El disparatado plan para producir inundaciones
Cuatro años después de las fatídicas inundaciones en Sant Llorenç volvieron a pasar miedo. Más que miedo, pánico. Un verdadero temor a que pudieran volver a repetirse hechos como los tristemente vividos, que causaron una tragedia y 18 muertos. Porque el Govern, tras cuatro años de inacción, solo había colocado en el lugar unas alarmas para advertir de las crecidas del torrente, como si de un río se tratara, cuando lo que aquí sucede es que las avalanchas de agua se producen en escasos minutos y no hay quien pueda evitarlas.
Pero cabía alarmarse aún más porque el conseller encargado de este asunto, independentista por más señas -cuyo nombre vale más no mentar para evitar la vergüenza-, después de cuatro años de haberse producido las inundaciones, había afirmado que el «riesgo cero no existe».
Y mientras dejaba pasar el tiempo sin hacer nada, había aconsejado a los llorencins adquirir una «cultura del riesgo» ante la posibilidad de que se volvieran a producir episodios meteorológicos extremos. O sea, irresponsables y, además, lentos. Tras cuatro años de la tragedia, el Govern no aprobó hasta esta pasada semana el Plan de Riesgo de Inundaciones.
Este plan, cuyo éxito parece más que discutible, tiene un presupuesto de 133 millones -26 para Sant Llorenç- y ahora será remitido al Ministerio de Transición Ecológica para su aprobación definitiva. Entre las actuaciones previstas están las medidas para reducir los riesgos de inundación en el torrente de ses Planes y el de Can Amer, en Sant Llorenç. Ambos torrentes son, precisamente, los que provocaron las inundaciones en octubre de 2018.
El objetivo es «conseguir una actuación coordinada de todas las administraciones públicas y la sociedad para reducir las consecuencias negativas de las inundaciones, basándose en los objetivos medioambientales previstos en la Directiva Marco del Agua (DMA)». Las actuaciones se centran en lograr una mejora del conocimiento, así como buscar soluciones basadas en la naturaleza, dejando de lado las construcciones artificiales para afrontar las inundaciones. Es el caso de utilizar la vegetación para buscar las retenciones del agua en determinadas zonas calificadas como de riesgo.
Parece que vamos a ir de mal en peor. Las alarmas que avisan de una crecida de las aguas son perfectamente inútiles y como tal se han demostrado. El puente de Sant Llorenç, que puede evitar los desbordamientos y facilitar la salida de las aguas, puede que sea considerado una construcción artificial y, más aún, buscar las retenciones de agua mediante la vegetación, como ocurre en los torrentes sin limpiar, solo favorece que una vez retenida el agua se desborden y produzcan avalanchas. O sea, a saber qué es lo que va a arreglar este plan si, por ejemplo, tienen los torrentes del valle de Sóller sin eliminar la vegetación y es lo que ahora proponen para la mayoría de torrentes de la isla, incluidos los de Sant Llorenç.
En Mallorca las inundaciones que podían causar los torrentes siempre se habían evitado de la misma manera, con puentes adecuados y limpieza de cauces. Hoy, con un Govern de izquierdas y ecologista, ideologizado en extremo y sin sentido de la realidad, puede pasar cualquier cosa.
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