Opinión

Aval del Gobierno a la corrupta Cristina Fernández de Kirchner

Resulta insólito en una democracia asentada que la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, haya decidido reunirse en Argentina con la corrupta ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, días después de ser condenada ésta a seis años de cárcel por «administración fraudulenta». Tal vez la ministra de Trabajo le cuente a Cristina Fernández cómo se hace en España cuando interesa beneficiar a un delincuente afín. Le hablará de que aquí Pedro Sánchez ha recurrido al indulto y a la derogación del delito de sedición para beneficiar a sus socios en en el Parlamento y que, además, se plantea también rebajar las penas para los corruptos, siempre, claro, que sean socialistas o apoyen al PSOE.

Aunque Díaz ha evitado mostrar su apoyo en público a la condenada, lo cierto es que su reunión supone todo un aval para Cristina Fernández, después de que los tribunales argentinos decretaran pena de prisión por defraudar más de 39 millones de euros. Además, la red de corrupción no sólo salpica a Cristina, también llega hasta su difunto marido Néstor Kirchner y ex funcionarios de su Gobierno que estarían implicados en la trama, según el Ministerio Fiscal. Durante su etapa como máxima dirigente de la Casa Rosada, Fernández de Kirchner engrosó su patrimonio en un 1.000% mientras que la pobreza de los argentinos escaló un 30%. Para la muy comunista Yolanda Díaz esto es pecata minuta, porque la ideología está por encima de todo.

Díaz no es la única dirigente de la izquierda española que respalda a la ex presidenta argentina tras ser condenada por corrupción e inhabilitación perpetua. Ione Belarra, la ministra de Derechos Sociales y líder de Podemos, también le ha mostrado su apoyo: «La persecución judicial y mediática contra los y las líderes populares que no pueden doblegar en las urnas es una constante de nuestro tiempo. No hay nada más antidemocrático. Todo nuestro apoyo desde Podemos a Cristina Fernández de Kirchner», ha recalcado.  Que el Gobierno, a través de su ministra de Trabajo, avale a una delincuente como la ex presidenta argentina es una indecencia. Aunque no debería sorprendernos: es lo que está haciendo en España.