El hijo de Enríquez Negreira ha sorprendido analizando los errores que cometió Ricardo de Burgos Bengoetxea en contra del Real Madrid en el Sánchez-Pizjuán. Conocido por acompañar a los árbitros al Camp Nou mientras que su padre y él cobraban del Barcelona, Javier Enríquez está aprovechando el tirón mediático para tratar de hacerse streamer y durante el partido comentó junto a su hijo las jugadas más polémicas del encuentro de los blancos ante el Sevilla. Una de las cosas que más llama la atención es la cercanía que aparenta tener con el árbitro, al que llama «Richi».
Enríquez Romero aparece en el vídeo junto a su hijo Adrián –que también aparece en los papeles de Negreira– al que presenta como The Jendrich. «¿Qué me dices del de azul? ¿Tú qué sabes de él?», le pregunta. Tras ello, hace una confesión más que reveladora: «A mí me gustan casi todos. No me gustan los artificiales y, precisamente, Richi la gran virtud que tiene es que es supernatural».
«Ahora se ha vuelto más rectito, más formal, más estético corriendo. Le genera una naturaleza y una cercanía con el jugador. Es llano, simple, natural. Aparte, es muy buen tío», señala sobre De Burgos Bengoetxea.
Después, pasó a analizar las jugadas polémicas del encuentro. Primero llegó el gol anulado a Valverde por fuera de juego de Bellingham: «Atentos al posible fuera de juego. No se lo van a dar… ¡Oh, sí, es en propia puerta! Pobrecito… Ves, ahora Richi estaba cerca del juego. Hay una distancia óptima. Como árbitro hay que buscarla y cada uno tiene la suya».
«¡Hunde al árbitro! ¡Húndelo!»
Continúa el hijo de Negreira comentando el partido con la jugada en la que De Burgos Bengoetxea decidió parar el juego. Ahí, no dudó en recriminar a los jugadores del Real Madrid que siguieran jugando. «¡Sí hombre! ¡Pégale a puerta! ¡Hunde al árbitro! ¡Húndelo!», apuntó. Después, trató de explicarle a su hijo la situación y también reconoció un error de De Burgos: «Es cierto que si Richi está viendo que no paran el juego, lo que tiene que hacer es pitar como un loco. Pero que se detenga, porque no le interesa que acabe en gol».
Por último, habla sobre la jugada en la que el Madrid reclamó un penalti sobre Vinicius por un claro empujón por la espalda de Navas. «No tiene por qué ser penalti porque no llega. Pero el defensa no tiene por qué hacerlo», señala su hijo. Enríquez Romero no duda en contestar y exponer su versión, reconociendo que es punible: «Los defensas, en los forcejeos, abusan porque saben que es muy difícil que les piten un penalti que fuera del área sí les pitarían».