El autismo y su relación con la calidad del aire
Por desgracia, cada vez son más los estudios que advierten que la humanidad ha escogido un mal camino para la supervivencia de la especie y el bienestar del propio planeta. Ahora, un nuevo informe avisa que el autismo podría estar relacionado con la mala calidad del aire que respiramos.
No hay que olvidar que los seres humanos somos producto de este planeta, y este es el único lugar en el que podemos vivir y sobrevivir como especie. Si no aprendemos a cuidarlo mejor y lo respetamos como fuente de vida, estamos condenados y condenando a un sinfín de especies que nada tienen que ver con las prácticas y la ambición humana.
En la Universidad Monash de Australia han realizado la enésima prueba que muestra que el desarrollo infantil está directamente relacionado con la calidad del aire, incluso mostrando que podría verse afectado el desarrollo del autismo.
Para realizar este estudio, los investigadores se han centrado en ciudades de China, ya que allí existen niveles de contaminación estratosféricos. Así pues, analizaron datos de niños que viven en aquel país y que no superaban los tres años.
El autismo y la mala calidad del aire que respiramos
Entre los datos aportados, mostraron que la contaminación que provocan principalmente los vehículos y la industria aumenta la posibilidad de desarrollar problemas como Trastornos del Espectro Autista hasta en un 78%.
Como base, tomaron a 124 niños autistas junto con otros 1240 que no lo son y han recopilado información al respecto durante nueve años. Entre las conclusiones obtenidas, se demuestra que el cerebro infantil en desarrollo es más vulnerable a entornos hostiles expuestos a toxicidades de la contaminación.
Junto a este estudio, otras investigaciones advierten del impacto de la contaminación y la mala calidad del aire en el sistema inmune humano y las funciones cerebrales. Por eso se encuentra un vínculo tan potente entre el autismo y la falta de equilibrio medioambiental. No obstante, queda mucho por investigar y explorar en este campo.
Hemos de recordar que a menor tamaño de la partícula del aire, mayor es la facilidad para penetrar en el cuerpo humano, llegando a los pulmones y al torrente sanguíneo. Así que, cuanto procede de fábricas e industrias, tiene relativa facilidad para llegar a nuestro organismo.
Según la OMS, más de 4 millones de personas mueren cada año por la mala calidad del aire. Así que, sin duda, comienza a ser el momento de que cambiemos nuestro modelo productivo y apostemos por industrias menos contaminantes y más respetuosas con el medio ambiente.
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