¿Qué santos se celebran hoy, jueves 19 de junio de 2025?
San Romualdo entre los santos que hoy se celebran
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¿Qué santos se celebran hoy, jueves 19 de junio de 2025? Como sucede durante todo el año, cada uno de los días nos sirve para recordar a los que son considerados santos por parte de la iglesia Católica. En esta jornada, celebramos a varios santos cuyas vidas fueron tan distintas como los paisajes que habitaron, pero unidos todos por una vocación común: la búsqueda de Dios en medio del mundo o desde los silencios de la soledad.
El calendario litúrgico destaca especialmente hoy la figura de San Romualdo, un reformador incansable de la vida monástica y fundador de la orden de los Camaldulenses. Junto a él, también se honra la memoria de San Deodato de Nevers, un obispo francés que supo abrazar el retiro espiritual cuando perdió la vista; San Lamberto de Zaragoza, mártir aragonés que, según la tradición, caminó tras su decapitación; y Santa Juliana Falconieri, una mujer entregada desde joven a una vida de penitencia, devoción mariana y caridad. De todos ellos vamos a conocer sus vidas al detalle a continuación, también os enumeramos al resto de santos que se celebra en este día.
San Romualdo
Nacido hacia el año 951 en Ravena, San Romualdo fue un joven noble que creció entre lujos y comodidades, pero que quedó marcado por un episodio trágico: ver a su padre matar a un hombre en duelo lo llevó a una profunda crisis de conciencia. Tenía apenas 20 años cuando decidió dejarlo todo y entrar en un monasterio, buscando una vida más pura y entregada. Sin embargo, pronto descubrió que la disciplina de aquella comunidad no era suficiente para su espíritu ascético, por lo que se retiró como ermitaño junto a un monje más anciano, Marinus.
Romualdo no sólo se contentó con su propio retiro, sino que despertó vocaciones en otros, como en Pedro Orseolo, duque de Venecia, quien renunció al poder para seguirle en la vida monástica. A lo largo de su vida, San Romualdo recorrió buena parte de Italia fundando ermitas y monasterios, integrando diversas corrientes espirituales (desde el rigor irlandés hasta el misticismo hispánico) para dar forma a una nueva manera de vivir la fe: más austera, más interior, más radical. Fundó lugares emblemáticos como Fonte Avellana y Camaldoli, origen de la orden camaldulense, cuyo carisma equilibra la vida cenobítica y la contemplativa.
Murió en el monasterio de Val di Castro en 1027, tras casi un siglo de búsqueda espiritual. Aunque su festividad original fue fijada el 7 de febrero, desde 1971 la Iglesia celebra su memoria el 19 de junio, día de su muerte. Su cuerpo reposa en Fabriano, y su brazo se venera en la catedral de Jesús. San Romualdo es uno de esos santos cuya vida es una inspiración para quienes buscan retirarse del ruido y encontrar sentido en el silencio.
San Deodato de Nevers
Deodato de Nevers, también conocido como Didier o Dieudonné, fue obispo de esta diócesis francesa a partir del año 655. Era un hombre profundamente piadoso, que impulsó la construcción de monasterios, entre ellos el de Jointures en la actual Saint-Dié, siguiendo las reglas del monacato de Columbano de Luxeuil, que después darían paso a la influencia benedictina. Su vida como obispo no fue de poder ni de lujo, sino de acompañamiento pastoral y espiritual.
Sin embargo, su historia da un giro místico tras perder la vista en torno al año 664. Lejos de quedarse encerrado en su desgracia, se retiró al bosque de los Vosgos, a un valle llamado Galilea, donde vivió como ermitaño hasta su muerte, que, según la tradición, aconteció en los brazos de San Hidulfo, obispo de Tréveris. En este retiro final, Deodato alcanzó una forma de santidad que brota del abandono confiado y la contemplación silenciosa.
La ciudad de Saint-Dié creció alrededor del monasterio que él mismo fundó, convirtiéndose en un lugar de veneración y peregrinación. Su figura no solo representa el valor del servicio episcopal, sino la capacidad de encontrar luz incluso cuando se pierde la vista física. En él, la fe fue más fuerte que la oscuridad.
San Lamberto de Zaragoza
En tierras aragonesas resuena desde antiguo la leyenda de San Lamberto, un humilde agricultor que vivió en algún momento entre los siglos IV y VIII (la cronología exacta varía según las fuentes). Su historia es de esas que se transmiten con solemnidad, pero también con asombro: siervo de un amo que renegaba del cristianismo, fue decapitado por negarse a abandonar su fe. Pero el relato no termina ahí.
La tradición afirma que Lamberto recogió su propia cabeza tras ser decapitado, y caminó tras sus bueyes hasta llegar a la tumba de los mártires de Zaragoza, donde finalmente cayó. Esta imagen, tan poderosa como simbólica, se convirtió en parte esencial de su iconografía. Fue un mártir sin púlpito, sin ejército, sin fama: solo un campesino con fe firme y pasos serenos.
El culto a San Lamberto fue especialmente fuerte en Zaragoza, donde se le venera en la iglesia de San Pablo y donde, según la tradición, brotó sangre de su mandíbula cuando el papa Adriano VI visitó la ciudad en 1522. Este prodigio quedó recogido en un paño que se conserva en la basílica de Santa Engracia. Su figura también llegó al ámbito popular gracias al cantautor José Antonio Labordeta, que le dedicó una canción llena de ironía y ternura. Hoy, su nombre está presente en el callejero zaragozano y en la memoria colectiva de una tierra que lo considera patrón de sus agricultores.
Santa Juliana Falconieri
Nacida en Florencia en 1270, Santa Juliana Falconieri fue una joven de familia noble que, desde muy pronto, sintió la llamada de una vida entregada a Dios. Sobrina de uno de los fundadores de la Orden de los Servitas de María, decidió seguir sus pasos sin abandonar su casa, como muchas otras mujeres piadosas de su tiempo. Vestían un pequeño mantel sobre la cabeza (símbolo de humildad) y llevaban una vida de penitencia, oración y obras de caridad sin necesidad de clausura.
Juliana se destacó entre todas ellas por su profundidad espiritual y su entrega. Fue considerada la fundadora de las monjas servitas, y su amor a la Virgen María y la Eucaristía fue tan grande que, en sus últimos días, ya postrada y sin poder comer, pidió recibir la hostia sobre el pecho. La tradición cuenta que la hostia desapareció milagrosamente y que murió con una paz sobrenatural en su rostro.
Falleció el 19 de junio de 1341. Su cuerpo se conserva en la Basílica de la Santísima Anunciación de Florencia, y una estatua de mármol en San Pedro del Vaticano le rinde homenaje, con la mirada dirigida hacia el altar mayor. Fue canonizada en 1737 por el papa Clemente XII, y es la patrona de todos los miembros de la Orden Servita, tanto hombres como mujeres. Su vida, lejos del ruido y del poder, nos recuerda que la santidad puede habitar en los gestos pequeños y en la entrega cotidiana.
Otros santos que se celebran el 19 de junio
Junto a los mencionados, en este día se celebra también a estos santos:
- santos Gervasio y Protasio de Milán, mártires
- santa Quildomarca o Ildemarca de Fécamp, abadesa
- beato Gerlando de Caltagirone
- beata Miguelina de Pésaro, viuda
- beatos Sebastián Newdigate, Humfredo Middlemore y Guillermo Exmew, presbíteros y mártires
- beato Tomás Woodhouse, presbítero y mártir
- santos Remigio Isoré y Modesto Andlauer, presbíteros y mártires