Opinión
PRIMERA LÍNEA

28M: el PSOE sacará de nuevo el fantasma de Franco a pasear

Según las crónicas la dirección nacional del PSOE ha pedido a sus barones territoriales, tal que Francina Armengol, que inviertan la campaña electoral del 28M en su monotema: sacar el fantasma de Franco a pasear y hacerlo a través de cualquiera de sus obsesiones varias. No creo necesario detenerme en las modalidades que puedan ser exhibidas, entre ellas -por supuesto- las recurrentes fosas de parte o la matraca con los monumentos fascistas siendo su estandarte Sa Feixina, que irónicamente fue normalizado por la izquierda que ahora se empeña en derribarlo. Es tal el hartazgo que causa la fijación de la izquierda en un personaje que les derrotó en el campo de batalla, que bueno será recordar el hecho de haber sido reconocido por la historiografía militar como uno de los grandes estrategas del siglo XX.

Por cierto, un estratega al servicio de la II República para sofocar con éxito el intento de golpe de Estado de los socialistas en 1934. Parece conveniente recordarlo de vez en cuando, de la misma manera que si decidió finalmente participar en el levantamiento del 36 –cuando se había negado en reiteradas ocasiones- fue al convencerse de la gravedad de la permanente deriva de la izquierda (socialistas, comunistas, anarquistas) al verla salida de madre, que para despejar dudas es la expresión que refiere pasar los límites razonables.

Una guerra, conviene no olvidarlo, que fue provocada por la barbarie de la izquierda durante la II República. Es cierto, que ganada la guerra llegó una dictadura. Pero lo que nunca sabremos es lo que habría sucedido en caso de represalias de haberse producido la victoria de la izquierda. ¿Purgas Stalin, tal vez? ¿Lapidación de cualquier vestigio conservador? Ya lo hacían antes de la Guerra Civil. Incluso en el presente, permanece el espíritu de aquella insidia. ¿Recuerdan?: «¡Arderéis como en el 36!», con Rita Maestre jaleada por la extrema izquierda hoy en el Gobierno de España y en el Govern.

La Ley de Memoria Democrática ya se ha encargado de borrar del mapa a Franco, hoy un desconocido para las generaciones recientes, aunque se han encargado sus inductores en subrayar la sensación de que era un monstruo, en su paranoico empeño de retratar una época desde la corrección política. ¿Por qué un monstruo? Es lo que deberían preguntarse estas generaciones.

Dicho esto. Extraña sobremanera esa obsesión por continuar demonizando al personaje, en unos momentos en que tanto el Gobierno social-comunista de España, como el Govern social-comunista balear (tanto monta, monta tanto), se llena la boca con su excelente gestión económica hasta el punto de señalar que España es el modelo a seguir en el primer mundo y no digamos ya Baleares, que la izquierda nos vende como «ejemplar motor económico y líder indiscutible». De ser cierto, ¿qué falta les hace insistir en Franco?

Será, sencillamente, que nada hay de verdad en ello y entonces conviene ir a desviar la atención ante una economía severamente demonizada desde el Govern de izquierdas, puesto que el sector turístico –nuestro monocultivo- no encaja en su ensoñación ideológica y pese a ello sacándonos las castañas del fuego. Por cierto, las camareras de pisos en los hoteles, llamadas kellys por la izquierda y convertidas en icono, han tenido que esperar ocho años de Pacte de Progrés para que finalmente se hable de fijar número máximo de camas por trabajadora. ¿Por qué no lo hicieron antes? Porque interesaba utilizarlas solamente como pancarta. ¿Por qué lo hacen ahora? Ups! ¡Año Electoral! ¿No será que su día a día les importó un pimiento durante el día a día en el recorrido de dos legislaturas, lo que va de 2015 a 2023?

Qué decir del sector primario, hoy en manos de Unidas Podemos, que no ha visto política alguna de apoyo hasta que ya ha sonado la campana electoral. De los autónomos y los pequeños empresarios, mientras tanto, nada se dice cuando son base destacada de la bolsa de trabajo. Pero, vale, han decidido sacar el fantasma de Franco a pasear, mientras se acelera –febrilmente- el proceso de nacionalizar a descendientes de españoles republicanos. Lo que unido a las paguitas y otras subvenciones interesadas, la izquierda entiende que servirá para consolidar su obsesión de perpetuarse en el poder.

Un líder como Francina Armengol si no fuera en realidad con pies de barro miraría directamente a los ojos del electorado y le cantaría las bonanzas de su gestión. ¿Convencería al sector primario dejado en manos de Podemos? ¿Convencería a los autónomos que obligó a arruinarse en casa mientras ella se iba de copas en hora prohibida? ¿Convencería a las madres de las niñas tuteladas, y prostituidas, colocando al responsable de Servicios Sociales en su lista electoral porque lo hizo rematadamente bien? ¿Convencería a la población bilingüe mirándoles a los ojos, diciéndoles que renunció al 25% de la enseñanza en castellano porque estaba acojonada con los de Més?

¿De verdad, que un cutre al estilo de Cosme Bonet cuando dice eso de que, «hay Armengol para rato» se corresponde con alguna capacidad de gestión? Simplemente está enviando señales para ser repetidas por medios pesebres.

Lo cierto es que el 28M nos jugamos mucho, prácticamente todo. Estamos en manos de incompetentes, empezando con Unidas Podemos, y un PSIB renunciando a su origen socialdemócrata vendida su alma a la construcción de los inexistentes países catalanes, que en realidad son el negocio del siglo para los separatistas de Més. ¿Alguien se preguntó alguna vez los millones de beneficio que hay detrás de la normalización? Pues eso.