El Papa Francisco inicia este jueves una cumbre antipederastia sin precedentes
Este jueves arrancará en el Vaticano una cumbre antipederastia sin precedentes, que reunirá a los presidentes de todas las Conferencias Episcopales del mundo, incluido el español Ricardo Blázquez, para abordar junto al Papa Francisco el problema de los abusos sexuales a menores por parte de sacerdotes y religiosos.
El Papa Francisco pretende implantar un protocolo de actuación común en todos los obispados del mundo para prevenir estos abusos y acabar con el encubrimiento. Según estimaciones de las asociaciones de víctimas –con datos de comisiones de investigación estatales y eclesiales–, podrían ser entre 50.000 y 100.000 menores los que han sufrido maltrato físico y sexual en instituciones católicas en el mundo. En España, ni la Conferencia Episcopal ni el Estado recopilan esta información.
Las sesiones de trabajo de la cumbre antipederastia del Vaticano comenzarán el próximo jueves 21 de febrero y en todas ellas estará presente Francisco. También estarán presentes diez mujeres en representación de las órdenes religiosas femeninas, además de dos funcionarias del Vaticano. En total habrá 160 participantes. Además, participarán algunas víctimas que contarán en primera persona su historia de abusos.
El sacerdote Hans Zollner, uno de los principales organizadores de la cumbre, adelantó la semana pasada que el encuentro girará en torno a varios temas centrales: la responsabilidad de los obispos, la rendición de cuentas, la mejora de los procedimientos y la transparencia.
Además, ante el encubrimiento por parte de las jerarquías que se han probado en muchos casos como en Boston (EEUU), Irlanda, Ballarat (Australia) o Chile, gran parte de los trabajos tendrán como objetivo enseñar a los obispos los métodos y procedimientos que tienen en su mano para denunciar estos delitos. De hecho, tal y como dijo Zollner, no se trata tanto de cambiar las reglas como de maniobrar «un cambio de actitud» pues las reformas que dispuso Benedicto XVI en 2001 y en 2010 «no bastan por sí solas para tratar estos casos».
De esta manera, puso el ejemplo de la desilusión que ha generado entre los católicos de EEUU los recientes casos de pederastia como el del excardenal estadounidense Theodore McCarrick o el informe de la Corte Suprema de Pensilvania (EEUU), que reveló que más de 300 sacerdotes abusaron de niños durante las últimas siete décadas. También se refirió a las revelaciones de la Iglesia católica alemana que documentaron que entre 1946 y 2014 se contabilizaron un total de 3.677 casos de abusos sexuales a niños.
«Test de credibilidad» para la Iglesia
Por su parte, el exportavoz del Vaticano y encargado de moderar la cumbre antipederastia, el padre Federico Lombardi, ha indicado que sería «extraño» que determinadas conferencias episcopales todavía no se hubieran dado cuenta de la «gravedad» del problema de los abusos a menores y ha subrayado que la respuesta que ofrezcan a esta crisis será «un test de credibilidad para la Iglesia».
También insistió en la importancia de que los obispos lleguen a la cumbre de la próxima semana con los deberes hechos, es decir, habiéndose reunido con víctimas de abusos por parte de sacerdotes en sus respectivos países, tal y como les encargó el Papa.
La Conferencia Episcopal Española dijo en su momento que no iba a dar cuenta de esas reuniones con víctimas, aunque el secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y obispo auxiliar de Valladolid, Luis Argüello, afirmó a comienzos de este mes de febrero que la Iglesia está manteniendo «encuentros personales» con algunas de las víctimas por abusos sexuales.
De hecho, desde varios obispados de España aseguraron a Europa Press el pasado mes de diciembre que ya habían convocado a víctimas mientras que otros prelados aseguraban su «disposición» a reunirse con ellas. No obstante, el primer denunciante del caso Montserrat, Miguel Hurtado ha asegurado que los obispos españoles «no se han reunido» con él ni con las víctimas más mediáticas.
Un organismo que coordine las investigaciones
En España lo que se espera de esta cumbre es la puesta en marcha de algún organismo que coordine la respuesta de la Iglesia ante los casos de abusos y las comisiones de investigación.
El profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Europea, Pablo Martín de Santa Olalla, cree que al Papa Francisco le habrá gustado «poco o nada» la comisión que constituyó el pasado la Conferencia Episcopal Española (CEE) el pasado mes de octubre «ya que la componen, fundamentalmente, canonistas, cuando éstos deben ser solo una parte del conjunto de la comisión».
En cualquier caso, Martín de Santa Olalla ha detallado en declaraciones a Europa Press que «tampoco hay que esperar muchas más novedades» de esta reunión, ya que «la guerra abierta por parte de la Santa Sede para esclarecer los casos de pedofilia lleva década y media abierta» en referencia a los pasos dados por los últimos pontífices.
Francisco ha continuado con esta lucha, algo que se refleja en decisiones como la expulsión de Theodore McCarrick del Colegio Cardenalicio o la del cardenal australiano George Pell de su Consejo de colaboradores más cercanos.
Por su parte, el profesor de la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad de Navarra, Gerardo Núñez, considera que no hay que rebajar las expectativas en relación a esta reunión porque «sin lugar a dudas» será «un paso adelante en la lucha por erradicar esta lacra en la Iglesia».
Acciones de protesta en Roma
En paralelo a la cumbre del Vaticano, la red Ending Clergy Abuse (ECA) ha movilizado a unas 40 víctimas de estos abusos, entre ellas, dos españolas, para darse cita en Roma, contar sus casos en ruedas de prensa, llevar a cabo acciones de protesta y demandar a la Santa Sede que implemente las recomendaciones que les dio en 2014 el Comité de la ONU sobre Derechos del Niño.
Uno de los españoles que ha acudido es Miguel Hurtado, que cuando tenía 16 años sufrió abusos sexuales por parte de un monje de la Abadía de Montserrat, Andreu Soler, unos abusos que fueron encubiertos por los dos últimos abades, según ha denunciado.
Para Hurtado, el encuentro que va a tener lugar en el Vaticano convocado por el Papa es más bien «una cumbre cosmética» pues cree que «en cuatro días no se puede conseguir mucho». «Si el Papa se tomara en serio el tema de los abusos en la Iglesia hubiera organizado un Sínodo que durara dos o tres semanas», ha apostillado en declaraciones a Europa Press.
Entre las acciones que han preparado para esta semana en Roma, destacan una «gran protesta» frente a la sede de los Benedictinos en Roma y la entrega de una carta detallando cómo ha gestionado la Abadía de Montserrat el caso de Hurtado, pidiendo una investigación al Vaticano y el despido del abad.
Aunque desde el Vaticano dejan claro que el foco de este encuentro es la protección de los menores, será inevitable que también se hable de los abusos de religiosas por parte del clero. Desde la organización del encuentro reconocen que si en este encuentro se llega a un cambio de actitud, «esto también tendrá repercusiones sobre la violencia contra las mujeres y, en particular, las consagradas».
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