Estamos ahorrando, pero aún debemos buscar más libertad financiera
Los españoles estamos ahorrando, así lo dicen los datos. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la tasa de ahorro de las familias españolas se ha disparado a máximos de una década. Concretamente, el dato se ubica en el 19,3%, el valor más alto desde el segundo trimestre de 2009, es decir, los hogares han gastado menos de lo que han ingresado, un gesto sencillo a través del cual han logrado aumentar su capacidad financiera y, por ende, aumentar también el conocido bienestar financiero.
Sin embargo, en este último caso, y según un estudio elaborado por MetLife sobre finanzas personales, aún tenemos que mejorar porque sólo cuatro de cada diez personas afirman tener bienestar financiero. No obstante, y como contrapartida, según el mismo análisis, el 63% dice sentirse tranquilo con su futuro financiero. De todos modos, y enfrentando ambos datos, MetLife considera que los españoles, en definitiva, no tenemos una buena educación financiera, un hecho que provoca que nuestros ahorros no sean los suficientemente abultados como para tener una amplia libertad financiera.
La tranquilidad de tener libertad financiera
Se entiende por libertad financiera, y así lo explica el escritor Luis Pita en su libro sobre el ahorro ‘Ten peor coche que tu vecino’, el periodo de tiempo que una persona podría estar sin ingresos y, sin embargo, seguir llevando el mismo nivel de vida. “Es importante porque esto da tranquilidad, no vivo estresado con lo que pasará o si, de pronto, hay un problema económico en Europa. Vivo tranquilo y me da libertad a la hora de tomar decisiones como, por ejemplo, cambiar de residencia”, concluye el autor. Además, Pita también considera que una buena libertad financiera da mucho éxito profesional porque “estás más tranquilo, eres más libre y eres más tú mismo en el trabajo. Por eso tener el colchón es muy importante”.
Y, al menos a tenor de los datos de MetLife y el INE, parece que de manera progresiva lo vamos consiguiendo. La pregunta es, ¿dónde van a parar la mayor parte de los ingresos? Sobre todo, a la vivienda. Según la Encuesta Financiera del BCE, un 50% se destina al pago de la vivienda habitual, mientras que el 24% restante va a parar al pago de segundas residencias u otros inmuebles.
Esta concentración del ahorro en la compra de vivienda, el déficit de conocimientos de cultura financiera, así como la confianza férrea en la sostenibilidad del sistema de pensiones, han contribuido a que los españoles no tengamos gran margen de maniobra a la hora de ahorrar. Según datos de Eurostat, el ahorro de los hogares españoles está en el vagón de cola de la zona euro, alcanza una tasa de ahorro inferior al 5%, menos de la mitad que la media del Viejo Continente.
Además, la escasa educación financiera de la población, una asignatura pendiente en nuestro país, provoca que los ahorros se distribuyan en productos financieros que, en este momento, con lo tipos de interés en el 0% –marcados por el BCE–, no son los más rentables. El 40% del ahorro de las familias se canaliza a través de la clásica cuenta corriente y los depósitos bancarios. Podríamos decir que el español, de alguna manera, es un ahorrador conservador que prefiere menor rentabilidad, pero también menores riesgos a la hora de optar por un producto financiero u otro.
Los tres tipos de ahorradores
El 60% de los españoles consigue destinar una parte de sus ingresos mensuales al ahorro, según un estudio de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada. Sin embargo, cada persona lo hace de manera distinta. Micappital, a través de los datos que dispone, ha determinado que el perfil del ahorrador español es distinto según la edad, el poder adquisitivo o los gustos sociales y de ocio.
Distingue, en primer lugar, el perfil de los despreocupados. Jóvenes que llegan a la edad adulta en los 2000, viven el día a día y gastan la mayor parte de sus ingresos sin mirar a la jubilación. Señalan, además, que usan cuentas corrientes y no hacen ninguna inversión por falta de conocimientos y porque, además, creen que hacen falta altas sumas de capital.
En segundo lugar, desde Micappital han detectado a los previsores. Un ahorrador que está inmerso en todas las generaciones y que, además, es consciente de la importancia de planificar el futuro. Ahorra de una forma sólida y con un fin determinado. En general, y siempre según dictan en el estudio, suele ser inversor y se interesa por tener información de productos financieros para decidir dónde invertir.
A estos dos les sigue el perfil del ahorrador más impaciente, que se da cuenta de que debe ahorrar para tener un colchón financiero que le brinde tranquilidad en el futuro, aunque es consciente de que debía haber hecho una planificación más detallada de sus inversiones y ahorros. Debido al repentino estrés financiero, estos ahorradores optan por productos con nivel de riesgo alto para intentar recuperar el tiempo perdido.
¿Dejará el ahorrador español de lado su conservadurismo?
Es probable que, al menos de momento, no quiera asumir grandes riesgos ya que, según reflejan los datos de la Encuesta de Competencias Financieras de la CNMV y el Banco de España, más del 75% de los españoles reconoce que sus conocimientos financieros son muy básicos y que mejorarlos supondría un plus a la hora de optimizar la gestión de sus inversiones personales.
Por su parte, el 22% de los jóvenes españoles, según el mismo informe, no llega al nivel más básico de educación financiera y no conocen, por ejemplo, sencillas actividades del día a día como interpretar una nomina o una factura.
Finanzas para Mortales de Banco Santander
Para paliar el déficit de conocimientos sobre finanzas básicas y poder llevar a cabo una óptima gestión de los recursos financieros domésticos, es necesario elevar el conocimiento sobre los productos financieros disponibles, no sólo los productos de bajo riesgos como los depósitos o las letras del Tesoro; sino también de inversiones algo más arriesgadas como puede ser la compra de acciones bursátiles o los fondos de inversión si en un momento dado se brinda la oportunidad.
Por ello, Banco Santander, junto con la Universidad de Cantabria, Santander Financial Institute (SanFi) y UCEIF, ha promovido Finanzas para Mortales, un proyecto que está arrasando. El pasado año obtuvo el premio a la Mejor Iniciativa en los Premios Finanzas por su formación a los jóvenes y a grupos en riesgo de exclusión en los conceptos básicos de las finanzas para ayudarles en sus gestiones diarias.
Sólo en 2018, ya se llevaron a cabo 1.105 sesiones presenciales con más de 25.000 participantes y más de 28.900 horas de formación, con el apoyo de 900 voluntarios del Santander, entre empleados activos, prejubilados y jubilados.
En definitiva, nadie debe quedar excluido de los conocimientos financieros que le permitan gestionar de una forma más eficiente sus ahorros e invertirlos de una forma óptima con el asesoramiento pertinente, si así lo requiere, para hacerlos crecer.
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