Descubrimiento sin precedentes: científicos resucitan una planta extinta hace 32.000 años desde semillas congeladas
Reaparece una planta fósil que no pertenece a ninguna familia botánica
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La paleobotánica es hoy un campo clave para entender cómo era la vegetación en periodos remotos y cómo estos organismos pudieron adaptarse a climas extremos. En este marco, nos topamos con el descubrimiento de una planta extinta revivida desde tejidos congelados, que supone un avance sin precedentes.
La posibilidad de devolver a la vida especies desaparecidas abre interrogantes científicos y éticos, además de ofrecer una oportunidad única para estudiar la evolución y las transformaciones ambientales ocurridas en la Tierra durante miles de años.
¿Cuál es la planta extinta de hace 32.000 años que revivieron desde semillas congeladas?
En 2007, un equipo de investigadores halló semillas fosilizadas en una madriguera de ardilla ártica cerca del río Kolymá, a 38 metros bajo el suelo helado de Siberia. La datación radiocarbónica situó su antigüedad en unos 31.800 años.
Estas semillas pertenecían a Silene stenophylla, una especie de planta silvestre considerada extinta que floreció en pleno Pleistoceno.
El descubrimiento se realizó en condiciones únicas: el permafrost actuó como un congelador natural durante decenas de milenios. Gracias a ello, los tejidos vegetales permanecieron en un estado excepcional de conservación, lo que permitió su manipulación en laboratorio.
El estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, concluyó que este material genético es el organismo multicelular más antiguo jamás regenerado a partir de tejidos vegetales.
¿Cómo fue posible para los científicos revivir esta planta extinta?
Los primeros intentos de germinar las semillas de forma directa fracasaron, probablemente debido a la degradación genética de los embriones. Ante esta dificultad, el equipo dirigido por Svetlana Yashina, del Instituto de Biofísica Celular de la Academia de Ciencias de Rusia, adoptó una estrategia diferente: extraer tejido placentario de frutos inmaduros.
Ese material fue cultivado in vitro mediante técnicas de micropropagación. El resultado fue exitoso. Las plantas obtenidas no solo florecieron con normalidad, sino que también fueron fértiles.
Sus nuevas semillas mostraron una tasa de germinación del 100%, confirmando la viabilidad biológica de esta especie extinta.
Este logro no se limita a la recuperación de una planta extinta. También demuestra la eficacia de los métodos de cultivo celular para trabajar con material genético antiguo, lo que podría aplicarse en otros proyectos de regeneración.
Características de la Silene stenophylla y diferencias con ejemplares actuales
Las Silene stenophylla recuperadas presentan algunos rasgos distintos respecto a sus descendientes modernos, que todavía crecen en Siberia oriental y en las montañas del norte de Japón.
Los pétalos de las flores son más largos y se distribuyen con mayor separación, lo que sugiere que la planta pudo haber estado adaptada a condiciones climáticas más extremas propias del Pleistoceno.
Según los investigadores, estas diferencias podrían obedecer a la llamada «plasticidad fenotípica», un fenómeno por el cual los organismos modifican su morfología en respuesta al entorno. En este caso, temperaturas muy bajas y variaciones de fotoperiodo habrían condicionado el desarrollo de la especie hace miles de años.
A nivel estructural, la Silene stenophylla es una planta herbácea perenne de entre siete y 20 centímetros de altura, con hojas opuestas, estrechas y vellosas.
Sus flores pentámeras presentan una corola de color blanco a lila claro. El fruto es una cápsula con numerosas semillas reniformes que ahora, gracias a la regeneración, forman parte también de la Bóveda Global de Semillas de Svalbard, en Noruega.
Implicaciones científicas del resurgimiento de esta planta extinta
El éxito de este proyecto tiene implicaciones más allá de la paleobotánica. La regeneración de una planta extinta abre nuevas perspectivas en biotecnología, evolución y cambio climático, como las siguientes:
- Permite analizar cómo eran las especies que desaparecieron y qué factores pudieron condicionar su extinción.
- Ofrece información sobre la adaptación de organismos a condiciones extremas.
- Aporta herramientas para la conservación de la biodiversidad actual mediante técnicas de clonación vegetal.
Además, este caso reavivó debates sobre la posibilidad de aplicar metodologías similares en animales extinguidos, como el mamut lanudo, cuyo ADN también se encuentra conservado en el permafrost.
Aunque en este caso los retos técnicos y éticos son mayores, la regeneración de Silene stenophylla demuestra que el material genético puede sobrevivir en condiciones congeladas durante decenas de milenios.
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