Alcaraz canta las ochenta a ritmo de Nadal y Becker: sólo Borg le supera
El murciano acumula 80 victorias en Grand Slam a sus 22 años y 116 días
Iguala a Nadal y Becker y sólo le mejora Borg con 85 triunfos
El golf volvió a estar presente la central de Nueva York. ¿Pero esto no es tenis? Alcaraz se desenvuelve en el escenario que le pongan. De nuevo su swing presidió la celebración de una victoria en el US Open. Esta vez tras arrollar primero, recibir asistencia médica durante, y volver arrollar después. Carlitos, en dirección a los octavos de final del torneo, volvió a firmar un monólogo inquebrantable y libre de desconexiones.
Nada de relajos ni concesiones pese a la inercia aplastante sobre un Darderi que sólo se apuntó seis juegos en todo el torneo, y gracias. El triunfo significó el pase de Alcaraz a a octavos de final del US Open y el aterrizaje, uno más, de su nombre en los libros de la historia del tenis. El murciano, a sus 22 años y 116 días, ya acumula 80 victorias en Grand Slam. El registro le convierte en el segundo piloto más precoz de siempre en alcanzar dicha cantidad de triunfos.
Sólo le supera uno, el mito de Borg, que alzó el puño hasta en 85 ocasiones con la mencionada edad. El podio, igualados en victorias con Alcaraz, lo completan Nadal y Becker. El murciano ha logrado 11 triunfos en el Open de Australia, 25 en Roland Garros, 24 en Wimbledon y 20 en el US Open. Mientras que Rafa a su edad acumulaba 14 en el primer Grand Slam de cada año, 28 en la Philippe Chatrier, 22 en el All England y 16 en la Arthur Ashe.
Destaca Alcaraz en Roland Garros y Wimbledon, con dos coronas en cada campeonato. A su edad, Nadal sumaba tres entorchados, todos ellos en Roland Garros. Carlitos cantó las ochenta a caballo entre su visible superioridad sobre Darderi y las incómodas molestias en su rodilla. Caminaba Alcaraz por otro monólogo suyo en la Arthur Ashe cuando su rodilla entró en escena.
Alcaraz y sus ochenta con susto
Carlitos sintió molestias a la hora de sacar, cuando aterrizaba en la pista después del salto. Tuvo que jugar dos juegos hasta que el médico le atendió. Un impasse que aprovechado por Darderi para quebrar su saque e igualar el partido. «Parece el bíceps femoral, te recomiendo un vendaje», aconsejaba el sanitario. «No, sólo masaje», respondía Carlitos.
Ya con el partido terminado y las alarmas encendidas, Alcaraz las apagó de inmediato. «Me siento bien. Solo por precaución, pedí ir al fisioterapeuta cuando me rompió el servicio en el último punto. Sentí algo en la rodilla que no funcionaba bien. Después de cinco o seis puntos se me pasó el dolor. Pedí ir al fisioterapeuta solo para que me cuidara la rodilla porque faltaba un set, tenía que estar listo y sentirme bien físicamente. Voy a hablar con mi equipo, pero no me preocupa», explicó.
Nadie mejor que él conoce su cuerpo. Así que ahí se aplicó el sanitario para masajear la zona y liberar de tensión al músculo. Mientras, Darderi esperaba en la pista para seguir. Aprovechar la inercia pensaba el italiano. Pronto le quitó la idea de la cabeza la respuesta de Alcaraz. Salió vigoroso, como cuando un coche lo hace del taller. Selló la segunda manga y le endosó un rosco en el tercero para abrochar su 80ª victoria en un Grand Slam y el billete a los octavos de final.
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