El 86% de los barceloneses ve «positivo» el turismo mientras Colau no para de maltratar al sector
El 86% de los barceloneses creen que el turismo es positivo para la ciudad, según una encuesta que el Ayuntamiento de Barcelona hará pública en los próximos días. Sin embargo, Ada Colau sigue con su cruzada contra el negocio turístico en la ciudad condal como la prohibición de abrir hoteles en el centro, aunque los existentes cierren sus puertas. Una obsesión por el decrecimiento económico de un sector que supone el 15% de la riqueza de la ciudad catalana.
El resultado de esta encuesta ha sido mostrado por Jaume Collboni, líder del PSC en el Consistorio de Barcelona. El socialista, además teniente alcalde, ha mostrado su satisfacción por ese 86% que creen que “el turismo es positivo para la ciudad”.
Admite que esas cifras varían según los barrios, aunque ha explicado que el 70% de los habitantes de Nou Barris creen que Barcelona “aún puede acoger a más turistas”.
Collboni ha destacado que el turismo es muy importante porque “supone el 15% de la riqueza de la ciudad, aunque algunos barrios tienen gran presión que no es sostenible en el tiempo”. También ha reclamado que Barcelona se pueda quedar con el 100% de la recaudación de la tasa turística y ha lamentado que solo reciba la mitad cuando el resto de Europa la reciben completa.
Más del 80% de los ciudadanos de Barcelona defienden que el turismo es positivo para la ciudad, sin embargo, Colau llegó a la alcaldía con un plan estratégico “Turismo 2020 Barcelona” que está poniendo contra las cuerdas a la industria.
De entrada al sector hotelero, el pasado mes de enero la activista de Barcelona en Comú aprobó, con el apoyo de ERC, una norma que prohíbe abrir hoteles en el centro de la ciudad. De esta manera, el Ejecutivo municipal ponía coto a los hoteles dentro de la almendra central y concentraría el alojamiento en la periferia.
Se daba luz verde al llamado Plan Especial de Urbanismo de Alojamientos Turísticos (PEUAT) con el que quiere Colau “hacer compatibles los alojamientos turísticos con un modelo urbano sostenible”. El proyecto contempla, entre otras prohibiciones, la apertura de nuevos hoteles en el centro, aunque los que hay echen el cierre.
Recordemos que la ciudad se ha organizado por zonas, en la zona 1 están los vetos más férreos y en la zona 2 se mantendrá el número de establecimientos, aunque si alguno cierra podrá abrirse otro de similares magnitudes. Los grandes hoteles tendrán que conformarse con la zona menos céntrica de la ciudad de Antonio Gaudí.
Desde el Gremio de Hoteles de Barcelona creen que la ex activista de la PAH “priva de libertad al empresario para dinamizar su negocio”. Por su parte, Agustí Colom, concejal de Turismo y Empresa, anunciaba que habrá nuevas medidas fiscales para las viviendas, autobuses, cruceros o habitación Bed & Breakfast.
Según el edil, también cabe la posibilidad de aumentar de 4,5 euros a 45 euros lo que pagan los autocares turísticos para aparcar en Montjuïc, una medida piloto que se impondrá en más zonas de la ciudad.
Además, Colau defiende que los pisos turísticos paguen un Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) más alto, que dejen de pagar este gravamen como residentes y lo hagan como empresas. Para ello, el Consistorio reclama hacer una modificación de la Ley de Haciendas Locales del Gobierno central.
A finales de 2016 también hubo tiempo para los vetos con respecto al turismo. La alcaldesa decretó la prohibición de nuevas aperturas de establecimientos comerciales vinculados al ocio y el turismo en el distrito de Ciutat Vella. Nada de bares, discotecas, restaurantes o karaokes en el centro de Barcelona. La concejal de esta zona, Gala Pin, argumentaba que quieren “impulsar medidas valientes para devolver un equilibrio entre la presión turística, la vida vecinal y la diversidad comercial”.
Un veto que durará dos años y que pretende “limitar las actividades que causan externalidades negativas en los barrios” que más sufren con la llegada de visitantes. En agosto Cola pidió a los vecinos de la ciudad que denunciaran si en su edificio hay algún piso turístico ilegal y les pedía su colaboración para crear “un modelo urbano sostenible y luchar contra un modelo que crea especulación y economía sumergida”.
Los palos en las ruedas de Colau afecta a una industria que genera el 18% de los contratos que se firman en la ciudad, según un informe del propio Gobierno municipal. Un documento que, además, concluye que a pesar de las prohibiciones de la alcaldesa los turistas siguen llegan a la ciudad sin parar. Más de 27 millones de turistas eligen Barcelona cada año.
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