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La moneda más valiosa del mundo no está hecha de oro ni de plata pero cuesta millones

  • Gemma Meca
  • Licenciada en Historia, máster en Periodismo y Comunicación Digital. Redactora en Ok Diario. Cuento historias, soy amante de los astros, sigo a la luna, los TT de Twitter y las tendencias en moda. Experta en noticias de consumo, lifestyle, recetas y Lotería de Navidad.

No necesariamente la moneda más valiosa del mundo debe estar hecha de oro o plata. Aunque estos sean metales muy valiosos, existe un elemento que va más allá de estos materiales tradicionales.

Esta moneda representa una excepción frente a lo convencional, marcando una diferencia importante en el mundo numismático. Los grandes descubrimientos de tesoros históricos nos invitan a conocer piezas que superan el valor del oro o la plata, convirtiéndose en elementos fundamentales para coleccionistas e inversores.

El verdadero valor de esta excepcional moneda radica en su rareza, su historia, su estado de conservación y la demanda que existe por ella en el mercado. Estos factores combinados la posicionan como una de las piezas más codiciadas y valiosas del mundo, demostrando que el valor numismático trasciende el simple precio de los metales que la componen.

No está hecha de oro ni de plata, pero cuesta millones

Esta moneda cuesta millones a pesar de no estar hecha de oro ni de plata. En su lugar, encontramos características que la hacen extraordinariamente valiosa, adaptándose perfectamente a lo que buscan los coleccionistas más exigentes.

Es momento de entender que el valor excepcional no siempre proviene de materiales preciosos. Este descubrimiento numismático nos demuestra que el auténtico valor puede residir en otros aspectos como la rareza, la historia que encierra o su estado de conservación.

Estamos ante un tipo de moneda que puede acompañarnos hacia una situación destacada, con elementos fundamentales que la distinguen de otras piezas. Sin duda, ha llegado el momento en que la realidad nos hace reaccionar ante una moneda verdaderamente impresionante, convirtiéndose en una de las más valiosas que pueden caer en nuestras manos.

El verdadero valor numismático trasciende el material del que está hecha, demostrando que lo excepcional a veces se encuentra más allá de lo evidente.
Los expertos en numismática consideran que piezas como esta representan no solo una inversión económica sino también histórica y cultural. Su escasez en el mercado, combinada con el creciente interés de coleccionistas de todo el mundo, ha provocado que su cotización se dispare en las principales subastas internacionales, estableciendo récords que parecían inalcanzables para monedas no compuestas de metales preciosos tradicionales.

La moneda más valiosa es esta

El primer dólar de plata acuñado por un estado recién nacido, los Estados Unidos, es el que ha llegado a venderse por casi 11 millones de dólares. Caja Rural de Navarra nos sumerge directamente en la historia de esta moneda que es más antigua de lo que parece.

Tal y como nos explican estos expertos: «Tras el descubrimiento de América en 1492, cuya colonización se llevó a cabo por varias naciones en distintas épocas, el gobierno británico no deseaba exportar monedas de plata en aquel momento, ni que las colonias imprimieran su propio dinero, como consecuencia de ello, en el territorio comenzaron a convivir monedas fabricadas en el lugar como las procedentes de los países colonizadores: desde táleros alemanes, libras británicas o monedas españolas. Con esta variedad de monedas, el sistema monetario no estaba regulado o estandarizado, y las formas de pago eran totalmente aleatorias y distintas en cada colonia: el dólar español, el tabaco, la madera, el maíz, pero también artículos como botones de bronce…».

Siguiendo con la misma explicación: «En el siglo XV, más concretamente en el año 1497, los Reyes Católicos instauraron la reforma monetaria que implementó el real de a ocho. Esta moneda era conocida también como el «peso fuerte» o Carolus (en latín) y denominada en inglés la Spanish milled dollar (dólar español). Esta moneda estuvo circulando más de tres siglos gracias a la estabilidad de la plata y se convirtió en todo un referente para otras monedas de la época. Debido a su uso tan extendido, fue la principal divisa a nivel mundial y también un modelo a seguir para las próximas monedas. Fue la primera de uso legal en EE. UU., hasta que desapareció en 1857 cuando, mediante una ley, se desautorizó su uso».

Las primeras monedas han sido las que han dado una serie de detalles que marcarán ese valor que más allá del material en el que están hechos: «La Guerra de Independencia comenzó en Estados Unidos en el año 1775, una guerra que necesitaba una gran financiación. Para unificar las transacciones y hacer frente a los gastos del conflicto, el Congreso Continental -integrado por los representantes de las 13 colonias de la Norteamérica británica-, permitió la emisión de una moneda continental (dinero fiduciario). El problema de las falsificaciones surgió rápidamente, al no estar respaldado por un activo como la plata o el oro y muy pronto perdió valor. Motivo por el que surgió el dicho: not worth a Continental («no vale ni un continental»). Para rescatar la economía que se derrumbaba, nombraron desde el Congreso a Robert Morris (firmante de la Declaración de Independencia), Superintendente de Finanzas de los Estados Unidos. Junto a Alexander Hamilton y Albert Gallatain, creó en 1782 el primer Banco de Norteamérica financiado con divisas francesas, país que había sido aliado contra Inglaterra en 1777. En 1783, tras la victoria, se lanzó la primera moneda de los EE.UU. cuyo nombre era Nova Constellatio y se prohibió que los estados pudieran acuñar su dinero propio. Es decir, solo el gobierno federal podría hacerlo. Unos años más tarde, el 2 de abril de 1792, el dólar se convirtió en la moneda oficial de los Estados Unidos como unidad de circulación a través de la Ley de Monedas del Congreso por orden del Gobierno».