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La relación entre perros y gatos es un tema que despierta mucha curiosidad y, a veces, hasta cierta preocupación. A pesar del famoso dicho «se llevan como el perro y el gato», la realidad es que estos dos animales pueden convivir pacíficamente, e incluso desarrollar una gran amistad, si se maneja la situación de la forma adecuada.
Este comunicado de los veterinarios tiene como objetivo brindar información valiosa y consejos prácticos para asegurar que la convivencia entre tus mascotas sea armoniosa y feliz.
Diferencias entre perros y gatos
Para comenzar, es importante entender que perros y gatos tienen historias evolutivas muy distintas. Los perros han acompañado al ser humano por aproximadamente 100.000 años, evolucionando desde los lobos.
Por otro lado, los gatos se acercaron a los humanos por su propia voluntad hace unos 9.500 años, atraídos por los roedores y parásitos de los graneros. Esta diferencia de historia y comportamiento influye en su forma de comunicarse y socializar.
Los perros son animales gregarios que viven y cazan en manada, buscando activamente la compañía. Los gatos, por el contrario, son cazadores solitarios, con una estructura social más flexible y sin una jerarquía fija.
Estas diferencias se manifiestan en su lenguaje corporal: mientras que un perro mueve la cola en señal de alegría, un gato lo hace como señal de irritación.
Por otro lado, los gatos usan señales sutiles como el movimiento de sus orejas y el parpadeo para comunicarse, mientras que los perros utilizan gestos más claros y directos. Esta falta de comprensión mutua puede ser un obstáculo.
La mejor manera de lograr una convivencia pacífica es que el perro y el gato se conozcan cuando son jóvenes. En estas edades, aún no han tenido experiencias negativas que afecten su relación.
Ésta es la clave para una buena convivencia entre perros y gatos
La clave para una buena convivencia entre perros y gatos reside en la paciencia y la comprensión de sus diferentes formas de comunicación. Los expertos en animales de ZooPlus te recomiendan seguir estos consejos:
- Antes de juntarlos, es útil que se familiaricen con el olor del otro. Puedes intercambiar mantas o juguetes entre sus espacios.
- Al principio, es mejor mantener al perro con correa para evitar cualquier incidente y que el gato tenga una vía de escape. La presencia de varias personas de confianza durante este primer encuentro puede ayudar a que se sientan más seguros.
- Asegúrate de que cada animal tenga su propio espacio donde pueda retirarse y sentirse seguro. Los gatos deben tener zonas altas a las que el perro no pueda acceder fácilmente.
- Los primeros meses, es recomendable alimentarlos por separado para evitar rivalidades.
- Recompensa cada interacción positiva entre el perro y el gato. Esto ayudará a asociar la presencia del otro con algo agradable.
- Nunca fuerces al gato a interactuar con el perro, especialmente si se muestra asustado o amenazado. La clave es que aprendan a respetar los límites del otro.
A pesar de todos los esfuerzos, a veces la convivencia entre perros y gatos no es posible. Es fundamental reconocer cuándo la situación no está funcionando y ser justo con todos tus animales.
Si después de varios meses la convivencia es tensa o si hay riesgo de que se hagan daño, es momento de considerar alternativas.