Atlético de Madrid

La peor crisis de la Era Simeone

Los resultados y sensaciones del Atlético de Madrid son de los peores de la Era Simeone. El argentino no logra encauzar a sus jugadores, que han logrado solo 19 de los 39 puntos en juego, la mitad.

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Diego Pablo Simeone, en plena crisis con el Atlético de Madrid.

¿Qué le pasa al Atlético de Madrid? Es la pregunta que muchos colchoneros se hacen estos días ante una de las peores rachas que ha afrontado desde que llegó en 2012 Diego Pablo Simeone. El argentino lleva nueve temporadas siendo el gran referente del cuadro rojiblanco, su batuta, su orden, su estricto guión han estado por encima de cualquier jugador todos estos años pero parece que este curso su torre de naipes se está viniendo abajo.

El Atleti enlaza solo cuatro triunfos en sus últimos 13 partidos, de los que ha empatado siete y ha perdido dos. Mantiene ese aura de equipo sólido, difícil de abatir –aunque no presentara esa versión ante el Bayer Leverkusen (2-1)–, pero los resultados le están llevando a sumar muy por debajo de la media que acostumbra. En LaLiga lleva cedidos 15 de los 27 puntos que tuvo en juego, donde solo ha cosechado dos triunfos y seis empates en los últimos nueve envites. En Champions League, ha logrado 7 de 12.

A los colchoneros parece pesarles el difícil año de transición que se presentaba este curso. A Simeone le está costando sobrellevar la ausencia de tres jugadores vitales como Antoine Griezmann, Diego Godín y un cada vez más notorio Rodri. Tres pesos pesados, uno por cada escalón en el esquema del argentino, que han supuesto una caída considerablemente del nivel, constancia y fiabilidad del cuadro rojiblanco ya que, los hombres llamados a ocupar su vacío no han dado la talla… por el momento.

La plantilla, a medio gas

Con la marcha de Griezmann, el Atlético de Madrid apostó fuerte por Joao Félix. El fichaje millonario del portugués era una apuesta de futuro, pero sobre todo de presente ante el adiós de la estrella francesa, ahora en el Barça. El luso comenzó como la espuma, pero como tal se vino abajo. Ante el Valencia, su tobillo hizo crack, y aún le esperan para sacarle todo el potencial. Junto a él, la experiencia de Diego Costa y el hambre de Morata, uno en un claro bajón físico, su principal arma; y el otro que está vivo, atento, pero no tiene el gol como virtud, perdona demasiado.

Las segundas espadas rojiblancas tampoco están dando ese plus que necesita ahora mismo el equipo. Ante el apagón de sus delanteros, intermitencia por parte de los extremos. Ni Lemar, Vitolo ni Correa son la panacea ante la escasa creatividad que acucia el equipo. El francés, el canario y el argentino son ejemplos de irregularidad, alternan grandes destellos con desconexiones periódicas en cada partido.

Luego, los casos de Saúl o Koke, pesos pesados en la medular que no andan en su mejor momento físico y a los que la bombilla parpadea. Su solidez va de la mano con la del equipo y esta está con la batería baja en estos momentos. Thomas, con algo de claridad en estos momentos, es un perfil muy diferente del que era Rodri, sostén de un esquema que se resquebraja. En el fondo de la cuestión, la zaga. Ni Felipe ni Hermoso ocupan el enorme vacío de Godín, encendiendo las alarmas cada vez que Giménez tose.

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