Economía

La compañía de lujo Lanvin no podrá pagar los salarios de sus empleados a partir de enero de 2018

La casa de moda más antigua de Francia, Lanvin, está pasando por verdaderos apuros financieros y, según los expertos, no podrá abonar los salarios de los empleados a partir de 2018. La compañía parisina ha visto desplomarse sus ventas un 23% en 2016 y cerrará el año con una nueva caída del 30%.

La compañía creada en 1889 es sinónimo de elegancia parisina, sin embargo, a pesar de su potente marca internacional sus finanzas no pasan por el mejor momento. Los pronósticos de los auditores señalan que Lanvin tendrá una caída en las ventas de un 30% este 2017.

La firma de lujo no publica sus cifras, al igual que su homóloga Chanel, sin embargo, la Ley de Sociedades gala obliga a los auditores a informar a los gerentes y presentar advertencias judiciales ante el Tribunal Comercial de París cuando las operaciones de una compañía están en riesgo debido a su situación financiera.

Los expertos aseguran que Lanvin ha tenido serios problemas para fidelizar a los clientes de la firma tras la marcha de Alber Elbaz, director creativo, a finales de 2015. Desde esta salida, para algunos errónea, han pasado por la dirección creativa dos diseñadores y ninguno de ellos ha conseguido aguantar en el puesto.

Olivier Lapidus, el actual diseñador, no ha logrado conectar con el público ni con los clientes a tenor de las cifras. De hecho, según Reuters, las ventas han disminuido un 50% en comparación con el mismo periodo de 2016. “Los compradores están muy confundidos con el hecho de mostrar los logos en las prendas”, comentan fuentes cercanas a Lanvin.

Otro de los factores que puede acabar con la marca es el hecho de aumentar el número de licencias, una decisión que muchos consideran casi suicida, pues poner el nombre de una clásica marca de lujo a todo tipo de objetos es contraproducente.

Fuentes citadas por Reuters, confirman que para dar oxígeno a las finanzas de Lanvin se necesita una fuerte inyección de capital en efectivo, si esto no se consigue, la maison francesa no podrá pagar a sus empleados a partir de enero de 2018.

Ante el posible hundimiento de las finanzas de la gala, ha habido un éxodo masivo de empleados. De hecho, según los rotativos de Francia, alrededor de un tercio de ellos abandonaron la empresa desde el comienzo de 2017. La mayoría de los empleados que se han ido no han sido reemplazados, según las mismas fuentes. No obstante, las mismas fuentes aseguran que, la recapitalización de la empresa se podría hacer antes de que acabe el año, aunque estaba prevista para el mes de septiembre.

Lanvin, propiedad de la china Shaw-Lan Wang, ha registrado unas pérdidas de 18 millones de euros en 2016, según Reuters. Y pronostican que los números rojos podrían agravarse en 2017 hasta los 27 millones de euros.

La estrategia tomada por el gigante chino no fue bien recibida por el empresario suizo Ralph Bartel (que tenía el 25% de las acciones) y decidió renunciar a su cargo en la junta directiva en el mes de julio. Aunque no fue el único, el banquero Pierre Mallevays también abandonó la cúpula directiva al no encontrar un punto convergente de todas las partes.

Recientemente, Michele Huiban, director general de Lanvin desde 2013, salió de la cúpula directiva y se nombre a dos directivos adjuntos. Simone Matura, director de Producto y Licencias y Ursula Gandhi que supervisa Ventas y Marketing.

Lanvin tendrá que abandonar, además, su sede histórica en 15 rue du Faubourg Saint-Honoré. Los herederos de Jeanne Lanvin vendieron el edificio, según Le Figaro, en Richemont, que da hospedaje a firmas como Cartier y Van Cleef & Arpels.