Fede Valverde es incombustible, pero necesita una tregua. El mediocentro es el hombre para todo de Carlo Ancelotti. Hasta el punto de ser el más utilizado, con diferencia, este curso en el Real Madrid. Había jugado todos los partidos de la temporada de inicio, salvo el duelo copero contra el Celta, en el que entró en la segunda parte. Hasta el partido contra el Girona. Llegaba tocado tras el Manchester City, por lo que descansó y debería hacer lo propio ante la Real Sociedad. Pero todo dependerá de lo que decida el técnico.
Si Ancelotti ha demostrado confianza ciega en alguien, es en Valverde. El técnico recurre a él para todo. Es su extensión en el campo. Pero necesita un descanso. Y cumple con creces donde se le requiera. La exigente eliminatoria ante el Manchester City le llevó a jugar infiltrado, por lo que ante el Girona le tocaba descansar. Ante la Real Sociedad su presencia depende de Ancelotti, pero lo cierto es que el uruguayo necesita descansar, de cara al tramo final de la temporada.
La exigencia para el Real Madrid será máxima. En una ajustada pelea por la Liga, los madridistas no pueden fallar en exceso si quieren aspirar al título. Además, siguen vivos en Copa del Rey y tienen una durísima Champions donde espera el Atlético de Madrid en los octavos, al que podrían seguir Arsenal en unos hipotéticos cuartos y Liverpool o PSG en semifinales.
Para superar todos esos compromisos, es fundamental contar con Valverde al 100%. Ancelotti ya habló en verano de ir dando descanso a sus jugadores durante la temporada ante un calendario sin precedentes. Nunca se han jugado tantos partidos como los que disputarán los madridistas este curso, con el Mundial de Clubes al término de la temporada y la ampliación de la Champions League. Sin embargo, en el caso del charrúa, su descanso ha sido inexistente.
Hasta el partido ante el Girona, Valverde había jugado todos los partidos del Real Madrid. Había disputado 41 partidos de los 41 posibles. Incluso contra la Deportiva Minera, en Copa del Rey. Además, había sido titular en 40, salvo contra el Celta en el Bernabéu, donde entró en el tramo final y terminó jugando la prórroga.
Valverde es capital
Después de la eliminatoria contra el Manchester City y en vistas a la Copa del Rey y con el doble enfrentamiento en Champions contra el Atlético de Madrid a la vuelta de la esquina, Valverde necesitaba un descanso. Y fue contra el Girona cuando Ancelotti le sentó. Fue el primer partido del curso que se perdió, gracias a Vinicius, puesto que antes del gol del brasileño –que fue el 2-0 con el que casi se sentenciaba el duelo– Ancelotti estuvo a punto de meterlo.
El uruguayo aporta el equilibrio que busca el técnico, sea donde sea que juegue. Lo haga como pivote, por delante, como extremo –aunque esta temporada apenas ha aparecido en esa posición– o en el lateral derecho, dadas las ausencias de Carvajal y Lucas Vázquez; Valverde es capital. De hecho, a sus 26 años está a un partido de jugar su partido 300 con el conjunto blanco, todo un récord puesto que es su séptima temporada como jugador del primer equipo.