Sánchez a Bildu en el Senado: «Lamento profundamente la muerte de Igor González, preso de ETA»
Insólito gesto del presidente del Gobierno para recomponer las relaciones con los de Otegi
El presidente se refiere a ETA como "banda" a secas, prescindiendo del calificativo de "terrorista"
Pronunciamiento insólito el que se ha escuchado este martes durante la comparecencia del presidente del Gobierno en el Senado. Pedro Sánchez ha lamentado la muerte del terrorista de ETA Igor González Sola en su celda de la prisión de Martutene, en una acción que apunta al suicidio. «Lo lamento profundamente», ha confesado Sánchez en su turno de respuesta a Gorka Elejabarrieta, portavoz del Bildu en la Cámara alta. Nunca antes un presidente de la democracia española había llegado tan lejos con la muerte de un etarra condenado.
No está Sánchez sobrado de escaños para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado que le permitan mantener vivo su Gobierno de coalición. Como para su investidura, cualquier voto le vale. Los 5 escaños de Bildu en el Congreso de los Diputados pesan lo suyo. Y más cuando los albaceas del proyecto político de ETA ya han sido blanqueados como socios para sacar adelante cualquier cuestión, bien sea el estado de alarma, la contrarreforma laboral o la Presidencia de Navarra. Por eso había que calmar a los proetarras, que desde el pasado viernes, cuando se conoció la muerte del terrorista de ETA en prisión, venían acusando al Gobierno de seguir practicando la «violencia de Estado» como fórmula política.
«Me quiero referir al caso de Igor González Sola, el preso de la banda ETA [sic] que se suicidó la semana pasada en la cárcel donostiarra de Martutene. Y quiero antes de nada decir algo obvio: lamentar profundamente su muerte. Lo lamento», ha proclamado Sánchez, con ceño compungido, dirigiéndose al senador de Bildu, que en su intervención previa había atacado al Gobierno por la muerte del terrorista y avisado de que sin resolver «el problema de los presos» es imposible «avanzar en la paz» en el País Vasco.
Sánchez ha defendido la actuación de las autoridades penitenciarias y ha recordado que la tasa de suicidios en las prisiones españolas es de 6,4 casos cada 10.000 reclusos frente a los 7,2 del conjunto de la UE. No obstante, para que quedara claro su lamento por la muerte del etarra, Sánchez ha afirmado que cualquier tasa «por encima de cero» no es aceptable y ha tirado de buenismo para comprometerse en que «desgraciado suceso» servirá para mejorar el protocolo de prevención del suicidio que aplica Instituciones Penitenciarias.
El terrorista Igor González Sola fue hallado muerto el pasado viernes en su celda, en la que estaba solo, en el recuento que se efectúa después de comer. Había ingresado en prisión en marzo de 2005 para cumplir una condena de 20 años de cárcel por colaboración con banda armada, depósito de armas y falsificación dentro de su actividad en el comando Amaiur de ETA, integrado en el comando Donosti.
El recluso cuya muerte lamenta el presidente de Gobierno había sido trasladado este verano desde la prisión de Soria a la de Martutene (San Sebastián), donde había pedido trabajar y ya había planteado la posibilidad de acogerse a permisos penitenciarios.
Igor González Sola había cumplido las tres cuartas partes de su condena en marzo y aceptado la legalidad penitenciaria. La Junta de Tratamiento del Centro Penitenciario de Soria propuso que se mantuviera en segundo grado y que fuera trasladado a San Sebastián por una serie de motivos personales amparados en la Ley de Protección de Datos.
Tras preguntarse «quién se hace cargo de esta muerte y quién la va a reivindicar y explicar», Arnaldo Otegi, líder de Bildu, avisó de que el fallecimiento del preso de ETA «también tiene responsables y lo son quienes plantean y desarrollan una política penitenciaria criminal, cruel y fundamentada en la venganza».
Thatcher vs Sánchez
Hoy Sánchez ha tratado de apagar el fuego con sus socios bildutarras con una frase que quedará para la historia de España: «Lamento profundamente la muerte de Igor González, preso de ETA». Así ha querido que conste en el Diario de Sesiones. Tan lejos de la que pronunció Margaret Thatcher en 1981 cuando el terrorista del IRA Bobby Sands falleció por su huelga de hambre: «El señor Sands era un criminal convicto, que optó por quitarse la vida. Fue una elección que su organización no dio a muchas de sus víctimas».
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