un conjunto de herramientas líticas, incluyendo un bifaz achelense y una chopping tool elaborados con piedra caliza, que se sitúan entre los artefactos más antiguos de Europa. Además, se han encontrado unas 200 raederas y lascas, medio centenar de percutores, y numerosos fragmentos y restos de talla, lo que sugiere una actividad humana significativa en la zona.
- Restos de macrofauna que incluyen proboscídeos, macacos, osos, hienas, linces, équidos, jabalíes, corzos, gamos, bisontes, entre otros. Destacan especies como el rinoceróntido Stephanorhinus etruscus y el cérvido gigante Megaloceros novocarthaginiensis, proporcionando una ventana única a la fauna del Pleistoceno.
- Vestigios de una hoguera ancestral, posiblemente el hogar más antiguo de Europa. Según Mariano López, uno de los principales arqueólogos que lideró la excavación en 2013, estos restos arrojan luz sobre las prácticas de fuego de nuestros antepasados.