UEFA Youth League: Benfica 2-3 Real Madrid

Reyes de Europa

El Real Madrid ganó al Benfica 1-3 y se ha proclamado por primera vez en su historia campeón de la UEFA Youth League. Pablo Rodríguez, un tanto en propia puerta y Miguel Gutiérrez dieron la victoria a los chicos de Raúl.

Real Madrid

El Real Madrid es campeón de la UEFA Youth League. Los goles de Pablo Rodríguez, Jocu en propia puerta y Miguel Gutiérrez dieron al equipo entrenado por Raúl la primera ‘Champions Juvenil’ de la historia de La Fábrica ante un Benfica que hasta la fecha había sido el mayor verdugo de los blancos en esta competición. Con esta victoria la cantera madridista sigue demostrando que es una de las mejores factorías del fútbol mundial.

No arrancó bien el partido para el Real Madrid. El Benfica se quiso apropiar del juego en los primeros compases y lo consiguió. Los de Raúl supieron resistir para frenar una y otra vez las acometidas de los lusos. No lo pasaban bien sobre el césped, hasta que enlazaron una contra liderada por Arribas que apunto estuvo en transformar en gol Pablo Rodríguez. El primer aviso madridista daría la vuelta a un partido que desde ese momento tuvo otro color.

Minutos después, Dotor estuvo a punto de hacer diana, pero no llegó a interceptar con el balón. Un esférico que ya era de los madridistas, amos y señores del partido. El control era blanco y el premio se vio recompensado tras un centro de Arribas que Pablo Rodríguez cabeceaba para inaugurar el marcador. El canario se hacía daño al caer y no pudo continuar. En el banquillo lloró, aunque esas lágrimas se transformaron en felicidad cuando tenía la Yotuh League bajo el brazo. Su lugar en el campo lo ocupó Jordi, que fue expulsado en octavos de final ante la Juventus.

Raúl decidió jugar sin delantero puro y el Benfica sufrió. No eran capaces de defender unos ataques madridistas llenos de movilidad. El Real Madrid era mejor y antes del descanso Jocu, defensa del Benfica, se lanzaba a cortar un pase de Arribas y al tratar de desviar el balón terminaba engañando a su propio portero y perforaba las redes lusas para hacer el 0-2 antes del descanso. Una renta que daba tranquilidad a un equipo madridista que tocaba con una mano el trofeo.

Susto, reacción y sufrimiento

Uno imagina a Raúl pidiendo en el descanso que no encajasen un gol pronto. Que había que aguantar la ventaja. Que el Benfica apretaría, pero había que resistir para no repetir el sufrimiento vivido ante el Salzburgo. Uno también imagina a sus chicos diciendo que “sí”, convencidos de que no iba a pasar lo mismo que en semifinales. Entonces arrancó la segunda mitad, los lusos combinaron y, tras dos grandes intervenciones de Luis López, Ramos era capaz de hacer el 1-2. Justo lo que nadie quería. Todo hacía pensar que tocaría sufrir demasiado pronto, pero nadie contaba con Miguel Gutiérrez.

El lateral izquierdo, uno de los jugadores con más proyección del equipo de Raúl, asomaba por el flanco izquierdo para aprovechar un gran pase de Marvin y hacer el 1-3. Otra vez la ventaja era de dos goles, aunque todavía quedaba mucho que remar y, sobre todo, que sufrir. Más si cabe después de que Ramos cabecease un córner al fondo de la red para hacer el 2-3 cuando todavía no se había alcanzado la hora de partido.

La inactividad y la carga de minutos empezaba a pasar factura en el equipo blanco. Al mismo tiempo, Marvi y Miguel Gutiérrez caían lesionados. Los cuatro partidos en nueve días eran demasiado. La final se complicaba, el Benfica olía sangre y se lanzaba a por la igualada. La situación era complicada y empeoró cuando el árbitro pitó un penalti de Pablo Román sobre Araújo. Una pena máxima que ejecutó Dantas y paró Luis López para sostener a los chicos de Raúl cuando las cosas peor estaban.

Un muro a la gloria 

La final pudo cambiar en el 75’ si el árbitro inglés hubiese sido valiente, aunque apostó por ser político. El portero del Benfica agredió a Arribas con el balón parado y, en vez sacarle una roja merecida al arquero, el juez de la contienda apostó por amonestar a los dos. Al agresor y al agredido. Tocaba sufrir hasta el final.

Los minutos finales fueron un quiero y no puedo del Benfica, que se enfrentó a un muro blanco. La palabra equipo emergió como nunca antes. Justo lo que Raúl deseaba. Todos se sacrificaron para frenar los ataques lusos y conseguir, no sin pasarlo realmente mal, la primera Youth League de la historia del club. Y cuando los blancos no era capaces de pararlos, el larguero hacía un favor. Nadie dijo que fuese a ser sencillo, pero el trofeo más deseado por Valdebebas ya está camino de Madrid.

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