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Presos etarras usan niños para exigir la excarcelación de ‘Susper’, jefe de ETA en los ‘años de plomo’

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Pelayo Barro

Sare, la red de apoyo a los presos de ETA, está publicitando una campaña en la que participan niños para exigir la puesta en libertad inmediata de Ibón Fernández de Iradi, alias Susper, el que fuera uno de los principales jefes de ETA durante los años 80 y principios de los 90. Tras sus inicios como integrante de base, Susper fue jefe de captación y posteriormente máximo dirigente de los comandos terroristas en uno de los momentos de mayor actividad asesina de la banda. Ha sido acercado al País Vasco desde Francia hace unos meses. Alega que debe salir de prisión por un diagnóstico de ELA que le hicieron en 2012, pero que las autoridades francesas no vieron suficiente para excarcelarle.

La campaña para pedir la excarcelación de Susper consiste en un vídeo musical en el que un grupo de adultos, con carteles en euskera haciendo referencia al terrorista preso, son rociados de agua con una manguera que empuña un niño. En las imágenes también aparecen otros menores de edad que juegan alrededor del grupo de adultos.

No es la primera vez que estas plataformas próximas al colectivo de presos etarras recurren a menores o involucran a niños en sus reivindicaciones. Ocurrió, por ejemplo, el pasado mes de octubre en un acto masivo por la liberación de etarras en el que hubo amplia presencia infantil y actuaciones para niños. También se usa a los menores para recaudar fondos, como con las camisetas infantiles -desde 4 años de edad- que vende la red de presos.

El ambiente festivo que rodea el vídeo esconde una campaña para que este jefe de ETA, con 75 años de condena a sus espaldas por sus actividades terroristas, salga anticipadamente de prisión. Una maniobra que ya está en marcha.

Excarcelación

Susper se encuentra cumpliendo condena en una celda de la prisión de Martutene (Guipúzcoa). Fue trasladado el pasado mes de octubre desde Francia, país que le había negado la libertad condicional que exigía Susper alegando que sufre una esclerosis múltiple diagnosticada en 2012. Su paso por la cárcel vasca puede ser fugaz: el Gobierno de Urkullu ya ha iniciado los trámites para ponerle en libertad lo antes posible.

Susper, de 50 años, lleva cerca de 20 años en prisión. Prácticamente, todos ellos cumplidos en cárceles de Francia, país que le impuso dos condenas de 30 años y una de 15 por sus actividades al frente de la banda terrorista. 75 en total. Los cumplía en la prisión sureña de Lannemezan, de donde fue trasladado a Martutene, cumpliendo así un deseo que el ex jefe de ETA llevaba solicitando desde hace una década.

A Fernández de Iradi le diagnosticaron en 2012 una esclerosis múltiple, una enfermedad neurodegenerativa de lento desarrollo que va minando poco a poco las capacidades físicas de quien la padece. Sin embargo, según entendió la justicia francesa hasta en dos ocasiones, el estado de salud de Susper no le impedía permanecer en prisión. Tampoco los médicos que seguían su tratamiento consideraron que la dolencia debía sacarle de entre rejas.

En 2020, la Sala de aplicación de penas del Tribunal de Apelación de París dictaminó que los informes médicos elaborados por los forenses galos no justificaban su excarcelación. Poco después lo volvería a intentar, tras sufrir ese mismo año un contagio por Covid, pero con idéntico resultado.

País Vasco

Sin embargo, con su ingreso en Martutene, su situación cambia de forma radical. Según fuentes penitenciarias consultadas por OKDIARIO, la dirección de su nueva prisión ya ha encargado un estudio médico-forense del caso de Susper. Además, se está revisando la documentación de la enfermedad y el histórico de tratamientos que ha recibido en Francia, y se le van a practicar nuevas pruebas médicas «de forma inmediata» para reevaluar su caso.

En ese proceso, explican las fuentes consultadas, también participan profesionales del sistema de sanidad pública vasca. Susper podrá salir de prisión para someterse a pruebas. Eso sí, con escolta, ya que ya en 2002 fue detenido por la Policía francesa y conducido a una comisaría de la que escapó. Un incidente extraño, ya que Susper se quedó durante horas en un calabozo sin vigilancia y que tenía un conducto de ventilación de unos 30 centímetros que no tenía rejilla de protección. Consiguió deslizarse por él y huir pese a toda la vigilancia, permaneciendo fugado durante un año. Un incidente que provocó recelos entre la Policía española y la francesa. De esa manera, Susper podría conseguir en cuestión de semanas o meses lo que Francia le ha negado durante la última década: salir de prisión en base a su estado de salud.

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