Gareth Bale es un caso perdido para el Real Madrid. El extremo derecho del conjunto blanco lleva dos meses y medio sin enfundarse la elástica madridista y así seguirá siendo, tras su nueva lesión. Su compromiso con el club está más en entredicho que nunca, después de acudir a la convocatoria innecesaria con Gales, pese a no jugar ante el Rayo por recomendación médica. Sí que se vistió de corto para defender a su país, arriesgó y, ahora, regresa lesionado a Valdebebas.
Bale vive su última temporada en la entidad. El club no baraja bajo ningún concepto la opción de renovar su contrato, que termina en junio de 2022. Sin embargo, esta temporada se presentaba como una nueva oportunidad para él. La marcha de Zidane y el regreso de Carlo Ancelotti al banquillo le abría de nuevo las puertas del equipo, donde podía volver a ser un jugador importante, pero tras tres meses de competición no ha sido así.
Su lesión en el parón de selecciones septiembre le dejó fuera de los terrenos de juego precisamente hasta las presentes fechas FIFA. Bale volvió lesionado del sóleo y le ha costado recuperarse dos meses. Una vez con el alta médica, pero con la recomendación de los mismos de no jugar para no arriesgarse a que sufriera una recaída, decidió marcharse de nuevo con Gales, a pesar de que tenían la repesca para el Mundial de Qatar ya asegurada y opciones más que remotas de acabar primeros de grupo.
Ahora, tras volver de nuevo con problemas físicos, debe volver a empezar. Bale tendrá que iniciar un nuevo proceso de recuperación que le impedirá estar a disposición de Ancelotti de cara a los importantes compromisos que tiene el equipo de aquí a final de año. A la espera de conocer el alcance de su nueva lesión, el jugador se borra, como mínimo, de los dos próximos encuentros.
Una vez supere este nuevo contratiempo, deberá volver a los entrenamientos del equipo de forma progresiva, como están haciendo todos los jugadores del Real Madrid que vuelven de lesión. Además, después de tanto tiempo alejado de los terrenos de juego, tendrá que ir adaptándose a la dinámica de un equipo más que rodado, cerrándosele las puertas de entrar en el equipo, como mínimo, a corto plazo.
Tenía opciones de ser importante
En la presente temporada, Gareth Bale tenía opciones reales de volver a ser un jugador importante para el Real Madrid. El retorno de Ancelotti le dio la oportunidad de quedarse, una vez cumplió la temporada de cesión en el Tottenham. El objetivo del italiano pasaba por recuperar una buena versión del galés, pero poco a poco las esperanzas se van perdiendo.
Bale arrancó la temporada como titular, dejando buenos minutos y un atisbo de esperanza. De hecho, marcaba un gol con el conjunto blanco casi 600 días después. La explosión de Vinicius en el otro costado del ataque provocó que el brasileño se convirtiera en indiscutible, dejando sólo una plaza disponible en el tridente, la de la derecha, en la que Bale iba sumando buenos minutos, aunque aún alejados de su mejor versión.
Sin embargo, tras el parón de selecciones todo terminó. Las lesiones han vuelto a aparecer y, con ellas, Bale ha desaparecido del equipo. El jugador ha pasado de ilusionar a volver a su senda habitual en el pasado. Ahora, con sus nuevos problemas físicos, el jugador parece ya un caso perdido. En el club se plantean incluso darle la carta de libertad en el próximo mercado invernal, pese a que le restarían seis meses de contrato. El nuevo episodio con Gales no hace más que agravar su situación.