Indignación. Enfado. Malestar. Cabreo. Mucho cabreo. Hartazgo. Y la sensación de que es imposible. De que da igual lo que suceda, porque todas las decisiones dudosas que deba tomar Ricardo de Burgos Bengoetxea en un partido donde el Real Madrid esté implicado, los blancos saldrán perjudicados. Los ejemplos que encuentran en la caseta madridista son muchos, pero posiblemente la gota que colmó el vaso se vivió en Sevilla. Pocas veces se recuerda tan enfadada a la plantilla blanca con un colegiado.
En varias ocasiones el enfado se había instalado en la cúpula del Real Madrid. Los que mandan se han ido muchas veces a la cama muy molestos con algunas decisiones de los árbitros en el fútbol española, ya que esto, curiosamente, en Europa sucede mucho menos. Pero en el Ramón Sánchez Pizjuán el malestar estaba instalado en una plantilla que llegó poco antes de la media noche a Madrid con la convicción de que con De Burgos Bengoetxea es misión imposible.
Entre la plantilla, que abandonó el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán seria y enfadada, están convencidos de que la tendencia siempre que se topan con el árbitro vasco está en su contra. Sienten que, curiosamente, nunca tienen suerte con este árbitro, al contrario de lo que le sucede a otros como, por ejemplo, el Barcelona.
Sus decisiones en el duelo que enfrentó a Sevilla y Real Madrid marcaron el devenir del duelo. Sus principales errores fueron en la primera mitad, donde perjudicó gravemente a los madridistas. A los 4 minutos anuló un gol a Valverde por un fuera de juego ajustado de Jude Bellingham.
Minutos después, llegó el motivo del gran enfado. El inglés marcó en una jugada que había sido invalidada de forma sorprendente para que las asistencias atendiesen a Ocampos. En un primer momento, el árbitro había dejado seguir la jugada haciendo gestos al futbolista hispalense de que se levantase, pero de pronto, y para sorpresa de todos, paró el partido cuando los de Ancelotti estaban comenzando una contra peligrosa que terminó en tanto.
Al filo del descanso, tampoco señaló un penalti cometido por Jesús Navas. El lateral derribó por la espalda a Vinicius en el área, cuando el brasileño le había ganado en velocidad la posición y buscaba portería. Además, no estuvo acertado en diversas decisiones en las que el Real Madrid salió perjudicado y con los nervios crispados.
De Burgos Bengoetxea también enfadó a Ancelotti
Pocas veces se ve a Ancelotti con esa actitud en rueda de prensa. Con esa cara de enfado. Con esa fina ironía donde se mordió la lengua en cada respuesta. «Ha hecho un buen partido y ha acertado en todo. Ha parado la contra para preservar la salud de un jugador y ha hecho un partido de nivel. Me ha gustado al 100%. Ha sido un partido con muchos duelos y creo que ha acertado en todos. Al final del partido le he pedido explicaciones porque me ha amonestado y no sé por qué. Estaba hablando con Camavinga. No he hablado con los jugadores, pero estoy muy contento con su arbitraje», dijo en sala de prensa. Unas palabras que, obviamente, no se creyó nadie.
Minutos después, ante los medios del club, fue mucho más claro: «La ironía es la única manera después de este partido porque creo que si digo lo que pienso del arbitraje me caen muchos partidos. Lo que más me gusta en este momento es sentarme en el banquillo del Real Madrid. Entonces, para evitar suspensiones, no digo lo que pienso y utilizo un poco de ironía».