Carroll vale una Liga
El Real Madrid se impuso al Barcelona en el segundo partido de la final de la Liga Endesa con un triple milagroso de Carroll en el último segundo que acerca al Madrid a la Liga.
El Real Madrid es el mejor equipo de Europa cuando logra imponer su patrón de juego. Sin embargo, la confirmación del Barcelona como su némesis se adhiere a circunstancias contrarias a la propuesta merengue, en ocasiones incluso extradeportivas. Sucedió en la final de Copa, en cinco de los últimos seis duelos antes de la final de la Liga Endesa, y parecía que iba a volver a ocurrir en el segundo encuentro de la serie por el título. Todo el encuentro por delante, el Barça rozaba el factor cancha hasta que en el último segundo, Jaycee Carroll, uno de los mejores jugadores de la historia del Madrid, apareció con un triple que condecora su carrera para acercar al Real Madrid a la Liga y hacer explotar de júbilo un Palacio que vivió sin límite en la culminación de una revancha que esperaba desde la final de Copa.
Después de la sobresaliente actuación del encuentro inaugural de la final, el Real Madrid volvía a citarse con su público para tratar de enlazar otra victoria que le permitiese acariciar el título antes de su viaje a la Ciudad Condal. El Barça, desdibujado el sábado, comenzaba una semana nueva olvidando lo sucedido y construyendo a partir de un encuentro con estrategia nueva y una obsesión: no dejar correr al Madrid.
Con Claver como actor principal y logrando su cometido de incomodar al Madrid, el conjunto azulgrana se hizo con el mando del partido nada más lanzarse el balón al aire. El único lunar del conjunto de Pablo Laso en el primer partido coincidió con la llegada de la polémica arbitral y las rencillas con los contrarios. Pasados cinco minutos, el ambiente ya estaba contaminado por las protestas constantes y en definitiva, todo lo que no tuviera que ver con baloncesto. La obsesión y desacierto de dos de los artífices del triunfo en el primer partido, Randolph y Rudy, tampoco ayudaron a que los blancos se marcharan al primer descanso entre cuartos por detrás en el marcador y en las sensaciones mostradas.
La entrada de Gustavo Ayón dio otro aire al Real. El mexicano, con un pie fuera del equipo de cara a la próxima campaña, pudo dar uno de sus últimos servicios al equipo, pero este fue digno de mencionar. Ayón se convirtió en el líder en ataque y ancla en defensa para provocar una remontada esperada en las gradas y que a pesar de completarse, no pudo acabar con el Madrid por encima en el descanso. Un triple de Claver volvía a penalizar a los blancos desde la esquina y permitía al Barcelona un pequeño colchón de cinco puntos para afrontar la segunda mitad.
El Real Madrid necesitaba salir del barro con urgencia, pero también que alguna de sus estrellas exteriores se enchufara para acompañar a los pívots en la remontada. A pesar de la aparición de Carroll en su versión más letal, las faltas de concentración y un par de decisiones cuestionables por parte del trío arbitral ponían las cosas más complicadas a los de Laso. La máxima de doce puntos se colocaba a favor del Barça en el marcador. Los blancos necesitarían tirar de épica para conseguir el 2-0.
La constante fricción entre ambos equipos provocó la temprana llegada del bonus y los blancos, más instintivos, sacaron tajada para salir del bache. La barrera de los diez fue quebrada para volver a una distancia lógica de cinco puntos a la llegada del último cuarto. El Palacio creía en la machada, aunque la inspiración absoluta de Heurtel, llamado por el talento en una noche tenebrosa para el baloncesto de calidad, ponía en duda esa posibilidad.
Una victoria de película
Se esperaba un último cuarto frenético y el regreso de la inspiración en los jugadores madridistas, pero la batalla sin cuartel siguió inundando el Palacio, cortocircuitando el talentoso entramado de Laso e impidiendo la remontada esperada por los asistentes al coliseo blanco. La épica de Llull y la interminable presencia de Randolph no fueron suficientes para ponerse por delante, pero sí para inundar de esperanza el Palacio cuando todo parecía perdido.
Un triple de Randolph ponía, contra todo pronóstico, a los blancos a tres puntos con 15 segundos por disputar. Claver tomó la responsabilidad después de un encuentro notable, pero absorbido por el ambiente que se respiraba en Goya, marró uno para dejar el último balón a los blancos. El Madrid había regresado en el momento justo.
El balón tenía el nombre de Sergio Llull grabado a fuego y el de Mahón, aunque no encontró el triple milagroso, sí pudo sumar desde la línea de tiros libres al anotar el primero… y fallar el segundo, provocando un rebote impresionante de Rudy. El ‘5’ volvió la cabeza para mirar a su amigo, que recibió, fintó, y cuando procedía a ejecutar, vio solo en la otra esquina a Carroll. Cuatro segundos. Tres. Dos, triple y victoria. El Real Madrid acaricia el título en una noche en la que no mereció hasta el último segundo. Hasta la aparición de Jaycee Carroll.
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