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Espanyol: Calzón no será el delegado ante el Alavés a la espera de la resolución de la Comisión Antiviolencia

Mientras dure esta medida provisional, el delegado del Espanyol será su hijo, Guillem Calzón, a la espera de que se pronuncie la Comisión Antiviolencia.

Por primera vez en cuarenta años, José María Calzón no será el delegado del Espanyol en un partido de Liga. Calzón y el cuadro perico han acordado que sea así hasta que la Comisión Antiviolencia no se pronuncie sobre lo sucedido el pasado fin de semana en Girona, donde el delegado del conjunto blanquiazul llamó “negro de mierda” a un aficionado que le increpaba.

Mientras dure esta medida provisional, el delegado del Espanyol será el hijo de José María, Guillem Calzón, que esta temporada ya venía desempeñando estas funciones a domicilio. Del carácter cautelar de la medida se desprende que el club, por ahora, no acepta la dimisión de Calzón.

José María Calzón ponía su cargo a disposición del club a través de una carta

Mediante este escrito quiero anunciar públicamente que he puesto mi cargo, como delegado del primer equipo, a disposición de nuestro Consejo de Administración y así lo he comunicado por escrito”, señalaba Calzón.

“Creo que, en estos momentos, es lo mejor para la entidad a la que he servido con toda mi ilusión y profesionalidad durante los últimos 40 años. No puedo ocultar mi decepción por los hechos que se produjeron antes del partido del pasado sábado en el estadio de Montilivi que me incomodan extraordinariamente y que contaminan mis cuatro décadas de trabajo en un club tan relevante e histórico como el Espanyol. Me entristece enormemente lo sucedido y nunca, nunca, nunca hubiera podido imaginar que me sucedería algo así y cayera en semejante error”, añadía.

“Vaya por delante que me equivoqué con mi acción, que lo siento y que asumo poner mi cargo a disposición del Consejo de Administración del Espanyol de Barcelona, pero también me gustaría poder explicar que esa misma mañana, al acabar el partido, fui a disculparme ante la persona ofendida, pero ni entonces ni en los repetidos intentos posteriores, ni a título individual ni mediante las gestiones que ha hecho el club, he tenido respuesta. Insisto en que me equivoqué y lo lamento profundamente. Es la primera vez en estos 40 años que he perdido la compostura y he contestado a los insultos que recibimos en cuanto bajamos del autocar del equipo, pero también es la primera vez, en todos estos años, que he notado un ‘recibimiento’ tan voluntariamente crispado, hostil y ofensivo de los aficionados locales” revelaba José María Calzón.

El delegado del Espanyol seguía sincerándose en su carta: “He de reconocer que durante los últimos meses he vivido una situación personal y familiar muy dura que me ha afectado muy profundamente. A pesar de todo, he seguido trabajando a diario pero he ido delegando mis funciones en otras personas del club, de manera que desde principio de temporada ya no he actuado como delegado del primer equipo en los desplazamientos. En ese sentido, puntualizo que acudí a Montilivi como empleado del club y ocupé la localidad que se me asignó en el palco presidencial”.

“Me gustaría dejar muy claro, igualmente, que jamás he tenido comportamientos racistas. Nada más lejos de la realidad. He tratado con respeto y educación en estos 40 años a futbolistas, entrenadores, árbitros y gente de todas las nacionalidades, orígenes o religiones. Me considero un afortunado por haber convivido con futbolistas como N’Kono, Kameni, Eto’o, Caicedo, Diop, Bikey, Wakaso, Feddal, Hadji y muchos otros que me han confesado su cariño y a los que sigo admirando y conservando una amistad que ni la distancia ni los años han podido romper”, puntualizaba.

“Creo que no he de añadir nada más y que, para mi fortuna, sólo los que realmente me conocen pueden enjuiciarme y valorar toda mi trayectoria personal y profesional. Nunca quise ser el centro de atención de nada y mucho menos por un episodio tan desafortunado”, concluía Calzón.