Quevedo dio el sí a Rafael Hernando y en 24 horas lo llamó porque ¡se había equivocado de Hernando!
Como aquella socorrista del vídeo viral, Pedro Quevedo la lio parda. El diputado electo de Nueva Canaria, que tendría la llave de la investidura de Rajoy en segunda vuelta siempre que se abstuviera, se sintió la reina del baile el día después de las elecciones del 26-J, cogió su móvil, fue a su agenda y pulsó el contacto de Rafael Hernando, portavoz del Grupo Popular en el Congreso.
En la conversación telefónica, en un tono amigable, Quevedo le muestra su disposición y apoyo absoluto al líder del partido, sin fisuras, sin titubeos, sin posibilidad de cambiar de bando. Quevedo asegura que es un hombre de palabra y que su palabra es la ley, como en el corrido mexicano.
Rafa Hernando se sorprende para bien y le asegura que le conseguirá una reunión inmediata bien con el presidente del partido o con la secretaria general. No hablan de nombres propios, porque Hernando da por hecho que Quevedo sabe quiénes son Mariano Rajoy y Maria Dolores de Cospedal.
En el PP tocan a zafarrancho de combate porque un diputado bien vale una investidura y Cospedal se muestra dispuesta a recibirle al día siguiente, martes 28. Cuando Rafa Hernando llama a Pedro Quevedo, el diputado de Nueva Canaria se queda mudo. Flipa.
«¿Cómo voy a apoyar a Rajoy, si me he presentado a las elecciones en coalición con el PSOE?», argumenta Quevedo. «Porque me lo dijiste ayer», replica Rafa Hernando. «Si yo ayer no hablé contigo. Llamé a Antonio Hernando para garantizarle mi apoyo a Pedro Sánchez y al PSOE», contesta el diputado de Nueva Canaria.
Pausa. Silencio. Entonces Pedro Quevedo cae en la cuenta de su error. Quería llamar a Antonio Hernando, el del PSOE, pero su dedo le jugó una mala pasada y pulsó sobre el nombre de Rafael Hernando, el del PP. «Pérdoname, Rafa, que todo ha sido un error», se disculpa el canario. «Pero si tenemos números diferentes», replica el portavoz popular. «Ya, pero es que, además del apellido, también os parecéis en la voz».
La sangre no llega al río ni Quevedo se pasa al enemigo. Así termina esta hilarante historia del día que Quevedo se equivocó de Hernando y ofreció el apoyo más fugaz a un candidato a la investidura de la historia de la democracia en España. Fue un apoyo interruptus, un lapsus culpa de las nuevas tecnologías. Quizá ustedes estén ahora esbozando una sonrisa, pero en el PP la historia no hizo ninguna gracia, porque ya se habían puesto a sumar un escaño más.
«Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir». La frase es del mismísimo Quevedo, pero no Pedro sino Francisco. El otro Quevedo.
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