A Sánchez le votó Txapote, Feijóo se confundió y los españoles volveremos a votar
Teníamos muchos motivos para estar hasta el gorro de Sánchez, pero los votantes han aprobado sus pactos con Bildu, aunque tendrá complicado reeditar un gobierno frankenstein como el actual, ya que estará en manos de los siete diputados de Junts que sólo apoyarán a Sánchez a cambio de un referéndum de independencia y la amnistía de Puigdemont, amenazando con un bloqueo que nos lleve a la repetición de elecciones.
Tradicionalmente, se suele decir que aquí no se ganan las elecciones desde la oposición, sino que se pierden desde el Gobierno. Pedro Sánchez ha dado infinidad de razones para que los españoles de centro y derecha quisiéramos echarlo. Sus infinitas mentiras, su soberbia sin fin, el enfrentamiento revanchista contra todos los que opinan distinto a él, los recortes de libertades excusados por la crisis del Covid, la mala gestión económica, las subidas de impuestos, los pactos con la extrema izquierda, haber puesto en libertad a infinidad de violadores y pederastas… todos ellos son motivos para que la oposición le criticase, pero ninguno podía hacerle perder las elecciones.
El PSOE debería haber obtenido los peores resultados de su historia por las ofensas a sus propios electores de izquierdas. El eslogan «!Que te vote Txapote!» responde a una realidad que los votantes del PSOE le han querido perdonar. Aquella promesa incumplida de que «con Bildu no vamos a pactar, si quiere se lo digo 20 veces», a sus votantes no les ha importado. A los radicalizados votantes socialistas les ha parecido bien que Sánchez haya hecho que el PSOE pacte con los proetarras de Bildu y con los golpistas de ERC, aferrándose a ellos para mantenerse en el poder y que, a cambio de su apoyo, haya indultado a los golpistas, derogado el delito de sedición y rebajado el de malversación. Y lo que es más grave si cabe, que haya transferido las competencias de prisiones al País Vasco y después haya trasladado allí hasta al último de los terroristas en prisión. Al PSOE no le quedan votantes decentes a los que avergüence ver el logotipo de su partido junto al de Bildu. Con todo, el PSOE ha conseguido subir hasta 122 escaños, que hasta le dan opciones de Gobierno cediendo ante Junts, algo que en Sánchez no se puede descartar.
Con 136 escaños el Partido Popular gana las elecciones porque, con un PSOE completamente escorado a la extrema izquierda, ha recogido los votos que se le marcharon a Ciudadanos. Pero las indecisiones de un Feijóo que hasta el último momento ha estado diciendo que hablaría antes con el PSOE que con Vox, han perjudicado electoralmente a un PP que ha quedado muy lejos de lo que le pronosticaban las encuestas y no podrá formar Gobierno. Claramente, su estrategia de apelar al voto útil ha beneficiado a la izquierda y ha tenido como consecuencia que VOX baje hasta los 33 escaños, que sumados a los del PP no son suficientes para gobernar.
Sumar ha restado. Con 31 diputados, Yolanda Díaz devuelve a la extrema izquierda unos resultados similares a los que conseguía Julio Anguita para Izquierda Unida en los años 90. ERC baja de 13 a siete diputados porque muchos de sus votantes han pensado que es mejor para ellos tener a Sánchez en la Moncloa. Bildu sube de cinco a seis escaños que le gana al PNV, que baja de seis a cinco, igual que Junts, de ocho a siete. La llave de la gobernabilidad la tiene el fugado Puigdemont, que tiene en su mano forzar la repetición de elecciones, a no ser que Feijóo ofrezca sus votos a Sánchez y este los acepte y no prefiera hacernos volver a votar.
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