Griezmann se disfraza de Messi
Antoine Griezmann siempre soñó con comer en la mesa de Leo Messi y Cristiano Ronaldo. Quizá en su estreno en partido oficial en el Camp Nou, el francés sintió que por lo menos le pusieron trona en el lugar de los dos futbolistas más dominantes de la última década. El francés realizó una gran exhibición borrando cualquier atisbo de pito contra él para convertirlo en aplauso tras marcar dos goles en la remontada ante el Betis.
El Principito se gustó jugando en muchas posiciones y evocando en ciertos momentos a un Leo Messi que se reía desde la grada. El delantero fue fundamental para que el Barça no entrase en pánico a las primeras de cambio –como si hizo Valverde en la primera mitad– sellando el primer triunfo de la temporada ante un rival que se queda en crisis.
El partido comenzó con el Barcelona muy enchufado. Los culés apostaron por la circulación de balón rápida y la movilidad de sus extremos causando grandes problemas a un Betis que estuvo atrincherado durante toda la primera mitad. Griezmann intentó agradar al público culé imitando a Messi en todo. Aparecía para recibir, repartía juego y actuaba como un cuchillo de falso delantero.
El francés impulsó a sus compañeros a empujar más y más en una presión muy coral. A los culés sólo les faltaba un gol que ni el ex atlético ni Rafinha lograron en sus primeras acometidas por hacer golpeos de balón inocentes. Era en esa parcela donde el Barça echaba en falta la presencia de Suárez y Messi que, a buen seguro, de haber estado habrían logrado la iniciativa bien pronto.
Poco a poco, el Betis se fue quitando la presión de encima con un Fekir que mostró sus cualidades de mago para bajar el balón y driblar rivales en medio de la presión. Fue precisamente el galo quien anotaría el primer gol al cuarto de hora de encuentro. Busquets y Rafinha no se entendieron en un pase en la medular. Robó Canales y salió como un rayo, Loren asistió y Fekir de zurdazo cruzado abría el marcador en la primera aparición andaluza por el área de Ter Stegen.
El Barça no se podía creer lo ocurrido. Los nervios se apoderaron de Valverde amagando con meter a Arturo Vidal en medio de la primera mitad. Los culés, sin embargo, siguieron jugando rápido e insistiendo en los desbordes de un Rafinha que fue de lo mejor del equipo. Sydney evitó el gol del brasileño antes del descanso, aunque ya se rumiaba lo que vendría antes de ir a la caseta.
Sergi Roberto vio un desmarque de Griezmann que el ariete remató en plancha para batir a un Dani Martín que pudo hacer algo más para sacar la acrobacia de El Principito. Hasta Messi, acompañado de sus hijos, aplaudió el esfuerzo de Antoine por quitar el nerviosismo de una grada que se calentó con el árbitro González González por sus decisiones. Pidieron dos penaltis y ninguno cayó.
El Barça, desencadenado
El gol, sin embargo, dio una inercia imparable al Barcelona. En los primeros compases de la segunda mitad se notaba que había un equipo con tres marchas más que el rival. Y si encima tienes el talento de Antoine Griezmann… pues ocurre lo que pasó en el minuto 49. El francés cazó un balón escorado a la derecha y sacó un zurdazo espectacular que entró por toda la escuadra.
El Camp Nou se volvió loco y el jugador quiso corresponderles con una celebración marca de la casa sacando confetti y emulando a LeBron James. Griezmann ya no tendrá que oír muchos pitos a corto plazo. Empezó de cero a ganarse a un público que terminó entregado.
El Barça se desató con la remontada y los tantos empezaron a caer en tromba. En apenas 10 minutos, Carles Pérez –aquí hay futuro– y Jordi Alba ajusticiaban a un Betis que fue a jugar a la contra a Barcelona y se marchó con un saco que pudo ser mucho más grande. Mención especial merece el partido de Sergio Busquets liderando la presión azulgrana y recuperando casi una decena de balones.
Las postrimerías del encuentro vieron dos golazos, uno de Arturo Vidal y otro de Loren que dieron a los muchos turistas que fueron al Camp Nou una imagen colosal del fútbol español.
El Betis se queda como colista y preguntándose si este traje no le viene demasiado grande a Rubi. El técnico no encuentra la tecla tras no culminar una pretemporada sólida y ver cómo su estrella Borja Iglesias se lesionó en la primera jornada. Los andaluces se quedan como colistas tras la paliza liderada por Griezmann.