La amnistía no era el final, era el principio
La prensa catalana más progre anda escandalizada: Trump ha amnistiado de golpe a 1.500 condenados por el asalto al Capitolio. Yo, desde luego, estoy en contra. Hay que pagar por los delitos cometidos.
¡Pero aquí Pedro Sánchez hizo lo mismo con los líderes del procés! Primero los indultos, sin justificación aparente. Luego la amnistía. ¡No sé de qué se quejan!
Al día siguiente de que Torra dijera aquello de «apreteu, apreteu» («empujad, empujad»), los CDR intentaron asaltar el Parlament.
El entonces presidente de la Generalitat había pronunciado esas palabras en un acto oficial. La conmemoración oficial, en el 2018, del 1-0. Con el gobierno en pleno a su lado. Incluido el entonces vicepresidente, Pere Aragonès, que luego llegó también a tan alto cargo.
No oí a ningún consejero protestar, desmarcarse o expresar su propia opinión. Al día siguiente, independentistas intentaron asaltar el Parlament. Igualico, igualico que en el Capitolio. Felizmente, sin víctimas. Pero los Mossos se las vieron y desearon para evitar una entrada masiva en tan solemne edificio.
Y, desde luego, hubo más cosas: la ocupación del Aeropuerto, el bloqueo de la frontera internacional de La Jonquera durante tres días con concierto de Lluís Llach incluido. El corte de la AP-7 en cuando los desalojaron de ahí.
El “paro de país” del 3 de octubre del 2017 que era, en realidad, una huelga general auspiciada por el propio Govern. Lo nunca visto.
Me ahorro la “batalla de Urquinaona”, la quema de contenedores en pleno centro de Barcelona durante una semana. Muchos cruces del Ensanche todavía tienen maltrecho el asfalto por las altas temperaturas.
A mí, la primera “jornada de lucha” me pilló en la entrega del Premio Planeta. Desde la montaña de Montjuïc -el galardón se concedía en el MNAC- se veía el resplandor de las hogueras. Era como una Semana Trágica en miniatura
Meses después reincidieron con las protestas por Pablo Hásel. Aunque este es el único que permanece en prisión. De él no se acuerda nadie, excepto Valtònyc, otro rapero que ya puede volver porque ha prescrito el delito.
Personalmente, de todos los disturbios, el que me llamó más la atención fue otra interrupción en la autopista, en este caso en Alcanar (Tarragona). Los Mossos no hicieron nada. Ni una maldita identificación.
Bueno, pues todo esto -y mucho más como los sabotajes a Renfe o a La Vuelta- ha quedado impune. Se han ido de rositas. Los de arriba y los de abajo. Casi todos, excepto Puigdemont, que sigue esperando en Waterloo. Por eso los suyos votan en contra de las pensiones. Lo hacen por él.
Sánchez, el mismo que pretende erigirse en oposición internacional a Trump, primero dio los indultos. Me acuerdo cuando el entonces ministro de Justicia, Juan Carlos Campo lo soltó en un pleno del Congreso sin que viniera a cuento. ¿Indultos? ¿Ya? ¿A cambio de nada? Ahora está en el TC como recompensa.
Y posteriormente la amnistía. Por siete votos. Cuando empezó a tramitarse, tras haberlo negado por activa y por pasiva, personalmente pensé que ya no podía ir más lejos.
Me equivoqué: la amnistía no era el final, era el principio. Basta ver los últimos proyectos de ley para proteger a su mujer o la persistente campaña para erosionar a los jueces. Incluso desde el Ministerio de Justicia.
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