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Prótesis de titanio: una de las soluciones más eficaces para reconstruir la atrofia maxilar

Existe una nueva técnica para implantar una prótesis de mandíbula de manera poco intrusiva y, además, muy eficaz y con soluciones que, entre otras ventajas, tienen la inmediatez en la recuperación y la conservación de la dentadura. Debemos recordar, y no es baladí, que el proceso de masticar requiere de la acción conjunta de los dientes del maxilar superior e inferior, la mandíbula.

¿Por qué se pierden las piezas dentales? Pueden perderse de diferentes formas: caries, una enfermedad periodontal, un traumatismo o incluso como consecuencia de un tumor. El problema es que, entre otras cosas, si perdemos los dientes del maxilar superior con el tiempo desaparece también el hueso que los sustenta, el conocido como hueso alveolar.

Y sin este hueso será imposible implantar nuevas piezas dentales que sustituyan aquellas que hemos perdido. Este problema, conocido como atrofia maxilar severa, se ha solucionado a lo largo de la historia de la cirugía maxilofacial de diferentes formas.

Restituir la función del hueso alveolar

En este sentido, y dando soluciones eficaces y en línea con las técnicas más innovadoras, la Unidad de Cirugía Oral, Maxilofacial e Implantología del Hospital La Luz brinda la posibilidad de implantar una prótesis o malla de titanio a medida de cada paciente con el fin de restituir la función del hueso alveolar y, de este modo, también los nuevos dientes. Una de las grandes ventajas de esta nueva técnica de implantación es, sobre todo, la inmediatez porque el paciente recupera su dentición definitiva en muy pocos meses.

Según detalla Néstor Montesdeoca, jefe Asociado de servicio de Cirugía Oral, Maxilofacial e Implantología del Hospital La Luz, el hueso del maxilar superior, si carece de piezas dentales, pierde con el tiempo anchura, grosor y altura. Hasta el punto en el que ni siquiera las dentaduras postizas son capaces de solucionar el problema e, incluso, lo agravan. «El movimiento de esa prótesis contra los dientes de la mandíbula causa pequeños traumatismos que aceleran la desaparición del hueso», apunta el especialista.

Tratamientos para la atrofia maxilar severa

Afortunadamente, relata el especialista, existen diferentes formas de tratar la atrofia maxilar severa. En primer lugar, expone, es posible utilizar injertos de hueso del propio paciente para restituir el del propio maxilar superior. Las zonas donantes pueden ser tanto la cadera como la calota craneal, es decir, la parte exterior del cráneo. Esta técnica, aunque efectiva, tiene varios inconvenientes. Según informa el Dr. Montesdeoca, «se necesita abrir un segundo campo quirúrgico, no solo intervenimos la boca sino también la cadera o el cráneo y hace falta esperar bastante tiempo, prácticamente un año, para recuperar la dentición».

El siguiente avance, además, fue utilizar los llamados implantes cigomáticos que pueden provocar sinusitis severas. La tercera alternativa es el uso de un implante o malla de titanio que soporte el maxilar superior atrófico o directamente perdido. Esta malla está hecha de titanio por ser un material biocompatible. «Decimos que es biocompatible cuando el hueso es capaz de pegarse al titanio. El hueso vivo es capaz de crecer sobre la superficie del titanio», explica el Dr. José Luis Cebrián, jefe Asociado de servicio de Cirugía Oral, Maxilofacial e Implantología del mismo centro hospitalario.

Esta malla de titanio da soporte al labio superior, que permanece hundido cuando el maxilar se atrofia casi en su totalidad y, a su vez, restituye la anatomía del proceso alveolar. «De forma que se apoya específicamente sobre las partes del hueso maxilar que son más densas y duras para que soporten la carga», concluye el Dr. Montesdeoca. La estructura se ajusta a las medidas de cada paciente. «Nuestra unidad dispone de un escáner facial que permite obtener fotografías tridimensionales de la cara del paciente, de su estructura ósea y sus dientes», afirma el doctor Cebrián.

Fijar la malla de titanio

«La fijamos con unos tornillos también de titanio al hueso más duro del maxilar y simplemente le damos cobertura con la mucosa que hemos levantado», explica el Dr.  Cebrián. La propia malla incorpora las conexiones o «huecos» sobre las que se insertarán posteriormente las nuevas piezas dentales.

Además, tal y como recuerda, el Dr. Montesdeoca, los implantes dentales van integrados a la propia estructura de titanio. «El implante no va enterrado en el hueso. La conexión va integrada a la malla de titanio», indica. Por otro lado, la prótesis tiene cierta capacidad de osteointegración, es decir, de fijarse al hueso remanente que queda del maxilar.

Un mes después se coloca una prótesis provisional de resina

Gracias a esta prótesis el paciente puede recuperar sus dientes en un periodo muy breve de tiempo. Tal y como afirma el Dr. Néstor Montesdeoca, «no necesitamos que se integre el implante en el hueso. La rigidez proviene del propio soporte pasivo de la malla en el hueso remanente, sumado con el anclaje que hacemos con los tornillos de titanio en el hueso». Un mes después de la operación se coloca al paciente una prótesis provisional hecha de resina.

«Cuando vemos que el paciente come bien con ella puesta, la estética le gusta y comprobamos que no tiene ningún fallo estructural fabricamos entonces la versión definitiva de cerámica», indican ambos especialistas.