Santoral

¿Qué santos se celebran hoy, sábado 14 de junio de 2025?

santos 13 junio
San Eliseo.
Blanca Espada

¿Qué santos se celebran hoy, sábado 14 de junio de 2025?  En este día, como los demás del año, la Iglesia Católica celebra a varios santos que destacaron por una entrega radical que los convirtió en referentes de fe y de valor. Personas que, en contextos muy distintos y muchas veces adversos, decidieron mantenerse firmes en sus convicciones espirituales hasta el final.

Algunos fueron profetas que hablaron en nombre de Dios y obraron milagros, como Eliseo, cuya vida quedó grabada en las páginas del Antiguo Testamento. Otros, como Valerio y Rufino, abandonaron su vida acomodada para abrazar una fe que los condujo directamente al martirio. Y en la Córdoba del siglo IX, un nutrido grupo de cristianos desafiaron la islamización creciente. Sus historias no sólo nos hablan de sacrificio, sino también de esperanza, de compromiso y de una espiritualidad que atraviesa el tiempo. Conozcamos ahora los detalles de sus vidas, además de enumeraros al resto de santos que celebramos en este día.

San Eliseo

Eliseo, cuyo nombre significa Dios es mi salvación, es uno de los grandes profetas del Antiguo Testamento. Su historia está envuelta en un ambiente de fuerza, fe y milagros. A diferencia de su maestro Elías (solitario y de carácter incendiario), Eliseo fue un líder comunitario, un hombre que no sólo habló con Dios sino que actuó con poder para ayudar a su pueblo. Su vida nos ha llegado a través del Segundo Libro de los Reyes, y su figura sigue siendo reverenciada tanto en el judaísmo como en el cristianismo y el islam.

Era un hombre sencillo, pastor y labrador en Abel-mehola, hasta que Elías lo encontró arando la tierra con doce yuntas de bueyes. En un gesto cargado de simbolismo, Elías le echó su manto encima y siguió su camino. Eliseo entendió de inmediato la llamada. Sacrificó sus bueyes, quemó el arado para hacer una hoguera y ofreció una comida de despedida antes de seguir a su nuevo maestro. Desde entonces, se convirtió en su discípulo y, finalmente, en su sucesor. No heredó solo el puesto, sino también el espíritu y la fuerza de Elías.

Eliseo realizó milagros: purificó el agua envenenada de Betel, resucitó al hijo de una mujer sunamita, multiplicó el aceite de una viuda necesitada, hizo flotar el hierro en el Jordán y curó de lepra a Naamán el sirio. Pero también fue un hombre que no toleró la burla: cuando unos niños se mofaron de su calvicie, Eliseo los maldijo y, según la Biblia, dos osos salieron del bosque y mataron a cuarenta y dos de ellos. Su historia es la de un profeta lleno de poder, temido y venerado, que vivió con intensidad su misión hasta más allá de la muerte: según las Escrituras, un muerto volvió a la vida al tocar sus huesos.

San Valerio y Rufino

En tiempos del Imperio romano, abrazar el cristianismo era una decisión que podía costar la vida. Para Valerio y Rufino, recaudadores de impuestos en Soissons, esa elección marcó un antes y un después. Fueron hombres comunes, funcionarios del sistema, pero en un momento dado su vida dio un giro radical: aceptaron la fe cristiana y con ella, el riesgo de ser perseguidos. Su historia refleja bien el drama de tantas personas que, en los primeros siglos del cristianismo, encontraron en la fe una razón más fuerte que el miedo.

Según la tradición, tras su conversión fueron denunciados y perseguidos por Rictius Varus, un alto funcionario del poder romano. Intentaron esconderse, pero fueron capturados. Lo que siguió fue un proceso brutal de tortura y humillación, que culminó con su decapitación en el camino de regreso a Soissons. Su sangre, como la de tantos otros mártires, se convirtió en semilla de vida nueva para la comunidad cristiana que comenzaba a crecer con fuerza, incluso en medio de la persecución.

Mártires de Córdoba

Quizá uno de los episodios más complejos y conmovedores de la historia de la santidad en España sea el de los Mártires de Córdoba. Entre los años 850 y 859, cerca de cincuenta cristianos mozárabes fueron ejecutados por no renegar de su fe en un contexto dominado por la ley islámica del Emirato de Córdoba. Algunos de ellos buscaron deliberadamente el martirio, presentándose ante las autoridades para proclamar que Mahoma no era profeta de Dios. Otros fueron delatados o descubiertos practicando el cristianismo en secreto. Todos ellos murieron con la misma firmeza.

Detrás de estos hechos estaba el clérigo Eulogio de Córdoba, gran impulsor del movimiento. Él y su amigo Álvaro creían que los cristianos estaban viviendo un tiempo de apostasía silenciosa, y que solo el martirio podía sacudir las conciencias y revitalizar la fe. Aunque la jerarquía eclesiástica mozárabe no siempre apoyó estos actos (y algunos obispos incluso los condenaron por provocar voluntariamente la muerte), la historia recogida por Eulogio dejó un legado espiritual de enorme profundidad.

Cada uno de estos mártires tiene un nombre, una historia. Flora y María, dos jóvenes hijas de matrimonios mixtos, se entregaron juntas al martirio. Isaac, culto y refinado, renunció a su cargo en la administración para abrazar la vida monástica, y murió tras un debate público en el que condenó al islam. San Eulogio fue ejecutado por esconder a Santa Leocricia, una joven musulmana convertida. Y como ellos, muchos otros (jóvenes, ancianos, mujeres y hombres9 eligieron la muerte antes que renegar de Cristo.

No fue un movimiento popular, como han señalado varios historiadores, sino más bien una reacción de las élites cristianas que veían cómo la islamización se llevaba consigo la identidad cultural y espiritual que habían heredado. En sus escritos, Eulogio compara su situación con la de los primeros cristianos perseguidos por Roma, y presenta a Córdoba como una nueva Babilonia en la que la única forma de testimonio verdadero era el martirio. Aunque esta interpretación ha sido matizada con el tiempo, lo cierto es que su legado permanece.

Otros santos que se celebran el 14 de junio

Junto a los mencionados, este 14 de junio celebramos también a los siguientes santos:

  • san Proto de Aquileya
  • san Fortunato de Nápoles
  • san Eterio de Vienne
  • san Metodio de Constantinopla

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