TRIBUNA DE OPINIÓN

En España se comercializa pescado de Turquía, China o Marruecos, aun siendo líderes en acuicultura

Tribuna de opinión de Javier Ojeda, gerente de APROMAR

A pesar de que nuestro país es uno de los mayores productores y exportadores de productos acuícolas en la UE, tanto España como la UE siguen siendo dependientes de las importaciones de pescado, especialmente de países extracomunitarios como Turquía, China o Marruecos, países con estándares de calidad y control más bajos que los nuestros.

En 2022, esta dependencia de las importaciones alcanzó el 67% en el último ejercicio. Sin embargo, los productos acuícolas nacionales y europeos tienen claras ventajas frente a los importados, especialmente en términos de trazabilidad, respeto medioambiental y calidad de la producción.

En cambio, resulta literalmente imposible supervisar ni la forma de producción ni el suministro de este pescado importado de fuera de la UE. Lo que nos convierte en la mejor opción para los consumidores, y de ahí la necesidad de seguir desarrollando la acuicultura española y asegurarnos la disponibilidad de pescado nutritivo, de calidad y sostenible.

Dependencia de importaciones

A pesar de las claras ventajas de los productos acuícolas españoles y europeos, España y Europa todavía dependen, en gran medida, de las importaciones de pescado de acuicultura.

Según los datos más recientes sobre el comercio exterior de productos de la pesca y la acuicultura del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en 2023, España importó un total de 1.573.367 toneladas de productos como el pescado, procedentes de la pesca y de la acuicultura, por un valor de 7.815 millones de euros, mientras que las exportaciones se situaron en 1.068.707 toneladas, con un valor de 5.096 millones de euros.

Estos datos subrayan la importancia de aumentar la producción acuícola y pesquera, local y europea, para reducir esta dependencia, especialmente teniendo en cuenta que el pescado de acuicultura supone ya la mitad del que se consume en todo el mundo, según los últimos datos de la FAO.

España como la UE siguen siendo dependientes de las importaciones de pescado, especialmente de países extracomunitarios

Pacto Verde Europeo

Con el objetivo de afrontar esta dependencia, se hizo extensivo el Pacto Verde Europeo y la Estrategia De la granja a la mesa a la acuicultura, que se materializó en mayo de 2021 con la publicación de las Directrices Estratégicas para una Acuicultura de la UE más sostenible y competitiva para el período 2021-2030.

Estas directrices buscan desarrollar una acuicultura europea que sea competitiva, resiliente y sostenible, capaz de garantizar un suministro constante de alimentos saludables, reducir la dependencia de las importaciones, y generar oportunidades económicas. Esta normativa viene a reforzar la necesidad de impulsar la acuicultura sostenible en nuestro país.

Es importante destacar que uno de los principales factores que identifica a los productos acuícolas de origen español y de la UE es la estricta normativa que regula su producción.

La UE cuenta con algunos de los estándares de seguridad alimentaria más elevados del mundo, lo que garantiza que los productos acuícolas cumplan con requisitos sanitarios muy estrictos antes de llegar al consumidor.

Importaciones de terceros

Por otro lado, los productos importados a terceros países a menudo no están sujetos a esas estrictas normativas de control en origen, lo que puede comprometer su impacto sobre el medioambiente y su calidad alimentaria.

En este sentido, la trazabilidad se convierte en un factor básico. En la UE, cada etapa del proceso de producción acuícola está controlado, desde el origen de los piensos hasta el pescado en el punto de venta, lo que permite un seguimiento detallado del producto y la identificación de cualquier posible riesgo de seguridad alimentaria, haciendo que la confianza del consumidor respecto a la calidad del pescado consumido sea satisfecha.

Los productos importados, especialmente de países fuera de la UE, carecen de este nivel de control, lo que en muchas ocasiones plantea dudas sobre su procedencia, métodos de producción y cumplimiento de normativas.

Instalación de acuicultura (Foto: APROMAR)

Sostenible y responsable

La acuicultura sostenible es una prioridad tanto para España como para la UE. Los productores españoles están obligados a cumplir con estrictas normativas medioambientales, lo que asegura que su actividad tenga un impacto mínimo sobre los ecosistemas marinos y de aguas continentales.

Además, los estándares europeos promueven la producción responsable, lo que significa que se respetan los ciclos naturales de las especies y se garantiza su bienestar a lo largo del proceso productivo.

Por otro lado, los productores españoles están obligados a cumplir con estrictas regulaciones medioambientales que minimizan y controlan el impacto sobre los ecosistemas marinos y de aguas continentales. Además, los estándares europeos promueven la producción responsable, respetando los ciclos naturales de las especies y garantizando su bienestar.

Optar por productos españoles

Por el contrario, en muchos países exportadores, las prácticas acuícolas pueden estar menos reguladas, lo que puede resultar en una mayor explotación de los recursos naturales o, incluso, llegar a convertirse en una alimentación de baja calidad. Esta diferencia en los estándares de producción es fundamental a la hora de optar por productos acuícolas de origen español.

Elegir alimentos acuícolas españoles no sólo garantiza calidad, sino también un compromiso con la sostenibilidad y el respeto al medioambiente, ya que destacan por la calidad de la alimentación que reciben los peces y mariscos durante su cultivo.

En España y la UE, los piensos utilizados en la acuicultura cumplen con muy estrictas normativas que aseguran una dieta equilibrada y de calidad, lo que se traduce en un producto final más nutritivo, saludable y seguro.

Más control y trazabilidad

En definitiva, los productos acuícolas de origen español y de la Unión Europea representan una mejor opción frente a los importados desde terceros países, gracias a su mayor control de trazabilidad, seguridad alimentaria, sostenibilidad y calidad nutricional.

La acuicultura sostenible se presenta como una solución viable para garantizar pescado para todos, y que sea un pescado saludable y seguro. Apostar por los productos acuícolas nacionales y comunitarios no sólo beneficia al consumidor, sino que también impulsa la economía local y protege los recursos naturales para las futuras generaciones.

Javier Ojeda es gerente de APROMAR