Un Real Madrid intenso, concentrado y coral trituró al Villarreal en su partido más redondo de la temporada. Los de Ancelotti no dieron opción alguna al equipo de Marcelino, superado de pitido a pitido. Bellingham abrió la goleada del equipo blanco a la que se sumaron Rodrygo, Brahim y Modric. El Madrid se acuesta líder a la espera de lo que haga el Girona con siete puntos de ventaja sobre el Barça y ocho sobre el Atlético.
Con las habas contadas por las bajas, el único foco del morbo en el Real Madrid estaba en la portería. Jugaba Lunin, el mismo al que Ancelotti había condenado de boquilla a la suplencia en cuanto estuviera listo Kepa. Pero a Carletto le pasa lo mismo que a Pedro Sánchez, que no le penalizan las mentiras. El ucraniano se coló por la puerta de servicio a la titularidad y ahora se ha quedado con las llaves. Al menos de momento.
No había grandes sorpresas en el resto del once del Real Madrid, quizá porque Ancelotti tampoco tiene dónde elegir para equivocarse. Sin Carvajal jugaba Lucas Vázquez en el lateral derecho para acompañar a Rüdiger, Alaba y Mendy. Sin Tchouaméni, que por fin había vuelto a una convocatoria, Valverde acompañaba otra vez a Kroos en el centro, con Modric y Bellingham más liberados. Arriba, de nuevo Brahim ejercía de Vinicius para que Rodrygo fuera Rodrygo. Y Joselu al banquillo, claro.
Enfrente el Villarreal de Marcelino, un equipo en construcción que diría Xavi o más bien en reconstrucción. El Submarino al menos ha asomado el periscopio con el nuevo técnico, aunque todavía sus torpedos no están armados como para pensar en ganar las grandes batallas. Y la del Bernabéu presumía serlo.
Drama para Alaba: apunta a lesión grave de rodillahttps://t.co/S635BBvSbk
— okdiario.com (@okdiario) December 17, 2023
Apretó el Real Madrid de salida como Puigdemont a Sánchez. Sin respiro cercó el área del Villarreal, que no tuvo más remedio que pertrecharse para evitar males mayores. Profundos y anchísimos Lucas y Mendy por los costados, Rodrygo y Brahim se permitían la licencia de jugar de fuera hacia adentro. El Submarino Amarillo estaba tan hundido que sólo hacía falta un poquito de puntería para que los de Ancelotti se adelantaran en el marcador.
La que le faltó precisamente a Bellingham en el minuto 7 cuando una mala cesión de Albiol le dejó solito en el área. El inglés, que pudo haberla bajado con el pecho, eligió cabecear desde lejos y la atajó sin problemas Jorgensen. El Real Madrid había salido más enchufado que el marido de la Calviño. Brahim hizo lucirse a Jorgensen con un disparo venenoso al palo corto.
Aprieta el Madrid
Otra vez chupó cámara el portero del Villarreal cuando sacó en el 17 una mano milagrosa a un disparo a bocajarro de Rodrygo en el área pequeña. La cuarta del Real Madrid fue para Modric. El croata, asistido por Kroos, chutó desde la frontal del área y su disparo acarició por fuera el travesaño de Jorgensen. Y a la quinta llegó la vencida. El gol del Real Madrid lo marcó, por supuesto, Jude Bellingham. El inglés emergió en el área por encima de Capoue, que se quedó con el molde, y cabeceó picado un centro mágico de Modric.
El Bernabéu se relamía con su crack, un centrocampista imponente que es también el mejor delantero centro de la Liga. La buena noticia del triunfo parcial del Real Madrid se vio opacada por la lesión de Alaba en el minuto 34. El austriaco vio cómo se le enganchaba su rodilla en el césped y su cara al caer al suelo no era de dolor, era de pánico. Sus compañeros en el corrillo tenían la cara desencajada y Alaba tuvo que abandonar el césped a la pata coja.
El Bernabéu contuvo el aliento ante lo que parecía ser una lesión grave, otra más, en el Real Madrid. Los blancos se sobrepusieron a la lesión de Alaba de la mejor forma posible: con otro gol. Lo marcó Rodrygo tras un barullo en el área y, aunque el colegiado lo había anulado a instancias de su asistente, el VAR corrigió la decisión y dio por bueno el tanto del brasileño.
El Real Madrid había resuelto el partido antes del descanso pero se había complicado el futuro si el club se mantiene erre que erre en su idea de no ir a mercado. Parece una locura afrontar Liga, Supercopa, Copa y Champions sólo con dos centrales, pero capaz es Ancelotti de jugar ante el Bayern con Mendy y Tchouaméni de centrales. Con el Bernabéu en shock llegó el intermedio.
Alaba se rompe
Del que regresamos sin Mendy, posiblemente lesionado otra vez. Entró en su lugar Fran García. Y con un penalti como un piano a Brahim que ni Figueroa Vázquez ni el VAR quisieron pitar. El Real Madrid, que se veía con el partido en el bolsillo, se relajó tanto que se quedó traspuesto, momento que aprovechó el Villarreal para acortar distancias. Lo hizo Morales, que se aprovechó de un desajuste entre Nacho y Rüdiger para plantarse ante Lunin y batirle por bajo. Reaccionó tarde y mal el portero del Real Madrid.
El gol del Villarreal espabiló al Real Madrid, que rápido tuvo el tercero en las botas de Rodrygo. Lo evitó Jorgensen, que estuvo rápido para tirarse a los pies del brasileño en el mano a mano y evitar el 3-1. No pudo hacerlo pocos minutos después cuando Brahim recogió una pelota en el centro del campo, se giró, aceleró, sentó a dos rivales y la puso templadita para batir por abajo a Jorgensen. Un golazo propio de un crack al que Ancelotti tuvo sin jugar durante más de dos meses.
El Submarino estaba hundido con el tercero y tocó fondo con el cuarto, que llegó en el 68. Rodrygo se aprovechó de un mal pase atrás de Capoue para meterse en el área. Cuando Albiol le derribó dejó la pelota muerta para que apareciera desde atrás Modric para marcar a placer.
Con el partido perdido al Villarreal le dio por pegar a Bellingham, que se revolvió e incluso llegó a ver una amarilla. Pero Ancelotti tardó un siglo en quitarle. Lo hizo en el 77 porque el móvil le iba a explotar de mensajes. No es que Carletto sea rápido; tarda, sí, pero al final lo ve. Metió a Tchouaméni y a Ceballos y quitó a Bellingham y a Kroos.
El partido no tenía historia alguna. Joselu entró por Brahim, que se marchó ovacionado del Bernabéu.