Internacional

Rousseff pierde la última baza judicial: el domingo se la juega

La situación política de Dilma Rousseff va de mal en peor. El último capítulo es su derrota judicial en el intento de impedir la apertura de la sesión en la Cámara de Diputados que este domingo se va a pronunciar sobre la destitución.

El fallo, avalado por siete de los diez magistrados, despeja el camino para que este viernes comience la tramitación con la presentación de los argumentos de la acusación y de la defensa por presunta manipulación de cuentas.

La presidenta necesita que el impeachment no supere el apoyo de dos tercios de los diputados (342 de 513). En caso contrario, la mandataria, de 68 años, sería apartada del cargo y sustituida por su vicepresidente, Michel Temer.

La dirigente del maltrecho Partido de los Trabajadores (PT) ha perdido importantes aliados y la previsión es que esa soledad condene sus aspiraciones al fracaso. Sus opositores ya contarían con el número suficiente de votos.

Rousseff niega haber cometido los delitos que se le imputan y denuncia una tentativa de «golpe de Estado» orquestada por el centrista Temer. Entretanto, los ciudadanos, divididos, se manifiestan en las calles.