Aitana frente al abismo: el precio oculto tras sus conciertos en el Metropolitano
Aitana superó la frustración de cancelar sus conciertos en el Bernabéu para triunfar en el Metropolitano
Durante su camino, enfrentó depresión, rupturas personales y cambios profesionales
Hoy, con un nuevo amor y mayor autonomía, Aitana Ocaña se consolida como una artista auténtica


Aitana llevaba años persiguiendo un sueño concreto y casi mitológico: una gira de estadios en la que llenar el Santiago Bernabéu, ese templo del deporte que en las últimas décadas se ha erigido también en un escenario emblemático para grandes artistas internacionales que han marcado un antes y un después en sus carreras. Para ella, ese estadio no solo representaba la consagración artística, sino el centro emocional y narrativo de su carrera, un faro que la impulsó a lanzar el documental Metamorfosis, concebido para plasmar su ascenso hasta ese momento definitivo.
Las entradas para los conciertos inicialmente planificados en diciembre de 2024 volaron en cuestión de horas, un fenómeno casi inédito para una artista joven en España, lo que hizo que la apuntara a un cierre soñado y apoteósico. Sin embargo, la realidad golpeó con dureza: las quejas vecinales por los problemas de insonorización del estadio hicieron inviable la celebración de los conciertos. A pesar de que el Real Madrid intentó reubicar las fechas para junio de 2025, la cancelación definitiva se impuso y la gira tuvo que adaptarse abruptamente al estadio Riyadh Air Metropolitano, programado para los días 30 y 31 de julio.
Aitana durante uno de sus conciertos. (Foto: Gtres)
Esta cancelación no fue un mero contratiempo logístico, sino un punto de inflexión que transformó radicalmente la narrativa de la gira y el sentido que Aitana le daba a su carrera. En lugar de perderse en la frustración, la artista tuvo que replantear su discurso, su espectáculo y, sobre todo, su relación con el público y consigo misma. Cinco días antes de estos conciertos madrileños, Aitana estrenó Metamorfosis Season en el Estadi Olímpic de Barcelona, reuniendo a casi 50.000 personas y desplegando un show que conjugó intimidad y espectáculo, confesionalidad y energía, un espejo de la complejidad emocional que ha vivido en estos años. Aquella noche funcionó como un ensayo general con público masivo, un primer acto que anticipaba el cierre en Madrid, pero que también demostró que la fuerza de Aitana no residía solo en la iconografía del Bernabéu, sino en su capacidad para conectar auténticamente con la audiencia y reinventarse cuando las circunstancias la empujaban a hacerlo.
Sin embargo, la conquista de estos grandes estadios ha tenido un coste que va mucho más allá del esfuerzo físico o la preparación técnica. El documental Metamorfosis desvela un capítulo oscuro en la vida de Aitana: su batalla contra una depresión diagnosticada a finales de 2024. Fatiga extrema, ansiedad, hipocondría, y esa sensación paralizante de vacío interior, todo esto en pleno auge profesional y mediático. Lo relevante es que Aitana eligió no ocultar esta realidad; por el contrario, la hizo pública y sincera en un momento en el que la imagen del éxito a menudo se presenta como impecable y sin fisuras. La valentía de visibilizar su vulnerabilidad ha ayudado a derribar tabúes sobre la salud mental en el mundo del espectáculo, y ha ofrecido un contrapunto humano a la figura pública que muchos esperaban ver, aportando profundidad y complejidad a su figura artística.


Aitana durante uno de sus conciertos. (Foto: Gtres)
Este proceso personal se vio además atravesado por una ruptura sentimental de gran impacto: su separación de Sebastián Yatra, un vínculo muy mediático que coincidió con la grabación y salida del documental. Esta separación no solo afectó a su esfera privada, sino que tuvo repercusiones artísticas evidentes en su álbum Cuarto azul, un disco que se articula como un relato dividido entre la oscuridad de la pérdida y el renacimiento personal, donde la melancolía se entrelaza con una pulsión creativa que busca sanar a través del arte. En sus letras y sonidos, Aitana traduce ese tránsito de la fragilidad a la fortaleza, transformando el dolor en materia prima para su obra.
En el ámbito profesional, la crisis también implicó cambios importantes. Apenas días antes del estreno de Metamorfosis, Aitana decidió prescindir de su mánager Nuria Andreu, un movimiento que supo LOOK en exclusiva y que evidenció tensiones internas sobre la gestión de su carrera y el control de su imagen pública. Paralelamente, la exposición en el documental de su padre, Cosme Ocaña, quien genera opiniones controvertidas y cierto rechazo en redes y público, la enfrentó a dilemas sobre la privacidad familiar y los límites de la transparencia mediática, obligándola a replantearse hasta dónde está dispuesta a mostrar su vida y quién habla en su nombre. Esa combinación de factores configuró un escenario complejo donde la cantante tuvo que construir un «nuevo yo público», un proyecto identitario que asumiera sus grietas sin renunciar a la ambición artística.
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En cuanto al espectáculo, la gira tuvo que reinventarse en lo técnico y en lo conceptual. La escenografía, con el icónico escenario en forma de mariposa, simboliza esa transformación constante que la artista ha atravesado, y la decisión de acercar el escenario al público, limitar barreras visuales y potenciar la interacción demuestra un compromiso con la autenticidad y la cercanía, un contraste claro con la frialdad del Bernabéu y la fría cancelación de sus conciertos en Madrid. La gira Metamorfosis Season no es solo un recital de hits: es una narrativa visual y emocional que acompaña el relato de evolución personal, una metáfora escénica que transforma las heridas en belleza y la vulnerabilidad en poder.
La confirmación de su nueva etapa llegó en Barcelona, pero la noche de ayer y la que se espera este 31 de julio en el Metropolitano se juega el acto final de esta historia que ha sido mucho más que un concierto. Lo que se celebra en Madrid no es solo un show, sino la culminación de una etapa donde Aitana ha pagado un precio alto en salud mental, en relaciones personales, en desafíos profesionales y en exposiciones públicas delicadas. En medio de todo este proceso, también ha encontrado un nuevo amor en Plex, que se ha convertido en un apoyo fundamental en su vida personal y emocional. El resultado es una artista fortalecida, que ha ganado autonomía, que construye un relato de verdad en la era de la inmediatez y que se consolida como una voz auténtica para una generación que también enfrenta sus propias metamorfosis.