Opinión

El nuevo PSOE y los pactos pendientes

Ante la evidente división interna del PSOE surgen dudas en distintas plazas. Sobre todo en aquéllas donde el Gobierno depende de los socialistas o éstos dependen de otros para gobernar. Suponiendo que nos creamos la cuita interna, que consideremos que lo que la Gestora representa y, por ende, lo que representaría el sector que apoya a Susana Díaz, triunfase en esta pugna, estaríamos hablando de un partido socialista deliberadamente virado hacia su derecha. Esto supondría mantener Andalucía en el abrazo de Ciudadanos, pero quizás podría hacer chirriar algunos gobiernos como el de Lambán en Aragón, Ximo en Valencia y Carmena en Madrid. Al menos ése es el temor de algunos que no saben hasta dónde pueden extenderse los tentáculos del gran pacto, hoy evidente, con el Partido Popular.

Para quienes consideran que Pedro Sánchez ahora se ha “hecho de izquierdas” los gobiernos con Podemos estarían asegurados, según las palabras del ex secretario general durante su actual campaña. Lo cierto es que si la contienda fuera cierta, si las primarias realmente supusieran una confrontación real entre distintas vías, y asumiendo que quien gane lidere la dirección del partido de manera coherente y valiente, los pactos de gobierno podrían verse cuestionados. Aunque, sinceramente, lo dudo. Desde la lógica sería absurdo que el PSOE quisiera inmolarse más todavía y generarse enemigos por doquier… más aún.

Sería nefasto, en términos políticos pero también en términos sociales, que a mitad de legislatura se produjeran cambios en los gobiernos autonómicos y locales. Esto supondría un caos absoluto, una parálisis del funcionamiento institucional que afectaría de manera directa al interés de la ciudadanía. Pero, además, dudo de que en el Partido Socialista vaya a producirse un verdadero cambio. A tenor de los acontecimientos, observando de manera continua y pormenorizada la evolución de la supuesta contienda interna, tengo la impresión de que hay un pacto velado: los grandes barones socialistas no podrían permitir una ruptura irreconciliable en la organización. Son conscientes de que eso le vendría muy mal al partido. Por eso, tengo la sensación —y me baso en ciertas informaciones fiables— de que se producirá un gran pacto dentro del PSOE: una suerte de acuerdo que aglutine las distintas familias que se están ahora mismo dando tortas. En el fondo, nadie quiere quedarse fuera de la foto, y para eso ya están los históricos “guerristas” tomando posiciones.

“Por el bien del partido” es muy probable que se pacte una ejecutiva integradora después del Congreso. Por el bien del país, dudo mucho que vaya a tocarse un sólo ayuntamiento o gobierno regional. Lo contrario sería un suicidio y una irresponsabilidad. Pero con estos mimbres que tenemos, tampoco podemos confiar en que los cestos sean firmes. Iremos viendo y analizando: cada palabra, cada gesto, cada persona que se suma en los diferentes “bandos”. Ya hay pistas suficientes para esperar un giro que entierre las armas de guerra y que apele a la fortaleza de la unidad. Lo mismo de siempre. Ya saben: gatopardismo y aquello de cazar ratones…