Cultura

Muere el escritor italiano Andrea Camilleri a los 93 años

El escritor italiano Andrea Camilleri ha muerto este miércoles 17 de julio a los 93 años de edad en el Hospital Santo Espíritu de Roma.

El siciliano (1925-2019) se encontraba ingresado en el centro desde hacía 25 días como consecuencia de un paro cardíaco. Sus condiciones de salud habían empeorado en las últimas horas, según ha informado el centro hospitalario.

Camilleri ha sido una de las figuras más prolíficas en la escena artístico-cultural del siglo pasado, pasando por diferentes formas de narración, con el mismo éxito durante más de 60 años.

Después de una larga carrera como director de teatro, televisión y radio, en 1978 hizo debutó en la narrativa infantil y en 1994 creó la exitosa serie del comisario Montalbano, el protagonista de muchas novelas y de una serie televisiva. Entre los innumerables pgalardones recibidos por Camilleri, destaca el premio Campiello 2011 a toda su carrera.

Comisario Montalbano

Contaba Andrea Camilleri que antiguamente en su Sicilia natal había hombres que iban de pueblo en pueblo narrando historias a los vecinos y que al terminar sus relatos pasaban su gorra entre la audiencia para recibir algunas monedas.

Camilleri decía que él se sentía justamente así, como un contador de historias, y que se consideraba enormemente recompensado por el afecto de sus (millones) de lectores, incondicionales de una saga que empezó a publicar cumplidos los setenta y que, en apenas un cuarto de siglo, alcanzó el medio centenar de títulos.

El escritor contaba todo esto una tarde de otoño en su casa de Roma, hace ya más de diez años. Hablaba Il Dottore y el tiempo se detenía. Por más que pasaban los minutos, nunca se hacía de noche y uno no sabía si aquello era una licencia literaria que se había tomado el autor objeto de la entrevista.

Il Dottore acababa de ganar el Premio Internacional de Novela Negra de RBA por «La muerte de Amalia Sacerdote». Fue la excusa perfecta para repetir, por fin cara a cara, las conversaciones telefónicas que por aquel tiempo mantenían la Agencia Efe y el celebrado autor italiano con cierta frecuencia, más o menos cada vez que se publicaba en español uno de los libros de su intensa obra.

Aquellas entrevistas tenían una especie de secciones fijas, cada una con su propio protagonista. Después de algunas preguntas de cortesía sobre su salud -que siempre era buena, a pesar de que Camilleri era un fumador recalcitrante- el siguiente argumento solía ser el estado de ánimo de Salvo Montalbano, de quien su autor hablaba como si hubiera tomado café con él hace un par de días.

Camilleri disfrutaba haciendo envejecer a su personaje novela tras novela. Le divertía dirigirle por caminos que él mismo había transitado antes: le llenó de achaques y le agrió el carácter, pero nunca le dejó caer en el lado oscuro. Montalbano, como su autor, mantuvo sus principios intactos hasta la última página.