Nepotismo y nada más
Si existe un tiempo en el que un país se cierra, se apaga, se duerme profundamente, es la segunda quincena de agosto, en la que la información no existe, la neurona se encuentra en “off”, la barriguita cervecera alcanza su máxima expresión y la tendencia natural del ser humano es al relax; por eso, cuando un gobierno pretende alguna canallada, la hace en el mes de agosto, que nadie se entera o al menos nadie tiene capacidad de movimiento.
Hasta el momento, por más que unos y otros, pretenden aparentar que unos gobiernan y otros están ojo avizor, lo cierto es que Sánchez no ha sido capaz de gobernar, de aplicar medidas o acciones de gobierno, más allá de la colocación de su mujer y sus “amigochos” en puestos de suculento emolumento.
Resulta vergonzante que, una vez más, aquel que venía a aplicar decencia a la política, a acabar con las puertas giratorias y las prebendas a los propios, como siempre, es el más sinvergüenza, el que más personas coloca y el más corrupto. Es claro que hoy nadie imputa o investiga lo que hacen los Sánchez que han llegado al poder, pero no tardará demasiado el que se les busquen las cosquillas; en ese momento, volveremos a escuchar que no es verdad, que es un acoso al que pretende el cambio, que la derecha es cruel, que no se les permite actuar…. Finalmente, llegará el “tú más” y los “perritos sin alma”, una vez más, con “el culo como la bandera del Japón”, “mirando a Cuenca”.
Esto se hace en este mes muerto para que la información, y la vergüenza, pase como una tormenta de verano en la que se diluye todo y, cuando llegue septiembre y el trabajo de verdad, nadie se acuerde de las canalladas realizadas por corsarios habituados al latrocinio y a quedar impunes.
En este momento, con el mismo silencio, con la misma poca vergüenza, se ha dictado un Real Decreto por el que se pone en manos del “mangarranas” de turno la patria potestad de un padre, sin tutela judicial, sin la más mínima cautela y la más mínima precaución legal, en una acción muy propia del sectarismo y de la generación de una guerra de sexos que sirva, a una izquierda mamporrera, para mantener la lucha que precisa para sobrevivir. Antes, era la de clases y, como eso se acabó, ahora tenemos la de sexos, por la que muchas sufren y mueren, muchos padecen y otros, muchísimos y muchísimas, viven del erario público, en un entramado, sumamente lucrativo, que se autoabastece del dolor ajeno para mantener disfrute y lucro propio.
Nuevamente, se hace en este tiempo muerto para ocultar la cuestión y pueda pasar desapercibida a una sociedad de por sí dormida, pero que ahora está muerta.
¿Qué más han hecho los Sánchez? Pues, aparte de intentar cambiar los términos de emigrante, inmigrante (el que llega a un país extranjero para buscar mejores medios de vida) por el de migrante (el que se traslada de lugar), en un intento de manipulación de la lengua, de decir que iban a quitar, que no lo han hecho, las famosas concertinas que parecen ser muy crueles para impedir la invasión, pero muy efectivas y cariñosas cuando se colocan para evitar que el preso salga al exterior, en un sin sentido más propio del buenismo estúpido de algunos o, mejor dicho, la intención de vestir de cordero al lobo de quienes lo utilizan… lo cierto y verdad es que hacer, hacer como acción de gobierno… nada de nada.
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