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El expresidente de Renault Nissan Carlos Ghosn se escapa de la justicia japonesa con una identidad falsa

Sorpresa absoluta en Tokio este martes cuando el ex presidente del grupo de automoción ha aparecido en Beirut tras decir que "me he escapado de la injusticia y la persecución política".

Carlos Ghosn se ha fugado de Japón, donde estaba en libertad bajo fianza por sus acciones como presidente de Renault Nissan, y ha aparecido en la capital de Líbano, Beirut. De esta forma Ghosn se escapa de un juicio que podría suponerle una larga condena en la cárcel.

La fuga de Ghosn se conoció en Tokio este martes, y fue justificada por el ex presidente de Renault Nissan, que dice que en Japón hay un sistema de justicia «parcial donde prevalece la presunción de culpabilidad».

«No me he fugado de la justicia, me he escapado de la injusticia y de la persecución política», afirmó Ghosn en un comunicado recibido por Efe y distribuido por la firma francesa que en otras ocasiones ha enviado notas en su nombre y en el de su familia.

Durante los últimos meses, el directivo de Renault Nissan permanecía en su residencia de Tokio y los pasaportes de su triple nacionalidad estaban en poder de sus abogados, una de las condiciones impuestas por el juez que aprobó su libertad bajo fianza el pasado 25 de abril, al final de su segunda detención provisional.

Arrestado en 2018

Carlos Ghosn fue arrestado por primera vez el 19 de noviembre de 2018, quedó en libertad bajo fianza el 6 marzo y nuevamente fue detenido el 4 de abril, todo ello para responder a las cuatro acusaciones de la fiscalía por presuntas irregularidades financieras.

Ghosn se escapó de Japón con una identidad falsa

Sus movimientos en Tokio estaban restringidos, había cámaras frente a su domicilio y el único acceso a internet lo tenía que hacer en las oficinas de sus abogados. También tenía limitaciones para comunicarse con sus parientes.

Aun así, Ghosn, de 65 años, salió del país con una identidad falsa, según fuentes citadas por la cadena pública NHK, y llegó al aeropuerto internacional de Beirut a bordo de un avión privado, aunque no se tienen detalles de la ruta que siguió.

Ghosn nació en Brasil, tuvo parte de su educación en el Líbano y se desarrolló profesionalmente en Francia. Sus triunfos corporativos los hizo en Renault y se convirtió en uno de los artífices de la alianza con Nissan, fraguada hace más de una década.

Su huida del país fue una sorpresa también para sus abogados, según reconoció en declaraciones a los periodistas el principal letrado de su equipo legal, Junichiro Hironaka.

«Tengo ganas de que se logre la inocencia, pero parece que él no estaba de acuerdo con la justicia en Japón», añadió el letrado. «Ha dejado tirado todo aquí, las cosas suyas están en su habitación (…). Si regresa trabajaremos juntos», agregó Hironaka.

Por lo menos una de las causas a la que se enfrenta en Tokio conlleva una pena máxima de diez años de prisión, que se unirían a otras tres acusaciones, incluyendo compensaciones pactadas no declaradas y el uso de fondos de Nissan para beneficio propio.

De momento, por el hecho de violar las condiciones de su libertad bajo fianza, Ghosn pierde la suma depositada para poder salir de la cárcel, unos 1.500 millones de yenes (12 millones de euros/13,8 millones de dólares).

En su primer comunicado, Ghosn, que tiene triple nacionalidad (francesa, brasileña y libanesa), no aclara por qué decidió viajar en primer lugar a Beirut. Medios locales han apuntado que Japón no tiene un tratado de extradición con el Líbano.

En su comunicado, el expresidente de Nissan hace un furibundo ataque al sistema judicial japonés, más fuerte que otros comentarios previos suyos y de sus abogados, posiblemente porque no tiene intención de presentarse ante un juez nipón.

«Ya no soy el rehén del sistema judicial japonés parcial donde prevalece la presunción de culpabilidad, donde la discriminación es generalizada y donde se violan los derechos humanos», dice el texto difundido a través de sus portavoces.

Ello, agrega, «en total desprecio de las leyes y tratados internacionales que Japón ha ratificado». Y también hace una final justificación: «No huí de la justicia; me liberé de la injusticia y la persecución política».

Ghosn siempre ha negado los hechos de los que se le acusa y ha asegurado que es víctima de un «complot» interno de Nissan para evitar una mayor integración con Renault y, eventualmente, una fusión entre otras dos firmas y un hermano menor, Mitsubishi.

De momento, las autoridades japonesas, que han recibido la noticia en medio de las fechas más festivas del año, no han hecho comentarios, ni políticos ni jurídicos, al margen de reacciones anunciando que se están investigando los hechos.

Tampoco ha aparecido públicamente Ghosn al llegar a Beirut para dar detalles, si quiere hacerlo, sobre su rocambolesca huida de Japón, aunque promete comparecer en los próximos días.

«Finalmente puedo comunicarme libremente con los medios, lo que haré la próxima semana», asegura en su comunicado.