Moncloa cuela a la OTAN como inversión en Defensa 250 millones de gastos en «mejora del medio natural»
El Gobierno computó en 2024 como gasto militar conceptos como la "sostenibilidad pesquera" o la "gestión forestal"
El Gobierno de Pedro Sánchez cuela ante la OTAN como gasto en Defensa más de 250 millones de euros relativos a inversiones en políticas ecologistas, ajenos a la definición de gasto militar que la Alianza Atlántica considera válido para computar el esfuerzo de sus países miembros en fuerzas armadas. Así consta en documentos oficiales de contabilidad estatal recabados por OKDIARIO.
La inclusión de esas partidas por parte del Ejecutivo español va dirigida a maquillar al alza las cuentas militares que presenta ante la OTAN, que lleva años reprochando a Pedro Sánchez el incumplimiento de sus compromisos en el concierto de la organización defensiva transatlántica.
La creatividad contable de Moncloa en este particular ha alcanzado su clímax durante el último año. Así, los presupuestos de Defensa de 2024 incluyen partidas de «protección y mejora del medio natural», de «gestión forestal sostenible», de «transición energética» e incluso de «sostenibilidad pesquera». Eso sí, ni por esas el Gobierno se aproxima a los compromisos que tiene pendientes con la OTAN. Pese a ese artificial engorde de los presupuestos de Defensa, España sigue a la cola, está a miles de millones de cumplir con sus obligaciones adquiridas con la OTAN. Ningún otro país de la Alianza Atlántica dedica tan poco dinero público a fuerzas armadas en proporción a su PIB nacional.
Esta maniobra para maquillar las cuentas ante la OTAN la practica el Ejecutivo de Sánchez desde el año pasado. Eso le ha permitido inflar artificialmente en 277 millones de euros el presupuesto de Defensa de 2024 que comunicó a la Alianza Atlántica. De ellos, 150,5 millones se encuadran realmente en el denominado «Plan de transición energética de la Administración General del Estado». Otros 102,1 millones están consignados dentro de Defensa bajo el epígrafe «Protección y mejora del medio natural».
Asimismo, aparecen 18 millones de euros en el presupuesto del Ministerio de Defensa que, en realidad, son de políticas pesqueras. En concreto, esos 18 millones son del «Plan de impulso a la sostenibilidad, investigación, innovación y digitalización del sector pesquero». Y figuran también en los presupuestos de Defensa 6,8 millones para gastos de «gestión forestal sostenible».
Gran parte de esas partidas estaban ya ejecutadas a fecha de 30 de noviembre pasado, computadas como gasto efectivo del Ministerio de Defensa a todos los efectos. El Ministerio de Hacienda no ha publicado aún los datos de ejecución presupuestaria de diciembre, por lo que no existe certificación de cuál ha sido la cantidad gastada de toda la que se presupuestó para 2024. Hasta el 30 de noviembre, en la partida de gastos ejecutados Moncloa incluyó como inversión militar 168 millones de esos conceptos relativos a la «protección y mejora del medio ambiente», «gestión forestal sostenible», «transición energética» y «sostenibilidad pesquera».
La OTAN no admite esos gastos
La OTAN define claramente qué tipos de gastos públicos pueden computar como presupuestos de Defensa a efectos de cumplimiento de los socios de la Alianza Atlántica. Ninguno de los antes citados tiene cabida, ni de lejos, en esa definición fijada por la OTAN. Sí pueden computarse como gastos de Defensa los correspondientes a fuerzas policiales, pero siempre que se trate de unidades que «están entrenadas en tácticas militares, están equipadas como fuerza militar, pueden operar bajo autoridad militar directa en operaciones desplegadas y, siendo realistas, pueden desplegarse fuera del territorio nacional en apoyo de una fuerza militar». El Gobierno español también engorda por esta vía las cuentas que presenta ante la OTAN. Pero tampoco consigue convencer así a esta organización internacional.
Según consta en los documentos oficiales de la Alianza Atlántica, «la OTAN define el gasto de defensa como los pagos realizados por un gobierno nacional específicamente para satisfacer las necesidades de sus fuerzas armadas, las de los aliados o las de la Alianza». Y continúa: «Las fuerzas armadas incluyen las fuerzas terrestres, marítimas y aéreas, así como formaciones conjuntas como la Administración y el mando, las fuerzas de operaciones especiales, el servicio médico, el mando logístico, el mando espacial, el mando cibernético, etc.», así como la parte de fuerzas policiales preparadas para poder operar en despliegues militares.
Es obvio que en la definición de «gasto de defensa» de la OTAN no hay ni rastro de conceptos tales como «sostenibilidad pesquera», «gestión forestal sostenible», «transición energética de la Administración» o «protección y mejora del medio natural» que el Gobierno de Sánchez cuela como parte del gasto público español en fuerzas armadas.
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