Nueva goleada del Barcelona al Real Madrid. La historia volvió a repetirse en Leganés, en la final de la Supercopa de España. Con el primer título de la temporada en juego volvió a quedar claro que la brecha entre los dos grandes de nuestro fútbol sigue siendo enorme. Graham, Pajor –por partida doble–, Guijarro y Alexia lo dejaron patente sobre el césped con sus goles, en un duelo en el que las madridistas aguantaron media hora, pero tras el primer tanto se hundieron.
Butarque volvió, de esta forma, a asistir a una nueva victoria del Barça sobre las blancas. La decimosexta, en 16 enfrentamientos. Pleno de victorias culé que se sigue manteniendo y que parece no tener fin. En el municipio madrileño las blancas asistían a una nueva cita con la historia, jugando su segunda final, tras la perdida en 2023 en Copa de la Reina, en el mismo escenario pero contra el Atlético.
El partido llegaba cargado de polémica, tras un cruce de declaraciones iniciado por Alberto Toril tras la semifinal. El técnico del conjunto blanco se quejó, con razón, de que sus jugadoras tendrían poco más de 48 horas de descanso entre un partido y otro, lo que beneficiaba «claramente» al rival. Desde Barcelona respondieron alegando que ellas tenían que viajar a Madrid dos veces en una semana, aunque era verdad que existía mayor descanso para las azulgranas.
Si se notó o no, tampoco puede saberse, puesto que el Barcelona demostró seguir siendo una máquina engrasada a la perfección que sigue paseándose por nuestro fútbol. Sólo han perdido un partido esta temporada y fue en Champions. El resto, todo victorias, incluyendo una en Liga contra las madridistas por 0-4.
En esta ocasión, el Real Madrid aguantó bien durante buena parte de la primera mitad. Dominaban las azulgranas, pero ante un equipo muy bien plantado y ordenado, que se salvó –eso sí– del gol por la falta de puntería rival. Hasta que a la media hora abrió la lata Graham Hansen. Un disparo que rebotó en la defensa y desvió su trayectoria sirvió para batir a Misa e iniciar un nuevo paseo triunfal del Barcelona, rumbo a su primer título de la temporada.
Pese a ello, las madridistas sacaron garra, se acercaron en dos ocasiones con mucho peligro a la portería de Cata Coll. Primero con una incorporación desde la banda de Linda Caicedo y, luego, en una acción en la que Bruun tuvo pánico de marcar y prefirió dársela a Weir, anticipándose la defensa. Fue lo más destacable de las blancas antes de un hundimiento que podía esperarse.
Tanto en lo anímico como en lo futbolístico, este Barça le tiene tomada la medida al Real Madrid. Y tras el gol de Graham llegó uno de Ewa Pajor. Ona Batlle penetró en el área filtrándose entre la defensa madridista y metió un pase de la muerte que se comieron entre Misa y Lakrar. Lo aprovechó la polaca para poner el 2-0 y empezar a decantar claramente la final.
Antes del descanso, dejaría sentenciado el partido. Fue en la última jugada de la primera parte, tras los cuatro de alargue. A la salida de un córner, Pajor se anticipó al primer palo y cabeceó al fondo de la red el balón, para encargar un nuevo título para las azulgranas, el primero que gana ella como futbolista del Barça.
Otra manita del Barcelona al Real Madrid
La segunda parte se presentaba con todo decidido, pero la ambición culé y la bajada de brazos de las madridistas hacía presagiar un marcador más abultado. Y así fue. El cuarto llegó por medio de Patri Guijarro. Como ya hiciera en Valdebebas, con un doblete, la mallorquina la enganchó desde fuera del área y puso un misil a la escuadra que fue imparable para Misa.
Se acercaron las madridistas por primera vez en muchos minutos a la portería de Cata, que llevaba toda la segunda parte siendo prácticamente una más de los cerca de 10.000 espectadores que se dieron cita en Butarque. Lo hicieron por medio de Linda –lo único rescatable de un hundido Madrid–que se plantó ante la guardameta, pero no logró batirla.
Sí que logró ver puerta Alexia Putellas. La doble Balón perdonó una ocasión clarísima, fallando casi a portería vacía. No desaprovecharía la siguiente, cuando cazó un rechace tras un remate al palo para cabecear sin oposición alguna al fondo de la red. Como pasara hace apenas unas semanas en Arabia Saudí, donde el Barcelona hizo una manita al Real Madrid en la Supercopa masculina, en esta ocasión eras las féminas las que lo lograban, dejando claro su hegemonía en el fútbol femenino español.
