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La historia completa: el día que Barcelona rechazó la Torre Eiffel

La ciudad de Barcelona podría ser estéticamente muy diferente, siendo un referente mundial si hubiera aceptado una Torre Eiffel a la que dijo que no

¿Una torre Eiffel…en Londres?

  • Gemma Meca
  • Licenciada en Historia, máster en Periodismo y Comunicación Digital. Redactora en Ok Diario. Cuento historias, soy amante de los astros, sigo a la luna, los TT de Twitter y las tendencias en moda. Experta en noticias de consumo, lifestyle, recetas y Lotería de Navidad.

La ciudad de Barcelona podría ser estéticamente muy diferente, siendo un referente mundial si hubiera aceptado una Torre Eiffel a la que dijo que no. La historia lo pone todo en su sitio, especialmente cuando estamos ante una serie de acontecimientos que tendrían que vivirse dos veces para poder tomar la decisión adecuada.

Si los barceloneses hubieran sabido la repercusión mundial que tiene la Torre Eiffel quizás hubieran aceptado que la instalasen en su ciudad, aunque quizás sin Paris esta torre no será lo mismo. Hubo un momento en el que podría haber llegado esta famosa torre a España, pero pasaría de largo ante una negativa de la ciudad de Barcelona.

La Torre Eiffel podría estar en Barcelona

En un mundo distinto, en una realidad que quizás no conocemos, la torre Eiffel está en Barcelona ya que era el lugar en el que su creador pensaba montarla coincidiendo con la exposición universal. Una obra magna de un experto que no dudó en viajar a esta ciudad española para exponer su obra.

La estética de hierro y demasiado industrial de este elemento no gustó, por lo que se creía que podría acabar con la belleza de una Barcelona que se abría a una exposición, pero sin determinados elementos que pudieran afectarle. La idea de crear una estructura de este tipo no había emocionado a los habitantes de esta ciudad que querían todo lo contrario.

No estaban preparados para tener una estructura de hierro en una ciudad milenaria que mira más hacía unos días en los que todo el mundo la mirará. Esta exposición universal fue la puesta de largo de una Barcelona que dijo alto y claro que ‘no’ a la Torre Eiffel, un monumento que no estaba hecho para ella.

Su creador sabía que tenía un buen proyecto, pero quizás no había elegido la ciudad ideal. Barcelona optó por otro tipo de estructura para conmemorar su exposición universal. De hecho, la torre Eiffel que se presentó al proyecto de 1888 era una desmontable. Es decir, tampoco hubiera estado en pie mucho más tiempo, distinta de la que se eligió para París, que un año después celebraría su exposición universal, coincidiendo con una fecha muy especial.

Son momentos de la historia distintos y formas de ver el mundo que cambian por completo. El paso del tiempo ha dado lugar a algunas modificaciones que, desde la perspectiva actual, quizás se ven distintas.

La Torre Eiffel de París

El proyecto no cuajó en Barcelona, pero el creador de esta idea de torre ya la había presentado a otras ciudades europeas, la que terminó aceptando fue París y lo hizo en un aniversario muy especial. La exposición universal de 1889 coincidía con los 100 años de la revolución francesa. Se hizo un gran concurso que acabó ganando este proyecto.

Tal y como figura en su página web: “Las primeras excavaciones se realizaron el día 26 enero 1887. El día 31 marzo 1889 finalizó la construcción de la torre en un tiempo récord (2 años, 2 meses y 5 días), lo cual se consideró una auténtica hazaña técnica.”

La web de la Torre Eiffel aclara que: “La apuesta era «estudiar la posibilidad de levantar sobre el Campo de Marte una torre de hierro, con una base cuadrada, con 125 metros de lado y 300 metros de alto». Seleccionado entre 107 proyectos, se aceptó el de Gustave Eiffel, empresario, Maurice Koechlin y Emile Nouguier, ingenieros y Stephen Sauvestre, arquitecto.

Los dos ingenieros principales de la empresa Eiffel, Émile Nouguier y Maurice Koechlin, en junio 1884 tuvieron la idea de una torre muy alta, diseñada como un gran pilar con 4 columnas separadas en la base a modo de patas que se unían en la parte superior, unidas entre sí por vigas metálicas dispuestas en intervalos regulares.

El proyecto de la torre era una extensión de este principio con una altura de 300 metros, es decir, el equivalente a la cifra simbólica de 1000 pies de los soportes de puentes. El 18 de septiembre de 1884 Eiffel patentó “un nuevo diseño que permitía construir soportes y postes metálicos capaces de alcanzar una altura superior a 300 metros”.

Para hacer el proyecto más aceptable de cara a la opinión pública, Nouguier y Koechlin solicitaron al arquitecto Stephen Sauvestre para que trabajara en la apariencia del proyecto.”

Por lo que, con un proyecto nuevo, la de Barcelona hubiera medido 100 metros y ser desmontable, esta sería fija y se alzaría con 300 metros, toda una obra de ingeniería que llegaría en un momento clave de la historia del país. Gustave Eiffel por fin vería su torre perfectamente construida y vería destacar una serie de elementos que quizás nos sorprenderían. Una torre de hierro que se ha convertido en el símbolo de toda una ciudad y un país.