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La izquierda censura el beso de Rubiales y Hermoso pero aplaudió uno idéntico de Errejón a Carmena

El beso del presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, a la jugadora de la Selección española de fútbol y flamante campeona del mundo, Jenni Hermoso, ha traído unas consecuencias en forma de polémica que ninguno de los implicados imaginaba en su momento, sobre todo porque gestos similares, como el famoso de Manuel Carmena a Íñigo Errejón, no sólo no fueron censurados sino que recibieron todo tipo de elogios.

Un beso «anecdótico», un espontáneo «gesto de cariño fruto de la euforia del instante», ha servido de catalizador para que la controversia recorriera todos los ámbitos, incluyendo algunos políticos que proyectaron y aprobaron la ley del sólo sí es sí que ha beneficiado a más de 1.000 agresores sexuales, en un ejercicio de hiperventilación, tratando de sobreactuar en sus reacciones, hablando incluso de una tipificación penal.

Irene Montero, por ejemplo, que no publica nada cuando se produce una violación o una muerte que no se pueda adecuar a su relato, ha aprovechado el beso de Rubiales para defender su ley, conocida también como «ley sueltavioladores».

Revisando los perfiles de los políticos de izquierda, resulta que coincide que los que más se escandalizan por el beso de Luis Rubiales a Jenni Hermoso son los que han guardado silencio por los violadores que han salido de la cárcel gracias a la ley Montero y que apenas declaran nada por la proliferación de manadas y el aumento de violaciones en los últimos tiempos, como la producida este pasado fin de semana en Hospitalet.

Rubiales tuvo que pedir perdón debido al clima de histerismo y linchamiento desatado, aunque horas antes había manifestado en un programa radiofónico que «es un pico de dos amigos celebrando algo, no hagamos caso a los tontos y a los idiotas. No hagamos caso y disfrutemos de lo bueno. Si hay tontos, que sigan con sus tonterías. Vamos a hacer caso a los que no son tontos».

También algunos conocidos usuarios han destacado en redes que la polémica se puede estar inflando de manera artificial desde el consenso «progre» para evitar hablar de otros asuntos en marcha, como la amnistía a los golpistas catalanes.