España

El PSOE no cumplirá las máximas exigencias de ERC porque cuenta con que Podemos no romperá el Gobierno

Pedro Sánchez no es un socio de fiar para la derecha. Y en breve será el separatismo el que lo compruebe en primera persona. Porque lo cierto es que la consigna interna del Gobierno es que, una vez conseguida la investidura, se ha salvado el gran escollo. Y que, por mucho que insistan los socios separatistas de este Gobierno del PSOE y Podemos, habrá determinadas exigencias que no se cumplirán. Aunque se hayan firmado.

La postura se apoya en un razonamiento múltiple y obvio. La primera razón pasa por el hecho de que la máxima exigencia de ERC implican el perdón a los condenados por el 1-O y otras causas relacionadas con el separatismo. Una cuestión que es imposible de camuflar legalmente. Esas exigencias suponen además la celebración de un referéndum abiertamente inconstitucional, cosa que aniquilaría al PSOE desde el punto de vista electoral.

La segunda causa pasa por plantear ya el incumplimiento de los pactos de máximo alcanzados con los separatistas porque dejaría a los pies de los caballos la imagen de Sánchez y confirmaría todas las advertencias lanzadas por la derecha contra él. Y eso supondría un aviso de golpe electoral para el PSOE.

Y la tercera razón pasa por el hecho de que en el PSOE descuentan que Podemos se agarrará al poder y a los cargos antes de poner en peligro el Gobierno, y con ello sus propios ministerios y vicepresidencia, ya que las exigencias de ERC alcanzan un nivel de inconstitucional casi imposible de disimular.

El «conflicto político»

El PSOE ha asumido, en esta línea que en Cataluña «existe un conflicto de naturaleza política» y que está dispuesto a negociar cualquier reivindicación que el separatismo plantee en la Mesa de diálogo entre los dos Gobiernos -Moncloa y Generalitat-. No hay, pues, líneas rojas para debatir sobre el falso derecho de autodeterminación que enarbola el independentismo o su reivindicación en favor del indulto o la amnistía de los condenados por el golpe del 1-O en Cataluña.

Según el texto del pacto por los socialistas con la formación que desde la cárcel lidera Oriol Junqueras, en el que no existe una sola mención a la Constitución española como cortafuegos a los acuerdos que puedan alcanzarse, el PSOE y ERC se han comprometido a «crear una Mesa de diálogo, negociación y acuerdo entre Gobiernos que partirá del reconocimiento y la legitimidad de todas las partes y propuestas. Esta mesa actuará sin más límites que el respeto a los instrumentos y a los principios que rigen en el ordenamiento jurídico democrático».

La Mesa de negociación estará integrada por el Gobierno de España y el de la Generalitat. Las delegaciones serán paritarias y estarán formadas por los miembros que ambas partes decidan.

Los dos Gobiernos «aportarán con libertad de contenidos sus propuestas» sobre el futuro de Cataluña, que serán valoradas, debatidas y argumentadas para que las partes fijen sus posiciones.

La negociación comenzará 15 días después de la formación de Gobierno en España y se establecerán plazos concretos para celebrar las reuniones y para presentar las conclusiones. La Mesa de negociación establecerá mecanismos «para garantizar el inicio y mantenimiento de su actividad», así como para «el cumplimiento de los acuerdos».

Por último, los acuerdos alcanzados serán sometidos a una «consulta a la ciudadanía», eufemismo que el PSOE y ERC han encontrado para encubrir lo que de facto será la celebración un referéndum en Cataluña sobre acuerdos políticos alcanzados por el Gobierno de España y el de la Generalitat, pero en el que el resto de los españoles no tendrán voz. Y todo ello tiene un difícil pase legal. Al margen de que puede matar electoralmente al PSOE. Por ello, la solución que ha encontrado Sánchez es no cumplir las exigencias máximas de los separatistas y aguantar.