Villarejo denuncia vejaciones en prisión: «En cuclillas, desnudo, inspeccionando mi culo en busca de teléfonos»

El ex comisario José Villarejo lo relaciona con una campaña de presión para que realice determinadas acusaciones o cargue contra determinados políticos

José Villarejo Pablo Iglesias
El ex comisario José Villarejo declara en un juicio.
Carlos Cuesta

El ex comisario José Villarejo ha denunciado al juez trato vejatorio en prisión. Una carta remitida al juez instructor de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón pone en conocimiento de la Justicia que, según la versión de Villarejo, el ex comisario sufre «continuos cacheos denigrantes, totalmente desnudo, tirándolo todo al suelo» en posición de «cuclillas y completamente desnudo, inspeccionando mi culo a la búsqueda de teléfonos imaginarios».

La carta relata un trato denigrante en prisión que el ex comisario José Villarejo identifica con una campaña de presión para que realice determinadas acusaciones o cargue contra determinados políticos o la monarquía. El texto de la misiva desvela «continuos cacheos denigrantes, totalmente desnudo, así como las entradas sorpresivas en mi celda, sin acta que justifique simulaciones de registros que, más bien son acciones de humillación, tirándolo todo al suelo y con la obligación de ordenarlo yo a riesgo de ser sancionado por no tener la celda en condiciones de ser inspeccionada».

En otro párrafo relata «las posiciones en cuclillas y completamente desnudo, inspeccionando mi culo a la búsqueda de teléfonos imaginarios», lo que identifica con «intentos, como tantos otros, de quebrar mi espíritu irreductible de resistir siempre».

El texto prosigue detallando «las provocadas reyertas sufridas por presos que trasladaron de otras cárceles e instigaron contra mí para así generar partes que engordarían mi expediente como conflictivo y, así justificar, cualquier medida de aislamiento». O «no digamos el encerrarme durante 45 días, casi 15 horas al día, con un preso condenado por asesinato y diagnosticado como esquizofrénico que me provocó la pérdida de sueño y la tensión a riesgo de que me provocaría un infarto y/o un ictus, porque tenía que estar pendiente y vigilante todo el tiempo en un espacio cerrado de apenas cinco metros cuadrados para moverse».

Por último, delata que, con «la excusa de un riesgo de contagio, he permanecido casi un mes confinado 24 horas al día en mi celda, lo que sin duda es una tortura». El último episodio de este tipo lo habría sufrido el 13 de octubre de 2020, cuando se le aisló «con la excusa de que podría contaminar a los demás presos».

Episodio que se uniría al hecho de haberle obligado a ponerse “semanalmente en la cola de los presos que recogen la medicina de dependencia para recibir una “dosis de valeriana” y, así aparecer en la filmación como otro más con problemas de esa naturaleza”.

Esta denuncia se suma a otras recogidas en esa misma carta del ex comisario José Villarejo. Otras como la que apunta a la existencia de una «copia de las actas de reuniones de dirigentes de ETA y espías venezolanos y cubanos en las que se informaba a los miembros de Podemos de los fondos para provocar revueltas» en España. El ex comisario José Villarejo, de hecho, pide el desencriptado inmediato de esas actas que están en poder de la Administración.

José Villarejo ya ha acusado, además, a la Fiscalía de buscar un testimonio suyo en contra de Mariano Rajoy o de D. Juan Carlos a cambio de ofrecerle la libertad. Ya ha señalado que la parte que se ha desencriptado del material que se le incautó corresponde casualmente a la que desvela tratos con el PP y nada con el PSOE. Y ha dado un salto cualitativo al lanzar la acusación de mantener sin desencriptar una copia de las actas de las reuniones mantenidas entre dirigentes de ETA, espías venezolanos y cubanos para informar a miembros de Podemos del dinero disponible para organizar revueltas.

«Se esconden temiendo mi respuesta»

La carta ha sido ya entregada al juez con la descripción de los hechos. Y allí se relata lo siguiente: «Resulta patético apreciar que ni privado de todos mis derechos con la manida excusa de la seguridad del estado, son capaces de ganarme y se esconden temiendo mi respuesta, pese a disponer como únicas armas de defensa, un papel, un lápiz y mi memoria infinita, que tanto miedo, diría pánico, les provoca». Y es que José Villarejo denuncia un intento de «ocultar» todo «aquello que pueda señalar a miembros de este Gobierno, en especial ahora al vicepresidente Pablo Iglesias y algunos miembros más de Podemos como los informes que conseguí del servicio secreto venezolano». Pero advierte: “Va a resultar una tarea imposible, por más que se empeñen en ello”.

El ex comisario José Villarejo desvela en ese momento un dato clave: «Las copias de las actas de las reuniones con dirigentes de ETA, junto con espías venezolanos y cubanos, donde se informaba a los miembros de Podemos de los fondos librados para provocar revueltas en aquellos países influenciables como España». Añade que esas actas «se conocerán al final pese a que se oculten con la excusa de que precisamente es esa mitad, la que no se desencriptó, donde estaría y por eso no las encuentran».

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