RTVE: del penetrante «Aló presidente» al olor a ¡Sálvame!

Los 1.400 millones del ala (o más) que se lleva la RTVE sanchista, que afirmaban era para hacer una televisión seria, de calidad, independiente y sólo comprometida con la extensión cultural, resulta que a las primeras de cambio se la pueda describir con justicia por su penetrante olor a «Aló presidente» en lo político y por el melifluo aroma en lo social.

De la BBC (sic) se ha pasado al periodo más negro y obsceno en la radiotelevisión estatal pública a la hora de hacer, ofrecer e interpretar las noticias y en lo más grosero alrededor de sus productos que titulan de «entretenimiento».

Lo sorprendente es que la oposición que, además, es el partido mayoritario en las Cortes, no se haya planteado imitar lo que hicieron en su día durante la etapa de Rajoy, esto es, llevar la falta de pluralismo (en ocasiones camuflado con algunos nombres que no representan a nada ni a nadie pero que dicen tener vitola popular) a las instancias europeas, que es lo único que parece preocupar en Moncloa. Porque, bien estudiado, en RTVE manda el edecán sanchista comisionado para estos eventos de El Pirulí, léase Óscar López, y alguna migaja caída en las mesas de las tertulias que dejan para los independentistas republicanos y la extrema izquierda política al uso.

Rotas todas las relaciones institucionales con el principal partido de España (PP), el trágala resulta intolerable. Ni siquiera se puede culpar al muchacho malagueño, que las cuitas están dejando al buen hombre en los huesos. Su hombre de confianza (sic), un muchacho navarro que prometía mucho en aquel canal libre Veo 7 (Unedisa), anda pidiendo a los escasos tertulianos a los que han abierto las puertas de esa casa que intenten mediar con Génova 13… ¡Como si la cosa fuera tan fácil!

Entre el ¡Aló presidente! y los nuevos ¡Sálvame!, RTVE va camino de imitar a sus conmilitones de Efe, aunque todavía no haya estrellado ningún helicóptero en las Torres de la Castellana o hayan liquidado físicamente al gran Fernando Aramburu. Todo se andará… ¡Vivir para no ver!