España se pone morada (5-0)
La España de Isco da miedo. Más allá de camisetas, pitadas a los que insinúan no sentirse españoles y demás conflictos alejados de lo puramente deportivo, España está viviendo el nacimiento de un combinado en el que veteranos y noveles se mueven al ritmo de un menudo centrocampista que se ha consolidado entre los mejores del mundo. La función de la Selección llegaba a Málaga e Isco tocaba en casa, por lo que España, con extramotivación de su estrella, asustó, maravilló y goleó, se puso morada ante una Costa Rica que poco pudo hacer para resistir ante uno de los combinados que mejor fútbol practican en el panorama futbolístico mundial. Al malagueño le acompañan Silva –y su faceta goleadora–, Iniesta, Thiago, Busquets… A ver quién nos para.
Julen Lopetegui había avanzó su intención de realizar pruebas en estos amistosos y lejos de lo propuesto por otros técnicos, el vasco se centró en lo verdaderamente importante: perfilar el once titular. Nueve de los jugadores alineados frente a Costa Rica –Piqué, Ramos, Alba, Busquets, Thiago, Isco, Iniesta, Silva y Morata–, cuentan con la papeleta ganadora para partir de inicio en Rusia, siempre que todo siga su cauce. Para completar la alineación, dos joyas, Odriozola y Kepa, que ya opositan en grande a su temprana edad.
El encuentro contaba con expectativas a pesar de su carácter no oficial y el combinado español se encargó de confirmarlo en los cinco primeros minutos. Con un emotivo minuto de silencio en honor a Sanchís, Rivilla y Chiquito de la Calzada –especial el homenaje al humorista en su tierra– como preludio, el choque dio comienzo y un posible penalti a Isco tras virguería dio paso a una jugada trenzada por la derecha que acabó con el lateral contrario, Jordi Alba, mandando el balón al fondo de las mallas. El primer gol de la Selección de la camiseta ‘republicana’ se celebraba con banderas de España en las gradas.
Con viento a favor, el show de Isco comenzó a provocar el delirio de la grada de La Rosaleda. El malagueño estaba en casa y demostró que sabe gustarse sin dejar de ser efectivo. Ruleta por aquí, caño por allá…. y los «oooooooohh» se sucedían como en un espectáculo de magia. Francisco Alarcón empieza a ganarse que le llamen de usted en cada campo en el que juega. Lleva unos meses que, simplemente, –casi– siempre lo hace todo bien.
Esta España divierte, pero también asusta a los rivales, y eso que no tiene ‘9’, al menos nominalmente, porque Álvaro Morata es uno como la copa de un pino. Aunque sin el acierto deseado de cara a puerta, el ariete del Chelsea se movió como los grandes con y sin balón, y fruto de la insistencia acabó mojando. No se puede dejar un balón suelto en el área si es Morata el que merodea por esa zona. 2-0 y a seguir sumando como los grandes ‘7’ de la Roja.
Mención especial y aparte merece Odriozola, cuya primera parte precisa minuciosamente por qué el Real Madrid se encuentra tras sus pasos. Y muchos más grandes, probablemente, deberían hacerlo con más ahínco. El futuro es suyo. Qué puñal ha cultivado Zubieta.
Antes del descanso Piqué marró una batería de remates que no encontraron portería e Isco, a punto estuvo de provocar el éxtasis definitivo en la grada. La palomita de Carvajal para sacar el balón de la escuadra en una falta directa lo evitó. Después de moverse y manejar el partido a su antojo durante 45 minutos, un golazo habría sido el colofón perfecto.
Manita y lesión de Isco
La segunda mitad dejó de inicio los primeros cambios –descanso para los centrales y Morata– y la cara más anotadora de David Silva, un genio que sabe reciclarse para golpear y golear cuando se pone la camiseta de España. Dos disparos del canario convirtieron la victoria en goleada. Costa Rica no quería recibir más tantos y decidieron optar por la vía fácil, que no era otra que cazar a Isco cada vez que se asomara con peligro.
El madridismo se estremecía al igual que el público de La Rosaleda, que coreaba al ’22’ mientras este se retorcía de dolor en el suelo. Acto seguido se levantaba, pero en un acto de responsabilidad pedía el cambio. La función del mago de Arroyo de la Miel había terminado, pero Isco daba paso a Marco Asensio, la otra gran perla por la que estar seguros de que España competirá en el futuro.
El encuentro había bajado el ritmo en los segundos 45 minutos, pero España continuó con el toca que te toca y cada vez con más suplentes en el terreno de juego. De los que serían titulares en cualquier otro combinado pero que en la Selección les basta con aspirar a entrar en la lista definitiva. Y los Aspas, Saúl, Nacho y Asensio lo hacen orgullosos, todo un ejemplo.
La caída de los minutos continuaba e Iniesta emergió para solicitar su parte del pastel con un gran disparo que se convertiría en el 5-0. El fútbol volvía a pasar a un segundo plano y el «que viva España» comenzaba a escucharse en las gradas. Muestra o petición de unidad más allá de camisetas, sean estas rojas, azules o moradas, lo verdaderamente importante es que la que se puso morada a goles y juego fue la selección española, y esto promete repetirse en próximos compromisos.
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