Así marchan las encuestas a 98 días de las elecciones en EEUU: Trump aventaja en 1,9 puntos a Harris

Así marchan las encuestas a 98 días de las elecciones en EEUU: Trump aventaja en 1,9 puntos a Harris
Rafael Gallego

La media de las encuestas realizadas en los últimos 15 días sigue dándole a Donald Trump una ventaja de 1,7 puntos frente a Kamala Harris, que se está demostrando como una candidata capaz de frenar la caída libre por la que Joe Biden llevaba al Partido Demócrata. Habiendo superado el hito kilométrico de los 100 días para las elecciones presidenciales, Trump se mantiene en cabeza pero con una ventaja que le obliga a mantenerse alerta y a no descuidar los estados clave donde la Casa Blanca se decidirá.

En la mayoría de estos lugares clave, Trump mantiene pequeñas ventajas, entre 1,6 y 3 puntos en Virginia o entre 1 y 2 en Pensilvania. Mejores perspectivas tiene incluso en Georgia, 4,5 puntos de media, en un sitio donde Biden logró ganar hace cuatro años, gracias a haber arrasado en la ciudad de Atlanta.

Los momentos clave

Hay que señalar que estas encuestas muestran las preferencias a escala nacional, señalando las tendencias de cada candidato. Dado el sistema electoral estadounidense, donde cada aspirante se lleva el total de escaños en juego en cada estado sea cual sea la diferencia, el resultado final de las elecciones puede depender finalmente de un puñado de estados clave, como pueden ser Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Arizona, Georgia o Nevada, lugares donde Biden se impuso a Trump en 2020 y que el republicano aspira ahora a recuperar.

La precampaña electoral en Estados Unidos ha vivido tres momentos clave. El primero llegó el pasado 27 de junio: el debate electoral. Trump y Biden llegaban virtualmente empatados a su cita. El ambiente era el de que podía ser uno de esos debates que deciden elecciones, y desde luego que lo fue, hasta el punto de que al presidente le costó la reelección. La puesta en escena de Biden, que replicó la imagen que en tantas ocasiones ya había exhibido en el pasado -con despistes, incómodos silencios-, acompañada de una voz rota -que su equipo achacó a un constipado- hizo que su futuro electoral explotase. Aquella actuación fue el pistoletazo de salida a una campaña a la que se sumaron voces demócratas tales como senadores, celebridades, donantes, pidiendo que se retirara. Cuando quien fuera su jefe durante ocho años en la Casa Blanca, Barack Obama, se unió y le pidió que abandonase, Biden -molesto con él desde ese momento- empezó a comprender que no había otra salida.

El 13 de julio llegó el segundo momento para la historia, cuando un individuo, Thomas Matthew Crooks, logró sortear la vigilancia del Servicio Secreto y, desde una azotea, disparó varias veces contra Donald Trump, alcanzándole en una oreja y matando a un asistente al mitin del candidato. Trump salvó la vida, y aún le dio tiempo a protagonizar una imagen ya icónica al levantarse, haciendo fuerza entre los guardaespaldas que se esforzaban por apartarlo del atril, y gritar: «¡Luchad!». A partir de ese momento, el camino de Trump hacia la Casa Blanca se allanó, siendo su regreso cada vez más factible.

Así, hasta que el domingo 21 de julio, llegamos a la tercera fecha clave: Joe Biden anunció públicamente su renuncia, admitiendo que «es lo mejor para mí y para el país». El aún presidente hasta el próximo mes de enero acabó dando su brazo a torcer y se retiró de la carrera electoral sin intentar buscar la reelección.

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