El Real Madrid esquivó las emboscadas (y las balas) del Getafe de Bordalás y se llevó los tres puntos con una actuación esperanzadora, que no redonda, de Mbappé. El francés renunció a tirar el penalti que convirtió Bellingham en el 1-0 y después hizo un golazo antes del descanso. En el segundo tiempo se desató pero desperdició sendos manos a mano ante David Soria que le habrían permitido firmar su primer hat-trick de blanco. Los de Ancelotti, por cierto, ya están a un punto del Barcelona a falta de saldar cuentas con el calendario en el partido de Mestalla.
Tras el baño de realidad y del otro en Liverpool regresaba el Real Madrid a la prosaica competición doméstica, esa Liga de andar por casa en la que el Barcelona, que la tenía en el bolsillo tras golear a los de Ancelotti en el Clásico, se ha empeñado en invitar a otros a jugar. El Atleti ya dijo el sábado en Zorrilla que se apunta y ahora le tocaba al Real Madrid. El Getafe, que pasaba por allí, era un rival de cercanías propicio para que los blancos terminaran la jornada a un punto de los azulgrana y con el partido que aún tienen pendiente en Mestalla.
Ancelotti, declarado inocente del juicio de Anfield por la coartada de las bajas, dispuso un equipo sin concesiones a la galería y alineó a sus mejores futbolistas disponibles. Apenas rotó a Mendy y a Modric más por precaución que por necesidad. No me iré por las ramas. Jugaban estos once en el Real Madrid: Courtois; Lucas, Rüdiger, Asencio, Fran García; Valverde, Ceballos; Brahim, Bellingham, Mbappé; y Rodrygo. El brasileño, que precisamente regresaba al equipo tras su lesión, haría las veces para ver si Mbappé, escorado hacia la izquierda, empieza a parecerse a Mbappé y no a un bulto sospechoso.
Y a eso de las cuatro y cuarto de la tarde, en plena hora de la siesta, arrancó el duelo en un Bernabéu que presentaba un aspecto imponente. Y de salida dominó el Getafe ante un Real Madrid titubeante e impreciso. También rascaban los de Bordalás, pero eso no es noticia. Falta tras falta el Geta frenaba el ritmo del equipo de Ancelotti. A los 7 minutos tuvimos la primera polémica del partido en una acción en la que Rodrygo fingió un penalti que pilló bien colocado a Hernández Hernández. No picó el canario.
Rasca el Getafe
Nyom, que había pegado un par de codazos en los primeros diez minutos, vio amarilla por sacudir a Rüdiger antes de sacar un córner. El Getafe comenzaba a gustarse en el espejo de su propia aspereza. Cada saque de esquina era una reyerta porque el Real Madrid decidió no poner la otra mejilla. A falta de fútbol al menos se agradece una pizca de tabasco.
Por supuesto sin noticias de Mbappé. Tampoco de Bellingham o Rodrygo, presos de la red de pescozones del Getafe. Bordalás se había salido con la suya y había embarrado el partido. El Real Madrid no era capaz de conectar cuatro pases seguidos porque se encontraba con un rival que interrumpía la jugada.
Y tanto interrumpió que Nyom, el Topuria del Getafe, agarró a Rüdiger en un córner y Hernández Hernández no tuvo más remedio que irse a los once metros. El penalti se lo pidió Bellingham, así que Mbappé se libró del suplicio de ir al patíbulo de la pena máxima. El inglés ejecutó el penalti con un requiebro, una paradinha y un punto de chulería que embelleció la suerte. Lo celebró con un gesto a David Soria quizá porque los de Bordalás desquician al más pintado.
Por fin Mbappé
El tanto animó al Real Madrid a seguir en la pelea. Los de Ancelotti habían interpretado a la perfección que contra el Getafe pintaban bastos y a bastos se jugaba. Fútbol había poco pero intensidad mucha. Y en una contra en el 37 llegó el segundo. Vértigo puro entre Fran García, Brahim, Fede Valverde, Bellingham… y Mbappé. Sí, Mbappé. Se lo juro. El francés, que partió en velocidad desde la izquierda, controló con el exterior de la derecha y la puso tan pegada al poste que hasta llegó a tocar y para adentro. Por fin.
Lo celebró el Bernabéu con satisfacción y alivio. Lo celebraron sus compañeros y Ancelotti, sabedores de que Kylian lo necesitaba como el comer. Con el 2-0 el partido fue decayendo porque el planteamiento del Getafe ya carecía de sentido y al Real Madrid le bastaba con un par de goles de ventajas antes de irse al intermedio.
Del que regresamos con un cambio por precaución médica en el Real Madrid: Güler por Bellingham, que había quedado mareado de resultas de un choque contra David Soria al principio del partido. En tres minutos el Real Madrid se encontró con un inesperado regalo del Getafe: penalti de Berrocal por meter la mano a un disparo de Mbappé. O eso le pareció a Hernández Hernández que pitó penalti. Le corrigieron desde el VAR porque la pelota no rebotó en la mano sino en la tibia. Jueguen.
El gol había desatado a Mbappé que empezó a reconocerse. En el 53 dibujó su jugada más bella desde que está en el Real Madrid: una maravillosa asistencia de vaselina que habilitó a Güler en el mano a mano ante David Soria. El turco la echó arriba pero el Bernabéu celebró la asistencia de Kylian. Jugaban a placer los de Ancelotti porque el Getafe empezaba a destaparse demasiado atrás.
La tuvo Uche en el 55 en una jugada en la que se topó con el palo izquierdo de Courtois. Respiraba Ancelotti, que puso a calentar a Modric y Endrick, que bien podrían ser padre e hijo. El croata entró por Rodrygo en el 66 mientras el brasileño se atusaba los rizos al otro lado de la banda.
Mbappé desatado pero fallón
Con el partido resuelto Mbappé tuvo en sus botas el doblete pero perpetró un remate torcido tras una jugada estupenda en la que se fue por velocidad y sentó a David Soria. Lo más fácil era meterla a puerta batida pero la dio tan mordida que se le marchó fuera. Lo mismo le ocurrió tres minutos después. Se volvió a plantar solito ante David Soria y esta vez resolvió algo forzado con un tiro al muñeco.
El partido parecía resuelto pero Patrick, con un disparo que se estrelló contra el larguero y contra el palo a la vez, hizo contener la respiración al Bernabéu. Lo mejor para el Real Madrid es que apenas quedaban un par de minutos para el 90 y al Getafe ya no le daba tiempo a una remontada imposible. Sí a Mbappé a fallar su tercera ocasión clara. Al final los blancos acabaron sellando un triunfo solvente que sitúa al equipo de Ancelotti a un solo punto del Barcelona y con un partido menos, el que debe jugar el Madrid en Mestalla. Vamos, que la diferencia de seis tras el Clásico ya se ha esfumado.